En Ecuador, el tercer mandato del presidente Correa se acerca a su
final. Ya el mandatario anunció que no participará en el siguiente proceso
electoral, que se convocará en agosto. Su administración enfrenta fuertes
críticas internas. Como se sabe, incluso los socios iniciales de su proyecto
han pasado a ser férreos opositores acusándolo de abandonar la agenda con la
que ganaron las elecciones y de la falta de espacios de diálogo y de expresión
del movimiento social.
En este contexto, Quito será sede de Hábitat III, la Conferencia de Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible a realizarse en octubre de 2016. Y para la
organización del acostumbrado foro social alternativo a la conferencia oficial,
en el ámbito local se ha conformado el “Comité Popular por la Defensa del Territorio” que ha entrado ya en diálogo con las
organizaciones de alcance global que acompañan estos procesos, como la Coalición Internacional por el Hábitat (HIC) y la Alianza Internacional de los Habitantes (AIH), entre otras.
El objetivo del foro social, denominado “Resistencia Hábitat III” es
levantar una Agenda Autónoma Hábitat III desde las necesidades de la comunidad
y el derecho a tener ciudad. Bajo el lema “Otra
ciudad es posible” el foro se propone analizar los documentos oficiales de
Hábitat III y difundir ante la opinión pública una versión crítica que ayude a
poner en evidencia los impactos de las decisiones que se adopten globalmente
respecto al ambiente, la economía y la convivencia en las ciudades. Aquí es
donde aparecerán temas de interés para las comunidades urbanas, pero soslayados
por la agenda oficial: violencia barrial, micro-tráfico, inseguridad,
gentrificación, entre otros.
En este camino hacia Hábitat III ni ONU-Hábitat,
ni el Secretario General de la ONU, aportaron elementos para revisar los
alcances de Hábitat II (1996), ni para formular las directrices de los informes
nacionales de Hábitat III. En este desinterés se funda el temor de que no sean
evaluados adecuadamente los compromisos globales asumidos hace dos décadas;
entre otros, garantizar vivienda adecuada para todos y generar asentamientos
humanos sustentables. Por ello, la Coalición Internacional por el Hábitat (HIC)
exige que se conserven íntegros los compromisos y el formato de Hábitat II (1996) –exigencia
ya manifestada en el 7º Foro Urbano Mundial en Medellín en 2014 y en el
PrepCom1 en Nueva York, también en 2014– y plantea tres necesidades
principales: 1) que los procesos en esta nueva Conferencia Mundial deben ser al
menos tan inclusivos como los de Hábitat II; 2) que debe mantenerse el
principio de una “agenda Hábitat” y no reducirla a una "agenda urbana” que
resulte más divisiva; 3) que los derechos humanos y la buena gobernanza deben
seguir guiando las políticas de asentamientos humanos, tal y como se acordó en
la primera Conferencia Mundial de Hábitat, (1976).
desco Opina - Regional / 23 de
junio de 2016
Programa Urbano
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