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Vocación suicida y desprecio por la gente

El verano electoral ya está a toda marcha. La inscripción de las distintas planchas presidenciales y la conformación de las listas parlamentarias, aún no definidas totalmente, muestran, una vez más, el desprecio de la mayoría de partidos nacionales por la gente. El espectáculo que vienen dando todos en la selección de sus representantes, resulta simplemente deplorable. Si la conformación de las planchas presidenciales trajo distintas sorpresas, el proceso de selección de los candidatos al Congreso viene siendo una exhibición de la irresponsabilidad que caracteriza crecientemente a nuestro sistema político y de la voluntad suicida de las agrupaciones que pretenden gestionarlo.
El partido de gobierno abrió fuegos en esta nueva etapa del show en que están convirtiendo el proceso electoral. La renuncia ante las cámaras de televisión de su candidata Mercedes Aráoz, enfrentada desde semanas atrás con Jorge del Castillo, quien fuera su principal promotor, no fue suficiente para esconder la guerra interna de un partido dividido en bandos, que no logró convocar ni a la vigésima parte de su declarada militancia a su proceso electoral interno para designar sus aspirantes al parlamento. Los enfrentamientos entre sus dirigentes más caracterizados se han sucedido en todas las regiones del país y continúan las denuncias de fraude en su parodia de comicios internos, en medio de la satisfacción de Alan García, quien dejó caer con gesto adusto pero sin mayor preocupación, una candidatura que alentó a todas luces. El mandatario, según distintas voces que lo conocen bien, se apresta a «refundar» hacia el 2016, la histórica agrupación que destrozó sistemáticamente los últimos años.
El proceso interno del Partido Popular Cristiano no fue mejor. Agobiado por una aguda crisis interna y por las sucesivas derrotas de su principal figura, Lourdes Flores, su «refugio» tras la candidatura de Pedro Pablo Kuczynski (PPK) no le alcanzó para resolver sus diferencias. El proceso de designación de sus candidatos al Congreso desnudó la naturaleza de sus pugnas internas. La renuncia de la congresista Florián, el enfrentamiento abierto entre su secretario general y su lideresa máxima y los intentos desesperados de la congresista Alcorta por mantenerse en la nómina congresal, aunque sea como invitada por PPK, demuestran que el supuesto debate entre «institucionalistas» y «renovadores» no es más que un discurso para disimular el interés y la ambición por el cargo público.
En Solidaridad Nacional, el escándalo suscitado alrededor de su candidata a la vicepresidencia, acusada de lograr esa posición tras comprometer un «jugoso» aporte a la campaña, ha hecho que la definición de su lista parlamentaria, sea tan sigilosa y silenciosa como su candidato presidencial, aunque es evidente que en ella y en lugares prominentes, figurarán actores de sonados escándalos, como el congresista Menchola. Por su parte, Perú Posible, que era el partido que mejor venía manejando su posicionamiento, también decidió entrar al espectáculo. Demostrando parte de la soberbia y la frivolidad que caracterizaron su gestión anterior, en su lista parlamentaria insiste en figuras fuertemente cuestionables como José Luis León, Juan Ramírez Canchari y Pilar Fleitas, por señalar algunas de ellas, comprometidas en diversos escándalos que le generaron costos importantes en su gestión anterior.
Fuerza 2011, por su parte, cumple con su rol en el espectáculo. Su lista parlamentaria, ya presentada en medio de acusaciones de venta de puestos, es una mixtura de parientes del ex Presidente, algunas de las figuras más oscuras de la década pasada que vuelven por su revancha, muchos congresistas que van por la reelección y algunos «imanes de taquilla» como Leyla Chihuán. Como será ésta que el congresista Souza optó por retirarse. En el caso de Gana Perú, que anunciara múltiples «filtros» para no repetir su lamentable experiencia del 2006, es evidente que la procesión sigue por dentro. Aunque no se conoce su lista definitiva, lo que ya es índice de sus problemas, todo indica que la pugna por los puestos es muy grande y que terminará dejando fuera de carrera a distintos aspirantes, muchos de los cuales eventualmente con mayores méritos y capacidades que los que finalmente sean designados.
Así las cosas, cabe la posibilidad de que el futuro Congreso de la República sea aún peor que el actual. Los partidos nacionales parecen decididos a que así sea. Con este comportamiento, los más de ellos ratifican su desprecio por la gente y afirman su voluntad suicida. La tragedia es que con su conducta debilitan aún más nuestra pobre democracia.
desco Opina / 21 de enero de 201
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1 comentario:

Fernando Eguren dijo...

Más que vocación suicida es, en efecto, desprecio por la gente y por la política.