martes

Tren eléctrico y el sur de Lima

Aunque abandona el poder con un nivel de popularidad bastante alto, las ceremonias de inauguración que ha protagonizado el saliente presidente Alan García han sido observadas con recelo por la opinión pública, por su apresuramiento ante el dudoso estado de culminación de las obras, como el estadio nacional o el «tren eléctrico» o su pertinencia, como en el caso del «Cristo del Pacífico».


A pesar de la condescendencia de los medios de comunicación, ha habido cierto consenso sobre la tentación monumental y el ego presidencial. No así sobre el significado y consecuencias de las obras nacidas del impulso presidencial sobre el entorno territorial y social. Las respuestas del presidente en su intento por minimizar las críticas contra sus iniciativas han encontrado eco en cierta prensa, coincidentemente, aquella que acusa de inoperancia a la actual gestión metropolitana y que en su visión «obrista» de la gestión edil, desprecia muchas veces la opinión de los alcaldes distritales cuando esta se opone a «megaproyectos» y «grandes obras» con argumentos como la calidad de vida y el bienestar de sus poblaciones.

Este ha sido el caso del «Tren eléctrico» y los distritos del sur de la ciudad que son atravesados por la infraestructura vial del llamado «Metro de Lima». Desde el inicio de su construcción, durante el primer gobierno de García y en su estado trunco a lo largo de dos décadas, el proyecto puede ser visto como un claro ejemplo de la desigualdad de criterios con que se atiende a los territorios de la ciudad. Aún cuando el estado de abandono y las deficiencias de infraestructura que signan el paso de la vía a lo largo de más de nueve kilómetros (lo que miden la Av. Wilson y la Av. Arequipa) son evidentes y comprobables, un importante sector de la prensa ha atacado a la alcaldesa metropolitana y a los alcaldes del sur por criticar la inauguración, argumentando que «es tarde para quejarse» (y su alevosa variante: ¡si han tenido 26 años para quejarse!)

Es cierto que la reacción metropolitana podía haber dado a inicios de la gestión, cuando las obras de replanteamiento del tren marchaban a todo vapor. Sin embargo, la negativa presidencial y de los principales medios de reconocer la validez de los reclamos, desconoce de hecho la larga y contradictoria historia del origen del proyecto, nacido de la intención de García de dar vuelo a la candidatura edil de Del Castillo en las elecciones del 86 y continuada desde el año pasado a pesar de la inviabilidad técnica y económica de la obra, que se ha afrontado con un enorme subsidio estatal y poca claridad acerca de cómo se financiarán las operaciones, cómo se resolverá el abastecimiento de electricidad y sobretodo, cómo se empatará este sistema con aquel por el que el gobierno de la ciudad, no sin conflicto, optó: el Metropolitano.

Los reclamos de los alcaldes del sur eran elementales: la conclusión de los estudios de impacto ambiental, infraestructura complementaria como puentes peatonales de acuerdo a las necesidades de movilidad y a los reglamentos vigentes, que reemplacen las estructuras metálicas que en principio eran «provisionales» y refuerzos estructurales de las viviendas contiguas a la vía, que han sufrido daños en la etapa de obras y que se prevé pueden verse más afectadas por la vibraciones durante la operación efectiva, proyectada para 2013. Es evidente que distritos con baja recaudación y altos índices de pobreza no pueden enfrentar los costos. A pesar de esto, no es aún sentido común que los megaproyectos deben incorporar los costes de la compensación hacia los territorios y gobiernos locales que no pueden enfrentarlos por sí mismos, además de ayudar a resolver los problemas generados por obras mal planificadas y que con el paso del tiempo han quedado desfasadas. La atención que han recibido vías como la avenida Aviación –con la discusión sobre si debía hacerse una estación metropolitana en un distrito «residencial»– están muy lejos de la atención y el conocimiento sobre el impacto que han sufrido vías como la Avenida La Unión, en Villa María del Triunfo, o la Avenida Los Héroes, en San Juan de Miraflores, ideológicamente situadas para el sentido común hegemónico como «periferia» y no parte de la ciudad «con derechos».

desco Opina - Regional / 26 de julio de 2011
Programa Urbano


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viernes

Los primeros anuncios del nuevo Presidente

Las declaraciones presidenciales advirtiendo la ratificación del Presidente del Banco Central de Reserva y la designación del ministro de Economía, llamaron la atención. El primero, olvidando su función, venía declarando contra el anunciado aumento de la remuneración mínima, mientras Castilla, ex vice ministro de Hacienda, estaba enfrentado con el equipo económico de Gana Perú que había denunciado el papel del Ministerio de Economía y Finanzas y el suyo particular, en la disminución que se ha producido en el crecimiento del país.

