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¿Dónde quedó la agenda ambiental?

 

El reciente debate de los equipos técnicos de las dos fuerzas en contienda en esta segunda vuelta electoral, evidenció que más allá de un discurso genérico sobre el tema, no se mostraron propuestas claras y concretas en lo relacionado a los retos y desafíos de la agenda ambiental en el país.

La vulnerabilidad y desastres a los que estamos expuestos frente a eventos climáticos es un asunto harto conocido en el país; para nadie es un secreto que, por nuestras características territoriales y ambientales, debemos actuar frente a la degradación ambiental, prepararnos ante las vulnerabilidades climáticas y la pérdida de los ecosistemas. En síntesis, actuar para orientarnos hacia un tránsito a una economía baja en carbono, y fortalecer la institucionalidad ambiental en los diferentes niveles de gobierno con una participación efectiva de la sociedad civil.

A nivel global contamos con diversos pactos y acuerdos internacionales, los cuales han sido firmados por el Estado peruano y otros como el Acuerdo de Escazú, que fue enviado al archivo, pues el Congreso de la República denegó su ratificación en octubre de 2020. Es necesario que las fuerzas en contienda expresen claramente su posición sobre este acuerdo, en cuanto su aprobación permitiría garantizar la implementación plena y efectiva de los derechos de acceso a la información ambiental, participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales y acceso a la justicia en asuntos ambientales, así como la creación y el fortalecimiento de las capacidades y la cooperación, contribuyendo a la protección del derecho de cada persona, de las generaciones presentes y futuras, a vivir en un medio ambiente sano promoviendo el desarrollo sostenible.

En la misma línea, contamos con el Acuerdo Nacional, que en la política 19 sobre desarrollo sostenible y gestión ambiental, identifica lineamientos para la acción política y programática para integrar la política nacional ambiental con las políticas económicas, sociales, culturales y de ordenamiento territorial, para contribuir a superar la pobreza y lograr el desarrollo sostenible del Perú. Asimismo, está el eje estratégico 6 sobre Recursos naturales y ambiente del Plan Bicentenario, que entre sus prioridades identifica la importancia del aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, la apuesta por mejorar la calidad ambiental de aire, agua y suelo en provecho de la sostenibilidad de la biodiversidad, asegurar la disponibilidad del recurso hídrico en todo el territorio nacional y adaptar el desarrollo del país al cambio climático. Y así podemos seguir refiriendo una cantidad importante de políticas y propuestas, algunas en proceso de implementación y otras aún pendientes de desarrollo. Propuestas e iniciativas existen sobre la mesa, que bien podrían ser revisadas y asumidas como tales para un futuro plan de gobierno.

La sociedad civil no se ha quedado atrás, y desde hace mucho tiempo viene movilizándose, denunciando la destrucción de la naturaleza y presentando propuestas para proteger el medio ambiente. Sin embargo, las mafias e intereses económicos que violan derechos fundamentales de personas y comunidades en diversas regiones del país, actúan impunemente. Las políticas públicas existentes no bastan y somos testigos no solo de la destrucción del ambiente, sino también del asesinato de mujeres y hombres que defienden el territorio y la naturaleza. Por tanto, es necesario que la atención a los temas ambientales sea vista de manera integral y responsable. Esperamos que en los próximos días Fuerza Popular y Perú Libre, expliciten y aclaren su posición ante los desafíos y retos que tiene el Perú frente a la agenda ambiental nacional.

 

desco Opina - Regional / 28 de mayo de 2021

descoCiudadano

Jugando con fuego

 

Las principales encuestas que se difundieron el fin de semana, IEP e IPSOS, aunque con números algo distintos, muestran las tendencias principales de la tensa y polarizada segunda vuelta electoral que estamos viviendo. Mientras la candidatura de Pedro Castillo parece estancada o cayendo lentamente, la de Keiko Fujimori acorta la significativa diferencia que existía inmediatamente después de la primera vuelta, aunque no a la velocidad con la que ella, los principales grupos empresariales y la mayoría de medios de comunicación quisieran. Castillo gana cómodamente en el interior del país, tanto en el medio urbano como largamente en el rural, mientras la candidata naranja lo hace fácilmente en Lima y se acerca, si no encabeza ajustadamente la intención de voto en el norte. A nivel de estratos socioeconómicos, aunque cayendo ligeramente, Castillo tiene el apoyo de los estratos D y E frente a la señora K que cierra con los sectores A y B, mientras el C continúa en disputa abierta. Poco muy nuevo en realidad, porque se trata de un escenario similar al del 2006. El cambio parece ser apenas de figuritas: el profesor reemplaza al comandante y la señora ocupa el lugar de García. Lo significativo, sí, es el crecimiento naranja entre los jóvenes de 18 a 25 años.

