lunes

Fragmentación y espectáculo de los partidos nacionales

Los medios de comunicación nos han agotado los últimos días con el espectáculo que vienen dando los distintos partidos nacionales que están exhibiendo impúdicamente sus miserias a medida que se acercan las elecciones nacionales. Ciertamente el Partido Popular Cristiano (PPC) es el que se lleva los méritos mayores. La disputa generada por sus eventuales elecciones internas, nos mostró a su Secretario General descalificando groseramente a un aspirante a candidato presidencial en las elecciones internas; el mismo personaje, más recientemente, desautorizó a Guido Lombardi, uno de los pocos congresistas discretos en un Congreso particularmente escandaloso, porque osó criticar los manejos del partido. Peor aún, sus distintos dirigentes ventilaron públicamente sus diferencias y sus ambiciones a propósito de la conformación o no de una alianza electoral, disputándose si ésta es con Solidaridad Nacional, con Pedro Pablo Kuczynski (PPK) o con candidato propio.
Finalmente optaron por éste que fue parte del show propio de los menudos, integrada por la agrupación de Humberto Lay, el Partido Humanista de Yehude Simon y Alianza para el Progreso, el fuerte de la relación, que parecía dejarla en el aire y marchar con Castañeda, haciendo innecesario el debate generado por el intento de PPK de incluir a Rafael Rey en la partida. Para que todo sea más entretenido aún, hay indicios de que éste podría terminar en una alianza con el APRA, que les permitiría continuar con el noviazgo roto tras su salida del Ministerio del Interior. En cualquier caso, para el ex ministro y sus aliados de hoy, el negocio finalmente les salió redondo. Se alzaron con una alianza que no por magullada, deja de ser importante.
El APRA, por su parte, tampoco se quedó atrás. Impuesta por el Presidente la candidatura de Mercedes Aráoz, el partido resignadamente se limitará a esperar el 2016. Las pugnas, antes que por las vicepresidencias, que es como han aparecido, serán por las curules para el futuro parlamento, que sin duda serán bastante menos que las que hoy día tienen. Para hacerle las cosas más difíciles, la renuncia del fugaz Ministro del Interior tras nuevo escándalo de corrupción, acrecienta las limitadas posibilidades de la agrupación de la estrella. Las disputas en el fujimorismo, por su parte son menos visibles, entre otras cosas porque prácticamente nadie está dispuesto a hacer alianza con ellos. Por el momento se limitan a pelear por el acceso a las listas parlamentarias y la orientación de su campaña.
El nacionalismo y las izquierdas, aunque con más discreción, también han puesto su cuota. Fuerza Social, tras distanciarse de Perú Posible, se equivocó al lanzar la precandidatura de un emprendedor que creyó olvidada su aceptación del autogolpe del 92 y su vínculo laboral, con el fujimorismo. Metidos en un callejón difícil, buscan una luz al final del túnel que puede ser el ex Canciller Rodríguez Cuadros. Pero todavía no se pelean del todo con el Movimiento Nueva Izquierda (MNI) que tampoco se va del todo con los nacionalistas. El Partido Nacionalista Peruano (PNP) no encuentra aún la fórmula para negociar con los sectores de izquierda dispuestos a marchar con ellos y de un lado y otro se recriminan «sotto voce» por las exigencias que cada quien pone en la mesa de negociación.
Y todos, absolutamente todos, siguen anunciando sus alianzas con distintos grupos regionales, en la creencia errónea que éstos pueden garantizarles los votos suficientes para llegar a Palacio o por lo menos, para salvar la inscripción. Así las cosas, quien sigue ganando espacio es Perú Posible que parece tener cerrado su acuerdo con Somos Perú y Acción Popular, preocupándose hasta ahora y como siempre, por controlar eventuales deslices de su candidato, que por lo demás, se está manejando con habilidad y discreción.
Así las cosas, todo indica que la elección, salvo sorpresas que nunca se pueden descartar, será dentro de los candidatos del modelo. El espectáculo del que somos testigos todos, explica –más allá de las críticas a sus eventuales propuestas que se agotan en seguir confiando en el piloto automático que se llama altos precios de nuestras materias primas y demanda internacional– la profunda desconfianza que tenemos en los políticos y por extensión en la política. Más grave aún; permite entender también nuestra limitada valoración de la democracia.
Aunque somos escépticos, sólo queda confiar en que algunos sectores reaccionen a tiempo y se preocupen por construir puentes con la ciudadanía que hasta hoy los mira a la distancia y no sabe si reirse o llorar.