Mientras los sectores empresariales y el mundo del gran capital aplaudían, distintos analistas e incluso técnicos y políticos próximos al futuro gobierno, expresaban su desazón y sus temores, imaginando una gestión prisionera, si no entregada a quienes los combatieron duramente a lo largo del proceso electoral. En cualquier caso, la decisión presidencial permitió que el «affaire» protagonizado por su hermano con su viaje a Rusia, pasara a un segundo plano.

Ya en control del escenario, el Presidente Humala adelantó parte de la composición de su primer equipo ministerial. El premierato encargado a Salomón Lerner tuvo la virtud de tranquilizar a los nerviosos, mientras el nombramiento de Kurt Burneo en el Ministerio de la Producción, que además incorporará a distintos programas sociales, equilibraba las cosas. La presencia de Giesecke a la cabeza de la gestión ambiental del país, tanto como la de Roncagliolo en Relaciones Exteriores y la de García Naranjo en el MIMDES, le dan fuerza al discurso y a las orientaciones sostenidas por Gana Perú entre la primera y la segunda vuelta electoral.

Más allá de esa percepción, es evidente, como no podía ser de otra manera, que la integración definitiva del equipo ministerial y la precisión de quiénes ocuparán los principales cargos públicos, será resultado de un arduo y cerrado proceso de negociación. De varios en realidad. Con los empresarios y el gran capital es uno; con los partidos políticos aliados, en especial Perú Posible, es otro. Pero igualmente importantes serán los acuerdos con Gana Perú y los más internos, estrictamente dentro del nacionalismo. El resultado final, todo parece indicarlo, será el de la moderación y el cálculo, como sellos distintivos del futuro gabinete.

Diera la impresión, en consecuencia, que los primeros meses de la próxima gestión, se caracterizarán por el equilibrio entre distintas posiciones y el realismo pragmático que evidencian las decisiones que ha tomado hasta ahora el Presidente. Justificadas éstas legítimamente desde su reiteradamente declarado afán concertador, resta saber cuáles serán en definitiva las grandes orientaciones de su gobierno. A fin de cuentas, desde la sociedad y la opinión pública, resulta difícil imaginar al futuro Ministro de Economía negociando el impuesto a las sobreganancias con las principales empresas extractivas y la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo, la misma que mediante su reciente y poco feliz campaña publicitaria, pone en evidencia en qué consiste su compromiso con la inclusión social.

Como es obvio, en este escenario móvil, quienes votaron por el candidato Humala, mantienen importantes expectativas sobre los anuncios que hará el Presidente Humala en su primer discurso. Si en éste no aparecen cuestiones como el incremento del salario mínimo, el futuro del lote 68 y el precio del gas, la Ley de Consulta, algunos de los programas sociales comprometidos y la manera como se atenderá el tema de las sobreganancias y las necesidades de renta del Estado, su vinculación con parte significativa de su electorado empezará a deteriorarse rápidamente.

Si por el contrario –más allá de nombramientos más y menos, que siempre encontrarán defensores y detractores– el Presidente ratifica algunos de los compromisos adquiridos en la campaña electoral, mantendrá las expectativas de cambio que alimentó primero su candidatura y después su victoria. La moderación mostrada hasta ahora indica realismo pero no está libre de riesgos. Es evidente que sus primeros anuncios marcarán, más de lo que puede suponerse, su relación con sectores importantes de la ciudadanía y es claro que si busca cumplir con sus compromisos, requerirá renovar sistemáticamente el apoyo que obtuvo de quienes votaron por él.
desco Opina / 22 de julio de 2011
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Huancavelica: cerrando un ciclo de conflictos

Al término de las movilizaciones acontecidas el pasado mes de junio en la ciudad de Huancavelica motivadas por la creación de la universidad de Tayacaja, vemos que las consecuencias van más allá de la lamentable pérdida de tres vidas valiosas de jóvenes huancavelicanos y de las cuantiosas pérdidas materiales. Los acontecimientos muestran debilidades en el sistema y en la gestión de conflictos a nivel regional y nacional, que además se mezclan con intereses personales específicos.

