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Tomando el pulso a la Nación

Mientras la economía mundial se agita principalmente por el conflicto bélico iniciado por Rusia, nuestro paisaje nacional se remueve principalmente, por ahora, por los temblores recurrentes de la crisis política permanente que afecta al país.

Hay un contubernio en marcha que se sustenta en la voluntad nada oculta de nuestros políticos por aferrarse a la cuota de poder que han alcanzado dentro del Estado. La pretensión de ganar a cualquier precio en el corto plazo, lleva al colapso del país en el mediano plazo. Se aprecia así, como el cuestionado Ministro de Salud alaba las virtudes profesionales de uno de los principales dirigentes del fujimorismo en el Congreso al tiempo que esta bancada se niega a sumarse al pedido de interpelación del Dr. Condori, cuestionado por el propio Colegio Médico al que pertenece. 

Esta alianza populista fujicerronista se manifiesta también en su oposición al adelanto de elecciones generales, en acuerdo con otros sectores de la derecha que en el Congreso avanzan en su afán de acabar con el tibio intento de reforma política. Así, votaron juntos por la ley que suspende las primarias para las elecciones municipales y regionales de octubre y aprobaron extender el plazo para la inscripción del padrón de afiliados, además de suspender las causales de cancelación de la inscripción de partidos y movimientos regionales.

La pugna por vacar al presidente Castillo se repite una vez más, aunque se sabe bien que en los predios congresales no se cuenta con los votos necesarios para tal propósito y convocar a nuevas elecciones. Al mismo tiempo, la medida se reitera en términos de limitar el proceso a solamente elecciones de un nuevo poder Ejecutivo cuando en realidad el desgaste y pérdida de legitimidad es mayor en el poder Legislativo y suena inviable que de ocurrir lo uno no se lleve a cabo una renovación total del Congreso.

Nada de lo expresado debe entenderse como el apoyo al desacertado ejercicio de gobierno del Presidente de la República quien, a todas luces ha abandonado sus banderas de cambio y solo parece interesado en sobrevivir en un mar de mediocridad pese a algunas expectativas que ya pocos mantienen.

El flagelo persistente de la corrupción alimenta las raíces del descontento diario, aunque en realidad, muy pocos peruanos se escandalizan en serio con el sistema institucionalizado de los de arriba y los de abajo y su penetración en el Estado. En esos términos es como se hacen negocios –formales e informales– en el Perú del neoliberalismo de los últimos treinta años. Como si fuera poco, la Fiscalía de la Nación enfrenta una situación en la que por falta de quorum de sus miembros titulares deberá encargar interinamente la dirección de esta importante institución ya que el mandato de su actual titular vence esta semana. Las mismas instituciones responsables de evitar y luchar contra la corrupción son demasiado débiles para cumplir con su cometido, o se ven comprometidas por la influencia de los transgresores mismos.

Situación más grave es la del Tribunal Constitucional, conformado casi en su totalidad por miembros cuyos cargos han vencido hace mucho tiempo y no son reemplazados por la incapacidad del Congreso Nacional para asumir la selección y elección de los nuevos miembros. Sin embargo, toman decisiones que avivan el enfrentamiento entre peruanos al emitir fallos sumamente cuestionables como el permitir la excarcelación de Alberto Fujimori, tras la restitución de su irregular indulto por parte del expresidente Kuczynski.

En medio de ese escenario, en verdad caótico, las organizaciones de la sociedad civil tienen que ser propositivas y no sólo cuestionadoras. Lograr esto, en un contexto de pobreza y de desencanto con la democracia, no es fácil. La propuesta del expresidente Sagasti de apelar a la recolección de firmas para presentar un proyecto de ley de reforma constitucional que recorte el mandato presidencial y congresal, adelantando las elecciones generales, no es algo que pueda hacerse rápidamente y requiere de una voluntad política y respaldo organizativo que por ahora no existen.