Como es obvio, quince años después, la polarización que existiera entonces, sostenida como siempre y como es más visible en todo el mundo en ideologías y estereotipos, se ha profundizado e instalado, como lo han hecho las brechas, desencuentros y frustraciones que han caracterizado el tiempo transcurrido. Una polarización que no ayuda al debate y golpea a nuestra ya exánime democracia, como lo indica el que una cuarta parte del electorado no tenga aún su voto definido o no se anime a hacerlo público, en un ambiente en el que la mayoría de los medios de comunicación de masas y buena parte de las redes sociales han devenido en tóxicos. De allí que el 59% de los encuestados por IEP percibe que los medios están ofreciendo una cobertura desbalanceada y 79% de ellos se dan cuenta que buena parte de los medios ha recuperado los uniformes y el tono de la prensa chicha de los noventa.

Así las cosas, la segunda vuelta ha dejado de lado el ineludible debate de cómo enfrentar la pandemia y la situación sanitaria del país y sus efectos económicos y laborales, por señalar apenas las dos primeras urgencias que deberá enfrentar el futuro gobierno, cualquiera que fuere. El centro de la disputa que se quiere imponer es la que opone comunismo y democracia, como si el primero fuera realmente un riesgo que corre el país y la segunda estuviera en estas tierras llena de contenido y atenta a las necesidades de la gente.

Como es obvio, los candidatos aportan a este escenario con su perfil y sus errores. Pedro Castillo es un dirigente sindical que llega a la segunda vuelta ayudado por la facilidad con la que la gente puede identificarse con él y lo que representa, auspiciado por un partido de la izquierda de los sesenta del siglo pasado, mientras Keiko Fujimori era la peor candidata de la derecha, en dura disputa con López Aliaga. El primero se durmió en sus laureles, convencido que podía ganar las elecciones con el mismo tono y registro que usó en la primera vuelta; la segunda apostó por la ideologización de la campaña –la combinación de terruqueo, anticomunismo y promesas de reparto– dejando de lado el discurso tradicionalmente tecnocrático de la derecha.

Mientras el primero no logra resolver sus distancias con la agrupación que lo cobija, ha tenido dificultad y lentitud para precisar sus principales medidas de gobierno y no consigue aún mostrar cabalmente su equipo técnico, no obstante la voluntad y disposición de distintos actores de colaborar con él y su campaña; la señora Fujimori parece creer que el futuro es el tiempo de la restauración, insiste en negar las esterilizaciones forzadas denominándolas planificación familiar y como muestra de su talante democrático y su amplitud de criterio, exhibe en su renovado equipo técnico a personajes como Francisco Tudela, Eugenio D’Medina y el militar retirado Oscar Valdés.

Con tales candidatos, entender el estancamiento de uno y el crecimiento de la otra, más allá de la campaña de miedo desatada, obliga a mirar a medios de comunicación y empresarios, que mayoritariamente golpean al cajamarquino con fuerza. Que lo hagan, informen y opinen sobre sus errores, sus defectos y todo lo de discutible que puede haber en su campaña no es problema; sí lo es que no usen la misma vara para medir a Fujimori y su séquito, que se preocupen legítimamente por declaraciones desde el círculo de Castillo sobre su intención de permanencia en el gobierno y escondan las infelices declaraciones de López Aliaga llamando a la muerte de Castillo.

Más allá de quien sea el vencedor el 6 de junio, lo preocupante es la polarización instalada. Tras los resultados, el país estará profundamente dividido en dos y los indicios de violencia que ya asoman, formalmente negados y rechazados por ambas partes, ojalá no, pueden multiplicarse y crecer. Estamos jugando con fuego. Como sociedad, nuestra obligación es rechazar y condenar toda forma de violencia venga de donde venga y mantenernos vigilantes en un escenario que será cuesta arriba, más aún en medio de una pandemia que parece lejos de terminar y en un país fuertemente dividido, pero que mayoritariamente, como lo muestran también las encuestas con las que empezamos, demanda cambios y no conservación.