En primer lugar, debemos recordar que los congresistas por Huancavelica, José Saldaña Tovar y Miró Ruiz Delgado, electos por el partido de Ollanta y en funciones hasta el 28 de julio del presente año, crearon el proyecto de ley para la creación de la citada universidad. La propuesta se elaboró sin considerar la opinión del Gobierno Regional de Huancavelica o de la Asamblea Nacional de Rectores. Así, los legisladores buscaron cumplir con promesas electorales realizadas en la campaña electoral de 2006, a pocos meses para la culminación de su periodo legislativo.

La Comisión de Educación del Congreso crea universidades por todo el territorio nacional. Mientras tanto, la calidad de los centros de estudio y de los profesionales que egresan de dichas universidades de «escaso prestigio», no está siendo tomada en cuenta. Cada año ingresan oleadas de profesionales al mercado laboral que no consiguen el empleo deseado, o terminan subempleados en actividades ajenas a su profesión. Como sabemos, en nuestro país la mayoría de los profesionales de éxito egresan de universidades con nombre propio. Entonces ¿se trata de brindar a los jóvenes de Huancavelica la oportunidad legítima de estudiar en su propia localidad una carrera universitaria?, ¿o se buscó simplemente aprovechar una circunstancia para cumplir una promesa que no tenía sustento ni análisis previo? Así la sociedad civil y la opinión pública deberían estar atentas durante las campañas para analizar las ofertas electorales y denunciar aquellas que no estén debidamente discutidas y de esa forma no generar falsas expectativas en la población. En esta oportunidad, esta situación surgió por la propuesta de dos congresistas que están de salida, sin embargo, este panorama se repite en todos los niveles de gobierno.

Las manifestaciones cesaron porque el gobierno nacional decidió crear una nueva partida para la naciente universidad de Tayacaja, sin afectar el presupuesto de la Universidad de Huancavelica. Sin embargo, no queda claro cómo quedarán los fondos provenientes del canon que en todo caso tendrán que ser compartidos desde ahora.

Estos hechos exponen, una vez más, la absoluta debilidad en el manejo de conflictos por parte de las autoridades competentes. La policía perdió rápidamente el control lo que provocó tres fallecidos, y múltiples daños materiales, sobre los cuales nadie asume responsabilidad. Cuando en un conflicto se pierden vidas humanas a causa de impacto de balas o de perdigones es que alguien esta haciendo mal las cosas. ¿Será suficiente un año de preparación en la Escuela de Suboficiales de Huancavelica –y en algunos casos menos– para darle a un joven policía un arma y encargarle el manejo de la turba en las calles? La rectora de la Universidad de Huancavelica renunció a su cargo, pero el jefe policial de Huancavelica no se responsabiliza por nada y sigue en el cargo.

En este escenario las cosas continúan agitadas en la región Huancavelica. El descontento popular por el gobierno regional que cumplió seis meses en la gestión es mayoritario y el presidente Maciste Diaz, tiene que dar cuenta de acciones que, al parecer, él no ha provocado; aunque es preciso decir que en el mes de julio ha culminado –con retraso– el proceso de Presupuesto Participativo. No obstante, lo más prudente es esperar la ascensión del nuevo gobierno nacional el 28 de julio para corregir aspectos críticos del marco normativo que, como en el caso de la creación de universidades y de la capacitación de policías, necesitan cambios importantes.
desco Opina - Regional / 15 de julio de 2011
Programa Sierra Centro

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Orientaciones y desafíos del nuevo gobierno

