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El extractivismo urbano en el Perú



En América Latina el término «extractivismo» ganó lugar en el debate público como un modo de referirse a la lógica económica alrededor de la explotación intensiva de minerales, gas y petróleo. Más recientemente, el concepto se ha usado para explicar los fenómenos urbanos en el actual ciclo neoliberal, teniendo en cuenta entre otros factores que estos expresan la acumulación intensiva de territorio y el logro máximo de valor a costa de la degradación ambiental y la calidad de vida de las poblaciones, de modo similar a la dinámica que ocurre principalmente en el ámbito rural, allí donde operan industrias extractivas.
La especulación inmobiliaria en zonas urbanas consolidadas –dinamizada con el programa Mi Vivienda–, las concesiones de suelo en centros y periferias para destinarlas a plataformas comerciales, o la gentrificación del centro histórico de Lima y El Callao son fenómenos que, pensados en clave de «extractivismo urbano» nos permite renovar el análisis sobre los problemas ambientales, sociales y habitacionales de nuestras ciudades y relacionarlos con el modelo económico que los sostiene y produce.
Ni el Estado ni el mercado han podido asegurar que vía legalización y titulación se logre un mejor desarrollo urbano, y no solo porque los mecanismos operativos, económicos y financieros para hacerlo sean poco eficaces, a la luz de su impacto real en el déficit de vivienda. En realidad, un título de propiedad no propicia per se la calificación de la familia a un crédito hipotecario, como se promete desde los años noventa. Tal como ha demostrado Richard Webb, los habitantes en los asentamientos humanos compran y venden, intercambian y permutan los terrenos sin necesidad de contar con un título de propiedad.
No obstante, se piensa ya en ampliar la vigencia del régimen temporal extraordinario de formalización y titulación de predios urbanos a través del Organismo de Formalización de la Propiedad Informal – COFOPRI, institución que tras 20 años de funcionamiento no ha logrado que la legalización de las ocupaciones de suelo se refleje en la formalización de las viviendas, habiendo por el contrario contribuido a generar más invasiones, alentadas por la posibilidad de obtener suelo legal a bajos costos.
Es necesario superar esta limitada visión de la formalización y avanzar en la formulación de programas de acceso y mejora de la vivienda popular, antes que la casi intrascendente entrega de títulos de propiedad. En el centro de la discusión está la función social del suelo, que se contrapone al extractivismo urbano subyacente a las grandes inversiones inmobiliarias que usan de modo irracional el suelo. El Estado debe apostar por mecanismos de acceso al crédito orientado a la finalización de las viviendas de las familias de bajos recursos, a fin de consolidar la ciudad que tenemos a medio construir, asegurando  techo seguro y acceso a servicios básicos. De esta manera estaremos contribuyendo a promover el acceso al derecho humano al hábitat en el marco de los acuerdos globales de mejora de la calidad de vida y en el marco del discurso que presentaran los representantes del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento del Perú en el Hábitat III.