desco Opina / 29 de noviembre de 2010
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Simulacros de sismo y tsunami: sin roches, ni paltas

Parece que cuando a principios de año se anunció un cronograma de simulacros de sismo en la capital y en el Callao, la cosa iba en serio. Tal vez los recientes temblores ocurridos en Lima –y que muchos ni percibieron–, ayudaron a mantener firmemente esta decisión.
El caso es que, con o sin presión de por medio, los días 23, 24 y 25 de noviembre se realizará el simulacro de sismo y tsunami en Lima y Callao. Lo interesante de este ejercicio de prevención, es que se realizará por etapas. El día central en que se «producirán» los sismos y tsunamis, será el 24 de noviembre a las diez de la mañana. Las zonas que participarán son el Callao, la Costa Verde y la bahía de Lima. Mientras que en la tarde, se realizará el simulacro de sismo en el Centro Histórico de Lima, Rímac y Villa María del Triunfo.
Las autoridades del Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) hacen un simulacro de prevención en caso de sismo con un estilo descentralizado, en distritos específicos y con responsables a cargo, en este caso, la Municipalidad de Villa María del Triunfo. Quizá de esta forma, menos ciudadanos «quiten el cuerpo», cuando llegue el momento de participar.
Lo curioso es que quienes habitamos en Lima Sur, tenemos más de un motivo para ser parte activa en este simulacro. Por ejemplo, los nuevos barrios que han tomado las quebradas y cimas de los cerros de Villa María del Triunfo (también hay nuevos barrios en Villa El Salvador), se ubican en zonas altamente vulnerables. Aquí el peligro no solo es preocupante por la ubicación de la vivienda, sino por los problemas estructurales que presenta la construcción de la misma. (Ver Estudio Urbano: “Vulnerabilidad Físico Habitacional por Riesgo Sísmico: Tarea de todos, ¿Responsabilidad de alguien?”). Ojalá este simulacro, involucre a estos nuevos barrios y aliente a sus vecinos a organizarse, reflexionar y tomar medidas.
Por otro lado, también es de justicia señalar que hay un sector de la población de los nuevos barrios que se está agrupando en exitosas experiencias como la reciente Feria Barrial 2010 “La prevención, ¡empieza ahora!”, en la que los propios vecinos, están empujando el coche en materia de prevención de desastres a través de los Comités Vecinales de Defensa Civil (COVEDECI). Aunque falta mucho por hacer, el esfuerzo por emprender un trabajo articulado empieza a evidenciarse como ha ocurrido con la reciente presentación del Manual “Organización, preparación y evaluación de simulacros por riesgo de sismo y tsunami en los nuevos barrios”, en la que vecinos, dirigentes y autoridades se reunieron para hablar del tema.
Frente a este panorama, y al nuevo escenario político que se viene con el inicio de gestión de los nuevos alcaldes, es válido preguntarse qué sucederá en adelante y cómo se recogerán estas iniciativas para replicarlas en otros sectores de Lima Sur.
Y es que lamentablemente, no es solo un problema de concertación entre autoridades y vecinos.
El ciudadano, en líneas generales, aún no aprende, se siente invulnerable y carece de madurez, para interiorizar que un simulacro no es un «tiempo muerto», sino un tiempo que puede emplear para saber cómo actuar y salvar su vida y la de su familia. No desperdiciemos esta oportunidad.
desco Opina - Regional / 22 de noviembre de 2010
Programa Urbano