Las clases sociales, los grupos y las instituciones también pueden ser actores más allá de la escena oficial del Estado: como los sindicatos, las comunidades campesinas y nativas, las iglesias; tal como lo hacen los periódicos, la radio y la televisión que defienden sus propios intereses y filtran la información. Ese escenario, más amplio que el oficial y oficioso no lo compartimos, y eso dificulta mucho resolver la confrontación actual de manera inteligente como producto de un diálogo informado.

 

desco Opina / 25 de marzo de 2022

Se busca: gestión municipal que garantice derechos de las mujeres

 

A propósito del Día Internacional de la Mujer se visibilizan las múltiples luchas de las mujeres por avanzar en la igualdad. Las ciudades generan acciones de impacto colectivo y estrategias que denuncian las múltiples violencias hacia las mujeres.

De cara a las próximas elecciones municipales, poco se conoce de las propuestas para trabajar en torno a los derechos de las mujeres. Mientras tanto, en el espacio público y en el privado, las mujeres siguen muriendo, son acosadas, obtienen menos ingresos y terminan siendo más vulnerables a cualquier edad. En un contexto social regional de arremetida fundamentalista antiderechos, es vital y siempre lo fue, la vigilancia de las organizaciones de mujeres y las plataformas de la sociedad civil, atentas ante cualquier situación que vulnere los derechos o amenace con el retroceso.

La Agenda Política de las Mujeres por la Ciudad de Lima, documento colectivo que integra problemáticas y demandas interdistritales y propuestas de alcance metropolitano para que sean atendidas por las autoridades, es un paso hacia la articulación de las organizaciones de las cuatro zonas de Lima alrededor de una misma agenda. Recogemos algunos énfasis planteados por las lideresas de organizaciones de Lima, durante el IV Encuentro Internacional de Agendas de Mujeres por el Derecho a la Ciudad, que debieran tomarse en cuenta en la cercana campaña electoral municipal.

La ciudadanía demanda la garantía de la salud y alimentación para la población escolar a nivel nacional, especialmente en familias de las zonas urbanas menos favorecidas. Junto al nivel de aprendizaje alcanzado, resulta vital hoy, que la gestión entrante pueda garantizar la alimentación y la salud de los escolares de mayor vulnerabilidad social.

Es urgente proteger el derecho a la educación sexual como parte de los aprendizajes esenciales para la vida de las y los estudiantes de todos los niveles educativos. Los gobiernos locales y el Minedu deberán orientar adecuadamente el programa presupuestal existente, para evitar la deserción de las adolescentes, especialmente afrodescendientes, migrantes y embarazadas por falta de educación sexual integral.

La pandemia fortaleció la vigilancia comunitaria en temas de salud, educación y seguridad alimentaria, demostrando el potencial de las lideresas comunitarias para coadyuvar en los aprendizajes escolares, con o sin internet. Un gobierno local comprometido con el proyecto educativo local brindará el respaldo formativo para ellas y para todas y todos.

Por su parte, el sistema de atención a la salud mental de las mujeres y en especial de quienes son víctimas de violencia, requiere estrategias adaptadas a la realidad de cada territorio, sin estandarizaciones, con protocolos según las configuraciones culturales y sociales de cada zona y en ello, el compromiso de los gobiernos locales y en especial las gerencias de la mujer son aliados fundamentales para la supervisión de todos los actores involucrados.

Violencia grave hacia las ciudadanas es la salud pública privatizada que impacta más a quienes menos tienen. La atención gratuita no debe ser un asunto de suerte, sino la garantía del derecho a la salud para todas, todos, todes, cualquiera fuere la condición de salud.

Por otro lado, es urgente que las municipalidades regulen el servicio de cuidado para mujeres cabeza de familia que salen a trabajar. La ausencia de políticas locales de cuidado efectivas, es una forma de violencia social que debe ser discutida y valorada en la vida privada y en el ámbito público, visibilizando el aporte a la economía local. Para inspirar a los candidatos se puede revisar, por ejemplo, las experiencias y reflexiones efectuadas en países cercanos.