A menos de un mes de la instalación del nuevo gobierno y ya avanzada la transferencia administrativa del gobierno saliente, analistas y políticos se interrogan por las prioridades y las principales orientaciones que tendrá la nueva gestión. Los desafíos que ésta afrontará desde el 29 de julio son grandes y complejos, en un escenario en el que será presionado permanentemente desde arriba y desde abajo. Desde arriba, el gran capital no le dará tregua en sus presiones y en su intención de subordinarlo a sus intereses. Desde abajo, la conflictividad social, en particular aquella ligada a las disputas por la minería y los recursos naturales, tampoco le dará pausa; ello sin olvidar que su electorado esperará desde el primer discurso presidencial, señales claras de cumplimiento de sus ofertas electorales: el destino del lote 88, el aumento del salario mínimo, el precio del gas, la ley de consulta y los nuevos programas sociales, entre otras cosas.

Se tratará de un gobierno, hay que recordarlo, que carecerá de mayoría parlamentaria y que contará con una bancada importante, pero no necesariamente bien afiatada y orientada en la misma dirección. Su posibilidad de alianzas en el Parlamento, pero también más allá de él, pasará por sus vínculos con Perú Posible, Acción Popular y Somos Perú, grupos que por cierto, no es que sean especialmente consistentes.

Así las cosas, todo indica que una de las primeras y más importantes pugnas se dará alrededor de la forma y la modalidad que tome la anunciada afectación a las sobreganancias de las empresas extractivas. Como es obvio, aunque varias de ellas ya acepten que a futuro tendrán que aportar más, tratarán de afectarse lo menos posible en nombre de la competitividad del país, mientras que desde el Estado se buscará el mayor aporte posible, porque es obvio que dichos recursos son los que pueden sostener el cumplimiento de varias de las ofertas electorales de Gana Perú.

Pero esa disputa será seguramente paralela a aquella otra ligada a la conflictividad social que no se detendrá. Puno, es el aviso reciente, pero atrás hay un largo etcétera de corto plazo, donde resaltan, entre otros, Tía María (Cocachacra, Arequipa), Sechura (Piura) y el proyecto Inambari (Puno y Madre de Dios). Conflictos, que como en el caso de Puno y Huancavelica, pueden demostrar dramáticamente las consecuencias de la indolencia cuando no la ausencia de Estado y de la fragilidad y fragmentación de la sociedad civil, generando escenarios en los que pueden actuar sectores vinculados en el pasado de alguna manera con Sendero Luminoso, que tendrán que ser aislados y derrotados políticamente.

Además, en el corto plazo está el tema de la gestión pública. Gana Perú requerirá, según sus propios números, cerca de 4000 funcionarios de confianza, para ocupar los casi 18 000 cargos de responsabilidad, en un Estado en el que trabaja alrededor del 7% de la Población Económicamente Activa (PEA), pagados a través de 428 reglas diferentes, con el 25% del presupuesto público. En otras palabras, la gestión de un Estado, que en la práctica, más que transformar hay que crear.

Por si fuera poco están las distintas «bombas de tiempo» que no se cansa de sembrar Alan García cotidianamente, la última de las cuales es el proyecto de ley presentado sobre la escala remunerativa y el régimen pensionario de policías y militares, carente de cualquier provisión presupuestaria en el corto plazo y muy difícil de cumplir en el largo plazo. Esa decisión, que se suma a otras que ocasionaron la retracción del gasto público durante varios meses, parece apuntar a generar gran desorden en el manejo presupuestal, pero también en el necesario equilibrio macroeconómico, alentando expectativas seguramente legítimas, que serían «frustradas» luego por el gobierno de Gana Perú.

Todo ello, sin olvidar la complejidad de la propia familia del nuevo mandatario. La irrupción de Alexis Humala, recibido por altas autoridades y empresarios energéticos rusos, como supuesto representante presidencial, es una pésima señal de una gestión que hizo de la lucha contra la corrupción una de sus banderas electoralmente más significativas, alimentando innecesariamente de argumentos a todos aquellos sectores, parte de la prensa entre ellos, que no le darán tregua en ningún momento al nuevo gobierno.