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viernes

Preparándose para abril

Las elecciones municipales y regionales quedaron atrás, esperándose solamente la segunda vuelta que debe darse en diez regiones del país para culminar definitivamente esta etapa. Hoy, la atención y las apuestas se dirigen hacia las fórmulas que compondrán las planchas presidenciales y las listas parlamentarias que entrarán en disputa en abril próximo.
Por ahora, el campo está bastante abierto lo que, dada las características de nuestros partidos nacionales –los mismos que no tuvieron nada que celebrar y mucho que lamentar en los comicios locales y regionales–, posibilita márgenes de maniobra que ensanchan al máximo el juego de probabilidades.
La manera en que empiezan a darse las cosas, no permite generar expectativas sobre cambios respecto a lo que ha sido el comportamiento habitual de los partidos políticos durante las últimas décadas. Es decir, seguirá primando ese básico pragmatismo que los conduce a entablar «negociaciones» sin materia negociable, en tanto la ausencia de programas y planes de gobierno, buscando únicamente la mejor manera de sumar los votos necesarios que permitan ganar la presidencia de la República o el mayor número de congresistas.
En efecto, las candidaturas presidenciables, las oficiales y las oficiosas, han inaugurado su temporada de caza, sondeando todas las posibilidades. Se acercan a otros candidatos, escrutan a los movimientos regionales, tantean a los «independientes», averiguan la opinión de los empresarios y viajan a Washington o a capitales europeas. Sin embargo, no se les ocurre levantar una propuesta ni preocuparse por consolidar una organización.
Así, todo hace suponer que seguiremos conviviendo con los enormes problemas de representatividad que aquejan a la política peruana desde hace un buen tiempo. Aun cuando existen suficientes indicios para conjeturar que algunos cambios tibios pero firmes pueden sobrevenir, porque a estas alturas los límites del modelo imperante son más que obvios sin haber podido aliviar los malestares estructurales del país, no parece existir la disposición ni la audacia necesaria entre los actores políticos.
Tal como vienen colocándose los factores al inicio de la competición, no se formula una voluntad que aspire a presentarse como una alternativa nítida frente a lo dado. Para el caso, podemos remitirnos al ejemplo más patético, el presidente García, para quien el próximo Presidente tiene como única gran tarea continuar en la misma lógica con la que condujo su administración; como si las frustraciones ante la evidente inequidad en la distribución de los ingresos, la persistencia de la pobreza y la corrupción que desborda por todos los lados, fueran sólo fantasías.
Es decir, en el papel, pareciera que fueran momentos propicios para construir campos de fuerza consolidados, estableciendo claramente lo que corresponde a la izquierda y a la derecha en el espectro político peruano. Algo de esto forzó por expresarse en las recientes elecciones municipales y regionales, en las que los intentos de desprestigiar a candidaturas como las de Villarán en Lima, Santos en Cajamarca, Cerrón en Junín, entre otros, fueron vanos.
Pero, pareciera primar el conservadurismo y, en esa medida, los aspirantes presidenciales prefieren ser vistos como expresiones de «centro», corriéndose la posibilidad de saturar este espacio que, dicho sea de paso, es el sitio correcto de la imprecisión y la ambigüedad.
En suma, estamos en tiempos de espera. El APRA, mejor dicho, García, ha apostado por una «independiente» dejando colgados a los dirigentes y bases de su partido. Al parecer, también a Castañeda. A Toledo lo vemos en febril actividad por las provincias del país. Keiko parece confiada en sus posibilidades de ingresar a la segunda vuelta. Mientras tanto, en lo que podría ser el espacio de la izquierda, si bien ya está decidido que no se buscarán determinadas compañías, aún pueden encontrarse maneras que les den buenos resultados en abril.
desco Opina / 12 de noviembre de 2010
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De carreteras y otras herencias