desco Opina - Regional / 16 de diciembre de 2016
Programa Urbano

Pero fue aplaudido en la CADE



Hace poco más de una semana trascendió que la intervención del ministro Saavedra había sido aplaudida de pie en la Conferencia Anual de Ejecutivos - CADE 2016. Con PPK a la cabeza, los empresarios se vieron impelidos a pararse de sus asientos y aplaudir al primer ministro del Gabinete que podría pasar por la guillotina del Congreso. La censura anunciada por la bancada de Fuerza Popular al final de la maratónica sesión de interpelación del miércoles pasado parece definida puesto que se requiere de 66 votos a favor y el fujimorismo tiene 72 congresistas, más Yeni Vilcatoma que declaró no sentirse convencida por las respuestas de Saavedra y el aprismo que asume su rol de plegarse al poderoso de turno. Sin duda, la sesión de interpelación ha mostrado un despliegue vulgar del poder de la bancada ‘naranja’, tal como lo atestiguan los mensajes privados de algunos congresistas, filtrados a la prensa. Resulta chocante la forma en la que se zarandeó al ministro y también el desinterés en las respuestas que éste esgrimía en el Pleno: la decisión ya estaba tomada.
Sin embargo, no deja de llamar la atención ver a quienes hoy, apurados por la coyuntura, cierran filas para defender al ministro, y con él al Gabinete. En la CADE, por ejemplo, salvo que todos los asistentes hayan sido empresarios del distrito limeño de San Isidro, donde PPK obtuvo la mayor votación en todo el país, es razonable pensar que había muchos empresarios pro fujimoristas. Este Congreso tan mediocre es nuestro, y es suyo también. Por otro lado, no hay que olvidar que el PPkausismo no está a más de dos grados de separación del fujimorismo en temas esenciales de la ‘agenda’ neoliberal como la promoción de la inversión privada como lógica de ordenamiento del mundo. No son lo mismo, evidentemente, pero mal haríamos en reducir el asunto a un pleito entre quienes se expresan alturadamente y quienes no lo hacen. No deja de ser cierto que esta política del avasallamiento y de la fuerza bruta se aleja mucho del ideal, pero lamentablemente, está dentro de los márgenes de lo esperable, dada la forma en la que elegimos a nuestros representantes.
Pero este pulseo puede debilitar no solo al gobierno, sino también al fujimorismo. Como ha comentado un juicioso analista, la impresión que podría quedar en la ciudadanía es que se trata de otra ‘bronca’ en las alturas del poder, un lío entre políticos que poco tiene que ver con la realidad de las personas, que desde hace mucho tiempo ya han decidido que la política es un asunto sucio. ¿No es precisamente por su carácter apolítico que el alcalde Castañeda goza de tanta aprobación? Los mensajes del famoso grupo de chat ‘Mototaxi’ formado por algunos congresistas fujimoristas muestran deseos de venganza y algo de lambisconería, pero no una compleja y delicada conspiración; tan ramplones en público como en privado. La tesis de la defensa de los negocios privados no deja de tener fuerza, por cierto, pero cuando hablan entre ellos muestran los dientes y se felicitan, pero no mucho más.
¿Eso quiere decir que hay que resignarse a que esto pase de largo? No, en absoluto. Ya colectivos de ciudadanos, afiliados y no afiliados a partidos, anuncian marchas de defensa del ministro y sobre todo de la reforma universitaria, marchas con las que por supuesto nos solidarizamos. El fujimorismo ha buscado entre su base social a sectores conservadores de cualquier clase social, aunque ha tenido especial llegada entre los sectores altos, con el cuento de la ‘ideología de género’ y de los peligros para los niños y niñas que supuestamente representa el currículo educativo, lo cual ya se ha demostrado como falso. Pero ahí se le acaba el arsenal de trucos. Mientras tanto, la nueva (nueva) izquierda de Mendoza anuncia la resistencia en tono épico, tratando de ponerse del lado correcto de las Historia. Lo que preocupa es que no se vea desde el gobierno este ánimo por conectar con la sociedad en las calles, lo cual puede ser interpretado como señal de una inadmisible pasividad. Quisiéramos destacar este punto a continuación.
Tal parece que este gobierno está siendo obligado a salir del lenguaje de las ‘políticas públicas’, en el cual parece sentirse más cómodo, para entrar de lleno al de la política, donde se deciden derroteros, donde se libran las batallas sobre lo posible. En el fondo, lo que hace esta interpelación es recordarle al gobierno que tiene que moverse en una correlación de fuerza que le es adversa, con reflejos y con algunas armas de su lado. Las recientes declaraciones del congresista aprista Mauricio Mulder parecen ir en este sentido. “Hay que tener tranquilidad, si sale el señor Saavedra por el voto parlamentario, que pongan a otro, no hay problema, si lo que se necesita aquí son políticas ¿o acaso si se va Saavedra queda automáticamente derogada la Ley Universitaria?”, declaró el congresista, poco antes de decir que era “natural” que haya diferencias entre oposición y gobierno. Esto se puede leer, por supuesto, como una muestra más de cinismo, pero de alguna forma es un recordatorio para el gobierno de que, si ganó, fue para hacer política en primer lugar, y políticas en segundo.
En este escenario, en el que el gobierno sigue evaluando si hacer de la salida de Saavedra cuestión de confianza, entendemos, con una mayor urgencia que antes, también está forzado a mostrar resultados y resolver problemas. Tiene que defenderse y a la vez gobernar, cosa que nunca ha sido sencilla. Hasta el alcalde de Lima ha resentido las críticas y se vio obligado a hacer algo que detesta: hablar. El gobierno tiene que empezar a dar señales, y si eso implica la salida de Saavedra y de Zavala tras la cuestión de confianza pues es parte del pulseo de fuerzas, tras lo cual tiene que recomponerse y mostrar fortaleza. Avizorar el escenario post Saavedra con Daniel Mora, adalid de la reforma universitaria y enemigo del fujimorismo y aprismo desde hace unos años, no parece tan descabellada. Con todo, el reclamo nuevamente es para el Ejecutivo y para PPK al que nuevamente hay que convencer de que se “ponga el alma”, como durante la mayor parte de la segunda vuelta. El significado de eso tiene que ver tanto con el poco halagüeño escenario económico y social que se viene, así como con las expectativas y la relación entre los ciudadanos que necesitamos sentir que hay alguien en el timón, y que el Perú es más que un precario mototaxi.