 

desco Opina / 21 de mayo de 2021

La urgencia de un plan de mejoramiento genético en camélidos

Mejorar la economía de las familias alpaqueras a partir del incremento de la productividad en la crianza de camélidos, es uno de los objetivos que ha motivado las intervenciones del Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo del Sur - descosur. A través de los años se han ejecutado proyectos que tienen a la base un programa de mejoramiento genético de fácil implementación en la crianza campesina, con el propósito de lograr una fibra más fina para obtener un mejor precio en el mercado.

No hemos sido los únicos en este tipo de emprendimientos, otros han ejecutado sus propias experiencias de mejoramiento, y hace pocos años el Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri) también se involucró en esta misión. Lo cierto es que, hasta el momento, no se ha dado la articulación de estos esfuerzos individuales en una política nacional. descosur, entonces, se propuso animar encuentros en colaboración con otras instituciones y con el compromiso del Minagri para incidir en la elaboración de esta política nacional. En el 2018 se realizó el Seminario nacional sobre mejoramiento genético de los camélidos sudamericanos y, al finalizar éste, se pactaron dos compromisos: (i) la Universidad Nacional Agraria La Molina (UNALM) realizaría una sistematización de las ponencias expuestas a fin de presentar al Minagri (ahora Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego - Midagri)), una propuesta de lineamientos para la formulación de un Programa nacional de mejoramiento genético de los camélidos sudamericanos domésticos y, (ii) la Dirección General de Ganadería (ahora de Desarrollo Ganadero) del Ministerio, se comprometió a apoyar la creación del programa con los nuevos aportes de la ciencia para la valoración genética y asumiendo la implementación de los registros genealógicos como el instrumento para consignar la filiación y la progenie y, en esa medida, una valiosa contribución al mejoramiento genético.

Pasaron dos años de ese encuentro, y este año se organizó de manera conjunta el seminario Mejoramiento genético y registros genealógicos de alpacas y llamas del Perú con tres objetivos: (i) articular los esfuerzos institucionales en la definición de las políticas sobre el mejoramiento genético y la implementación de los registros genealógicos de alpacas y llamas, (ii) actualizar los enfoques y metodologías sobre el mejoramiento genético y, (iii) establecer mecanismos colaborativos para la optimización de recursos y la ampliación de la cobertura de los proyectos sobre camélidos que se vienen ejecutando en las diversas regiones. Todo ello teniendo en cuenta que, a diferencia del 2018, ahora hay más proyectos de camélidos en marcha, ejecutados tanto por gobiernos locales como regionales y uno del Gobierno Nacional, incluyendo los que instituciones privadas, como descosur, desarrollan en campo.

Durante este evento, el Dr. Gustavo Gutiérrez, de la UNALM, expuso la propuesta comprometida en el primer encuentro, que fuera entregada en agosto de 2018, reafirmando la necesidad de establecer un Programa Nacional de Mejoramiento Genético para los camélidos domésticos, con una perspectiva de largo plazo, con los recursos necesarios, adecuado a la naturaleza del mejoramiento genético que no puede brindar resultados en el corto plazo. La propuesta de Gutiérrez incluye, entre otras cosas, la implementación de un sistema de control de producción y la implementación de un sistema de evaluación genética. Si bien durante el mismo seminario el Midagri explicó que con su proyecto nacional están sentando los cimientos para la implementación de este programa, lo cierto es que, si no se pueden medir los avances con sistemas como los propuestos por Gutiérrez, no se avizoran bases muy sólidas. Creemos que sólo les falta dar un paso corto para la implementación de un Programa, pero para operativizarlo también es necesario el compromiso de un presupuesto estatal continuo. La voluntad está allí, pues el Ministerio ha mostrado su buena disposición durante los eventos, en los que también participó como organizador.

Un anuncio del Midagri que nos parece saludable, es la implementación de un software para establecer un sistema de gestión que articule las diversas intervenciones en mejoramiento genético. Esto incluye, por ejemplo, contar con información acerca del desarrollo de investigaciones sobre el sector en las universidades, como disponer de información sobre la caracterización de los hatos alpaqueros a nivel nacional. Este flujo de información permitirá una mayor conexión entre todos los actores de la cadena de camélidos.