Empoderar a las mujeres implica invertir en la educación en el espacio comunitario, desarrollar estrategias de adaptación a las nuevas tecnologías y medios para el emprendimiento, tomando en cuenta las reglas de juego de la virtualidad. La falta de acceso a internet es hoy una barrera grave que requiere una gestión municipal creativa capaz de dar soluciones tecnológicas de acceso y laboratorios de negocios con facilidades adecuadas a ello.

Las lideresas que están al frente de sus comunidades, no pueden estar desvinculadas del sistema educativo “formal” pues son un agente educativo potente, creíble y fundamental para la sociedad. Las verdaderas influencers. Por ello, formarse en tecnologías no es una cuestión generacional ni suntuaria, sino un derecho para lograr autonomía.

Los espacios comunitarios que albergan múltiples servicios, comedor, aula de clases multinivel, espacio de organización vecinal, son también un lugar para el desarrollo de capacidades y liderazgos y especialmente el cultivo del talento humano de nuestra ciudad.

Un gobierno local comprometido con las mujeres puede desarrollar, más allá de lo productivo, procesos de educación comunitaria y técnica en alianza con entidades educativas locales como Centros de Educación Técnico-Productiva (Cetpro) e institutos.

Las organizaciones de mujeres seguirán vigilantes para evitar retrocesos en los derechos, sin embargo, el desafío de los nuevos gobiernos locales es escucharlas, trabajar en articulación con las organizaciones, tomar nota de las propuestas y emprender sus planes con el mismo entusiasmo que cada 8 de marzo congrega a todas las organizaciones de la ciudad y a las plataformas que las respaldan, para que nuestras luchas sean una sola.

 

desco Opina – Regional / 18 de marzo del 2022

descoCiudadano

Una película cada vez más gastada

 

El Congreso de la República finalmente le dio la investidura al gabinete liderado por Aníbal Torres que obtuvo la confianza gracias a 64 votos a favor, 58 en contra y 2 abstenciones; cuatro votos menos que su antecesora, Mirtha Vásquez, y nueve menos que Guido Bellido. Si nos guiamos por las encuestas de febrero, la opinión pública apostaba por un resultado ajustado 47% creía que el Congreso debía darle la aprobación frente a 49% que apostaba por la negación de la confianza a diferencia de lo que ocurriera meses atrás con lo que se pensaba entonces de su antecesora que registraba 18 puntos más.

La presentación del nuevo equipo ministerial se producía en un escenario de constante desgaste del Ejecutivo aumentando la incertidumbre sobre el resultado. En febrero la aprobación del mandatario, según la encuesta citada, siguió cayendo, aunque lentamente; al final de ese mes la designación de Torres como Presidente del Consejo de Ministros era rechazada por el 54% de los encuestados, en un escenario en el que 68% de aquellos entendía que el gobierno estaba cumpliendo poco o nada de sus promesas y señalaban como sus limitaciones mayores el nombramiento de ministros cuestionables y el manejo de la corrupción.

En ese marco, en sentido estricto, el mayor capital del Ejecutivo cuya debilidad es un dato desde las primeras semanas del gobierno, es la precariedad del Legislativo aprobado por apenas el 14%, mientras que su Presidenta alcanzaba el 20%, cayendo ambos seis puntos en relación al mes anterior. En otras palabras, números aún peores que los del Ejecutivo que llevan a imaginar crecientemente la convocatoria a elecciones generales como la salida al enfrentamiento entre ambos poderes que se inició desde el día uno del gobierno.

La asistencia de los ministros al Congreso, antecedida por la censura del exministro de Transportes y Comunicaciones, blindado hasta entonces por el oficialismo tanto como por los sectores más duros de la oposición evidenciando las coincidencias prácticas que mantienen alrededor de diversos temas transporte, educación superior y rol de Sunedu, minería informal e ilegal, enfoque de género, etc., despertó menos expectativas que las anteriores. Su presentación, si alguna sorpresa tuvo, fue la recurrente alusión del Premier a la necesidad e importancia de la concertación entre ambos poderes del Estado. Empezó y terminó haciendo invocaciones en esa dirección, interesado como en toda su intervención, en las formas antes que en el fondo, alimentando la desesperación de sus mayores críticos.