desco Opina / 9 de diciembre de 2016

La Carretera Central y el desarrollo del Centro



Como ya es habitual al acercarse la temporada de lluvias en el centro del país, crecen los temores por los deslizamientos y huaycos que impiden la circulación de pasajeros y mercancías. Es cierto que más allá del mantenimiento de vías es poco lo que se puede hacer para salvaguardar la integridad de la Carretera Central puesto que ya es obsoleta y los proyectos de rutas alternativas y obras complementarias tampoco se han llevado a cabo. En los primeros meses de este año ya se suscitaron bloqueos en la carretera que paralizaron el transporte de bienes y personas por varios días, ocasionando grandes pérdidas de mercancías, incluyendo las frutas que desde la selva central salían con destino a los mercados de la capital. También se incumplen los compromisos de los cafetaleros y cacaoteros con los fletes marítimos hacia el extranjero vía contratos de venta de sus mercancías, haciéndolos merecedores de sanciones y descuentos por parte de sus compradores. Como se pude ver, las pérdidas afectan principalmente la economía de pequeños agricultores. Es previsible que Lima, Junín, Pasco, Huánuco, Ucayali, Huancavelica, Ayacucho y Apurímac se vean afectadas, como ocurre cada año; y ni que decir de localidades que pertenecen a otras regiones que tienen que hacer uso de la carretera.
En 2014, PPK explícitamente señalaba: “El resultado de la negligencia gubernamental y de una burocracia ineficiente es la lentitud e inseguridad que actualmente enfrentamos. Un trayecto que demoraba 6 horas hasta Huancayo hace 15 años hoy demora 8 o 9 horas, lo que trae ingentes costos económicos, tanto para pasajeros como para transportistas de mercadería. Y el acceso a la selva central vía Tarma también se ha alargado, frenando el desarrollo económico de una zona que tiene un buen potencial turístico, agrícola e industrial”. Durante la campaña electoral PPK retomó el tema y en su Plan de Gobierno prometió solucionar el colapso de la Carretera Central construyendo el túnel Chicla – Pachachaca así como mejorar las vías alternativas por Pasco y Cañete. Siendo presidente reiteró el compromiso y recibió el beneplácito del Gobernador Regional de Junín. Independientemente de los ofrecimientos, esta vía está colapsada y se requiere de una gran inversión para repotenciarla ya que originalmente fue diseñada con dos carriles para soportar 5000 vehículos por día, y en la actualidad transitan por ella cerca de 30 000 unidades con lentitudes que desesperan a conductores y pasajeros.
Hacia finales de octubre pasado, se reunieron en Huancayo congresistas y representantes de los colegios profesionales de Junín y el Gobernador Regional de Huancavelica para conformar el Comité Macro regional Multisectorial para la Carretera Central. Hubiera sido esperable que asistan otros gobernadores y en especial el dueño de casa, el Gobernador de Junín, Ángel Unchupaico, quien por la ubicación estratégica de su región podría (o debería) liderar esta búsqueda de soluciones. No olvidemos tampoco que esta autoridad regional es Presidente de la Mancomunidad Pacífico Centro Amazónica. No es posible creer que con este tipo de comités se resolverá el problema, sin embargo hay que reconocer que por lo menos este tema está presente en la agenda de algunos políticos y tomadores de decisiones y que, desde ese espacio, se pueden capitalizar y analizar todas las propuestas, e inclusive concretar la construcción de vías alternativas que articulen la carretera central con otros corredores económicos de carácter local pero no menos importantes con el fin de acercar sus productos a los mercados que les ofrecen mejores ingresos.
Estas obras no sólo mejorarán el tránsito vehicular, también generarán oportunidades de nuevos negocios agrícolas y de servicios como el turismo, la gastronomía, los hospedajes, el guiado, el comercio de productos artesanales, entre otros; lo que se traduce en ingresos para los pueblos del interior. Por otro lado, a pesar de que existen promociones del destino turístico selva central, el reciente feriado largo limeño con ocasión de la APEC, ha desnudado nuevamente las deficiencias de la infraestructura vial existente. Un accidente a la altura de San Mateo incomodó a los viajantes quienes vieron alterado su itinerario y al igual que en oportunidades anteriores –al no haber opciones alternativas– los desencantos individuales se transforman en publicidad negativa para el destino. Al ser destinos de poca demanda las ofertas de las aerolíneas son escasas, generándose una diferencia abismal entre el costo de un pasaje aéreo comparado con uno vía terrestre (un pasaje aéreo ida y vuelta  Lima-Tarma cuesta en promedio S/.1200; y en el mejor bus de la mejor empresa, S/.100 ida y vuelta).
Por último no podemos dejar de señalar que las regiones del centro son la despensa de alimentos que abastecen al 70% del Perú y en especial al mercado limeño (principal consumidor a nivel nacional) y se estima que por accidentes carreteros o daños por causas naturales, cada día de paralización de la Carretera Central significa seis millones de soles en pérdidas, las cuales principalmente afectan a los pequeños productores del centro. En conclusión, una nueva carretera central no es un sueño, es una urgente necesidad para el desarrollo de este amplio territorio, por lo que su construcción no puede ser considerada un gasto sino una necesaria inversión para el país.

desco Opina - Regional / 2 de diciembre de 2016
Programa Regional Centro