Sabemos que el mejoramiento genético es un trabajo de largo aliento, pero es indispensable para lograr competitividad de esta crianza, lo cual repercutirá en la calidad de vida de los productores. Pero hay que ser conscientes de que ese logro solo será posible con un compromiso del Estado sostenible en el tiempo, con estímulos al productor para que se comprometa con el proceso, y el acuerdo con la empresa privada para que pague un precio justo por una fibra más fina, producto de este esfuerzo que realizarán los productores en el manejo productivo.

 

 desco Opina - Regional / 14 de mayo de 2021

descosur

El día después

 

A la pandemia que soporta nuestro país desde poco más de un año, se ha sumado ahora una nueva epidemia nacional. Es un contagio mental muy activo que se disemina y/o reacciona más agresivamente cada día, apoyado en información variada en colores y tonos propios de estas tierras, en medio de un proceso electoral atípico.

Nos llueven sin cesar en medio de una polarización creciente, desde inofensivos y graciosos memes –que de alguna manera arañan a los candidatos–, hasta acusaciones violentas cargadas de la peor pasión verbal pocas veces vistas en los procesos electorales de este siglo. La segunda vuelta electoral peruana se produce también en circunstancias en las que más de la mitad de los partidos políticos, 16 en total, perderán su inscripción en el Registro de Organizaciones Políticas (ROP). Así, desaparecen del escenario oficial al no haber superado la valla de 5% de los votos válidos y cinco congresistas electos en las elecciones parlamentarias, o por no haber participado en el proceso electoral del 11 de abril.

La campaña política se desarrolla en medio de acusaciones nada orgánicas entre tres grupos activos que es posible identificar en los medios y redes sociales: a favor de alguno de los candidatos y en contra de ambos.  Incluso el enfrentamiento personal de las figuras aspirantes a la presidencia aumenta: “Le vuelvo a decir, señor Castillo, si usted no tiene los pantalones bien puestos para debatir, permita entonces que el señor Cerrón salga a exponer las ideas de su equipo”, agrede Fujimori a su competidor. Por su lado, el profesor Castillo, califica a su rival de “mafiosa, asesina y vaga” con elipsis retóricas que todos entienden.

Como es bastante evidente ya, las elecciones constreñirán a muchos compatriotas a zanjar no precisamente entre dos candidatos, sino más bien entre un fortalecido antifujimorismo de padre e hija y un antiizquierdismo alimentado por un anticomunismo de manual, propio de las peores expresiones de un macartismo aggiornado de maoísmo terrorista. En ese escenario un número importante de peruanos antiizquierdistas –que también son antifujimoristas– se negarán a votar por alguno de los dos.

Acusaciones violentas cargadas de la peor agresividad que afloran vestidas de datos, cifras, hechos históricos recientes y también del siglo pasado, son reflejo de la crispación política y social y de profundos sentimientos encontrados ¿cómo insertarlos en una celebración compartida del bicentenario de la independencia política del Perú?

El caso de los medios de comunicación en general, y de la televisión y la prensa en particular, ofrecen una clara muestra de esta violencia. Poniendo megáfonos a las crispaciones verbales más mordaces e hirientes para descalificar al contrario, incluyen en su crítica a los cobardes, indecisos y covidiotas. Si bien son los periodistas quienes destacan las frases más duras, las descalificaciones más sonoras y las expresiones más dañinas al oponente –citado a veces como enemigo y no como adversario–, son los internautas en las redes sociales quienes más abiertamente muestran cómo funciona el cerebro de las y los peruanos al momento de procesar las creencias, ideas y valores propios y ajenos.

Al final de este proceso electoral, el 6 de junio, habrá formalmente quien venza. Lo que no sabemos es cómo haremos para acabar con la violencia. Al día siguiente no habrá desaparecido y sabemos bien, por lo sufrido durante las dos últimas décadas del siglo pasado, que es una manera altamente eficaz para controlar el comportamiento de las otras personas.

Es relativamente fácil imponerse ante el otro y conseguir que haga lo que es la voluntad de uno convertido en gobierno. A corto plazo trae consecuencias positivas para el agresor y negativas para el agredido, pero a largo plazo conlleva un saldo negativo para el conjunto de nuestra maltratada, empobrecida y enferma sociedad. Empecemos entonces también a preocuparnos por diseñar cómo hacer soportable y consensuado el país que despierte el día después.

 

desco Opina / 7 de mayo de 2021