En sentido estricto la presentación ministerial fue una expresión más de la falta de una orientación programática mínima en el gobierno. Más allá de los temores que éste sigue generando entre los sectores más recalcitrantes que insisten en tomar la calle y se mantienen febrilmente convencidos de su rumbo al comunismo, quedó claro que no existen propuestas de cambio importantes en ninguna dirección donde algunos tímidos intentos anunciados por el gabinete anterior, como la reforma tributaria, se desvanecieron en el discurso predominando la parálisis y la instalación en los distintos campos que fueron abordados ante el Congreso. Al final de cuentas una presentación burocrática destinada a cumplir con un rito innecesario y a presentar lo que desde el Ejecutivo se entienden como los éxitos de su gestión en este corto tiempo, guardando silencio sobre cualquier cosa que parezca reconocimiento de errores o debilidades, es decir, sin asomo de autocrítica alguna.

Quienes se durmieron esperando la negación de la confianza tras la sucesión de altisonantes y reiterados señalamientos, incluidos aquellos realizados por más de un integrante de la bancada oficialista, despertaron el 8 de marzo para sorprenderse con los resultados. Con los votos de Perú Libre, Perú Democrático, Juntos por el Perú y 12 de los 15 votos de Acción Popular, a los que se sumaron algunos integrantes de APP, Podemos y Somos Perú, el cuarto equipo ministerial de este gobierno logró su aprobación. Mientras Renovación Popular y Avanza País apostaron desde antes de su presentación por el rechazo a Torres, Fuerza Popular se movió entre la abstención y el voto en contra hasta estar seguros del resultado que se produjo, más interesados en el futuro del Tribunal Constitucional que en el nuevo gabinete, esperando el juego más largo de la vacancia con el que están comprometidos. Todos ellos conscientes de que Acción Popular, más que Alianza para el Progreso, tiene una lógica de sobrevivencia y reproducción –ambas agrupaciones apuntan con cierta ventaja a los comicios regionales y municipales– que le permite negociar tanto la atención a sus distintas clientelas electorales cuanto la gestión de beneficios particulares.

Imaginarse lo que sigue no es muy difícil. Desde el Congreso, incluyendo a muchos de quienes votaron por la confianza, la interpelación y eventualmente la censura de varios de los ministros, donde Condori, Chavarry e Yldefonso ocupan los primeros lugares de la fila. Como primer plato, acompañada del pedido de vacancia que apunta a forzar la presencia presidencial ante el Congreso; como plato de fondo, el afán por llegar a los 87 votos que les permitirían liquidar al mandatario. Desde el Ejecutivo, la tranquilidad que les produce el relativo blindaje que muestran frente a la vacancia, parte del capital de Vladimir Cerrón, y la convicción que pueden seguir sacrificando ministros como parte de la negociación permanente. Las acciones del gobierno responden cada vez más a su afán de sobrevivencia en medio de una profunda polarización y una precariedad política de todos los actores. Castillo parece capaz de pactar con quien sea, casi cualquier cosa, con tal de no ser derrocado; su comportamiento, sin embargo, no es muy distinto al de la mayoría de integrantes del Congreso. Sus debilidades y limitaciones tampoco.

Estamos entonces frente a una película que se repite en su argumento y en la pobreza de sus actores. Más allá de la tregua que supone el voto de confianza, la sensación de crisis política permanece en la gente, que aunque sostiene que ésta le afecta mucho, no llega aún a la protesta, porque se siente distante de la institucionalidad. Como es obvio, no hay mal que dure indefinidamente ni cuerpo que lo resista.

 

desco Opina / 11 de marzo de 2022