Así las cosas, es claro que éste tendrá que hilar fino. Que requerirá de un equipo cohesionado desde el primer momento pero que también tendrá que ratificar sistemáticamente su relación con el electorado que le dio la victoria y con la sociedad toda. El nuevo gobierno necesitará, en consecuencia, de un discurso muy claro y de medidas que evitando el riesgo de la polarización que se vivió en el proceso electoral, muestren su disposición al cambio que anunció.

desco Opina / 8 de julio de 2011

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Palcazu en la ruta del chocolate

A escasos años de que el cultivo del cacao incursionara en el valle del Palcazu, en la provincia de Oxapampa, ya se saborean algunos reconocimientos; el concurso subregional de la selva central ubicó al grano de un productor del distrito de Palcazu en segundo lugar. Si bien es cierto los puntos que lo alejan de la máxima ubicación se deben al aún incipiente dominio tecnológico del proceso de pos cosecha, es esperanzador reconocer que el camino que se está trazando es el adecuado para la incursión productiva de un cultivo promisorio en un distrito que se caracterizó por la extracción maderera, que en muchas oportunidades ha sido depredadora del recurso forestal, y la producción ganadera que tiene serios problemas de acceso a mercados en condiciones competitivas.

El cacao es una planta perenne que rinde varias cosechas por año. Su grano no se afecta con el traslado por las deficientes carreteras de nuestra amazonía, lo que nos lleva a señalar que es una de las mejores opciones para luchar contra la pobreza y la pobreza extrema en las zonas más deprimidas y poco comunicadas de la selva central, en donde otros cultivos, por muy rentables que parezcan, sufren serios deterioros para llegar al mercado en óptimas condiciones. La diferencia del cacao con relación a las otras actividades económicas del territorio, es su bajo nivel de inversión, su fácil manejo y los atractivos precios del mercado, además de representar una producción amigable con el medio ambiente.

No debemos creer, sin embargo, que todo es color rosa en el camino de los cacaoteros de Palcazu. Quedan tareas pendientes que aparentemente son sencillas pero que de no realizarse pueden incidir hacia una dirección negativa en el desarrollo del cultivo.

En primer lugar es urgente que desde el gobierno se tomen acciones para consolidar el cultivo, porque Palcazu está ubicado entre el VRAE y Alto Huallaga, una zona estratégica y atractiva para los cultivos ilegales asociados al narcotráfico, así que se debe fomentar el incremento del cultivo del cacao, opción viable para prevenir la violencia e inseguridad que produce la coca. Con cultivos como el cacao, el gobierno entrante tiene una buena opción para mejorar la capacidad y rentabilidad productiva del agro de la selva y, además, luchar contra el crecimiento de los cultivos ilegales. Desde el gobierno local, urge dar mantenimiento a los caminos para abaratar los costos de flete de los insumos agrícolas, así como para sacar los granos al mercado. Desde el gobierno local, también, se deben iniciar acciones para establecer alianzas estratégicas con organizaciones financieras que brinden a los agricultores posibilidades de acceso a crédito para incrementar sus hectáreas y/o mejorar su infraestructura para la pos cosecha, etapa vital para incursionar en mercados exigentes. Las autoridades locales tienen la posibilidad de acercar a las instituciones estatales y privadas que pueden ofrecer a los cacaoteros la asistencia técnica y la transferencia tecnológica necesarias para competir en nichos de mercados especializados.

Otra de las tareas pendientes depende de los propios agricultores. Los dividendos obtenidos hasta hoy de manera individual, pueden ser potenciados si se empieza a trabajar de manera colectiva, es decir, conformando la organización de productores que represente sus intereses, que los ayude a conectarse con las autoridades y a negociar con los representantes de los mercados. Si bien es cierto existen organizaciones pioneras que han iniciado procesos embrionarios de articulación de los productores, éstas deben deponer posturas egoístas y ceder posiciones de liderazgo para que el producto organizativo sea verdaderamente representativo del territorio. Si en el corto plazo los directamente involucrados no buscan allanar los caminos para la consolidación del cultivo, tomando como ejes de trabajo los intereses comunes, los éxitos seguirán siendo escasos, por no decir negados.

desco Opina - Regional / 1º de julio de 2011
Programa Selva Central


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