En estos días se ha desatado una discusión de proporciones entre el Presidente electo de la Región Huancavelica, Maciste Díaz y el saliente, Federico Salas. El primero dice que no existen obras de impacto durante el régimen de su antecesor y que de todas maneras solicitará una auditoría de la gestión de Salas ante los órganos competentes. La respuesta no se ha dejado esperar, la autoridad saliente ha señalado que el virtual Presidente peca de ignorancia, que de acuerdo a ley, se procede anualmente con las auditorías correspondientes y, finalmente, que sí hay obras, como el Hospital de Pampas y 500 kilómetros de carreteras, por las que ha transitado el propio candidato para desarrollar su campaña.
Mientras hoy se discute el asunto de las auditorías, quisiéramos destacar lo acontecido durante la presentación del gabinete Chang ante el Congreso de la República. Si bien la presentación fue regular, tratándose de un nuevo gabinete, hubo un conjunto de preocupaciones que atañen al interior del país, concretamente a Huancavelica. Ante la interrogante de un congresista sobre las carreteras en esta región, la respuesta del Ministro de Transportes ha dejado al pueblo huancavelicano, francamente confundido. Dijo el Ministro que la carretera Huancavelica-Castrovirreyna-Pámpano está en ejecución, es decir en pleno asfaltado. Nosotros transitamos por esa vía y la verdad es que no hemos visto movimiento de tierra alguno.
Lo explicaremos por partes.
Al asumir el cargo en 2006, el Presidente Salas dijo que si bien las intervenciones de las ONG eran interesantes, resultaban muy pequeñas. Su gobierno se proponía replicar las experiencias exitosas para disminuir drásticamente la pobreza, pero con acciones de envergadura, como un gran Programa de Alivio a la Pobreza. Ofreció también el asfaltado de las carreteras de integración en la región, esto es, asfaltando las vías de Imperial a Pampas, Lircay - Huancavelica y Acobamba -Huancavelica.
El Programa de Alivio a la pobreza fue presentado en Lima con apoyo de la Municipalidad de Miraflores y los auspicios del Ministerio de la Mujer y de la Unión Europea. Sin embargo, la Oficina de Programación de Inversiones (OPI) de la Región Huancavelica lo desestimó de plano, a pesar del anuncio del Director de Inversión Pública del Ministerio de Economía y Finanzas, que señaló que el SNIP no era requisito para los programas sociales y que apenas se requería un convenio con los sectores de Agricultura, Salud y Educación, que eran las entidades involucradas en el marco del mencionado programa. Ante la negativa de la OPI regional, se optó entonces por priorizar el asfaltado de las carreteras de integración antes mencionadas, dejando de lado el perfil (para entonces se había procedido a contratar una empresa encargada de la elaboración del expediente técnico) de la carretera Huancavelica - Rumichaca que debía integrarse al circuito Libertadores (Pisco, Ayacucho). La población huancavelicana desconoce la situación del proceso, no se sabe si el contrato fue rescindido o que sucedió con él.
En resumen, no hay Programa de Alivio a la Pobreza y las carreteras de integración no fueron asfaltadas. El Ministro de Transportes dijo en el Congreso de la República que la vía Pámpano-Castrovirreyna-Huancavelica estaba en plena ejecución y el Presidente saliente dice que hay más de 500 kilómetros de carreteras construidas. Sería bueno explicar mejor estos resultados. ¿Se tratará de un asunto de comunicación, nada más?
El asunto de la incomunicación es latente en esta región, pareciera que las autoridades no disponen de los mecanismos más adecuados para comunicarse en el cotidiano con la población huancavelicana, que, en gran proporción, es quechua hablante. La población quiere saber, por ejemplo, cuánto costarán las postas y centros de salud que viene construyendo el Gobierno Regional. Por lo pronto, hemos observado los avisos de obra de uno de los centros de salud, donde se anuncia un costo superior a 3 millones de soles, suponemos los leídos que este monto es el correspondiente al total de las obras que, según se ha informado son seis. Aun en este último caso, sería bueno informar cuánto cuesta cada obra.
desco Opina - Regional / 5 de noviembre de 2010
Programa Sierra Centro

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martes

¿Intento de renovación en los partidos tradicionales?

Confirmados los resultados de las elecciones subnacionales, en la práctica se dio la largada para la carrera a la Presidencia de la República. Los denominados partidos nacionales están realizando distintos movimientos para definir sus candidaturas. Como no podía ser de otra manera, se encuentran entre los grandes derrotados del pasado 3 de octubre, replanteándose, muchos de ellos, la forma en la que se posicionarán en el partidor. El partido de gobierno, que hasta hace unas semanas anunciara elecciones internas en las que competirían Velásquez Quesquén y Jorge del Castillo, está insinuando la posibilidad de una coalición con el Partido Popular Cristiano. En esa perspectiva, acaricia la posibilidad de un candidato o candidata independiente como Mercedes Aráoz. La ex ministra ya había adelantado su disposición meses atrás, aunque entonces fue criticada por los mismos que hoy día pretenden atraerla.
En Unidad Nacional, tras la tercera derrota de Lourdes Flores, todo indica que ella misma estaría promoviendo la posibilidad de una candidatura propia, elegida en eventuales primarias internas. Un conocido economista, de reciente vinculación a dicha agrupación, ha cogido el guante y parece decidido a competir, argumentando la necesidad de renovar la política, fortalecer e institucionalizar los partidos históricos y enfrentar la corrupción.
En ambos casos, se evidencia la desconfianza que les genera a unos y otros, la viabilidad y la sostenibilidad de la candidatura de Luis Castañeda. A pesar de los guiños, que invocando al sol y la estrella se hicieran el Presidente y el ex alcalde, es evidente que al primero le preocupa la auditoría que hará la electa alcaldesa, Susana Villarán, precisamente en medio de la campaña electoral. Lourdes Flores, por su parte, tratando de recuperar la vigencia de un partido, que además de la derrota en Lima tampoco obtuvo nada nacionalmente, parece no mirar con mucha simpatía la subordinación de su organización, con más de 40 años de historia y pretensión doctrinaria, a Solidaridad Nacional. Ello además de compartir idéntica preocupación con el mandatario sobre los riesgos grandes que correría su socio.
Mientras se suceden y se resuelven estos dilemas, Keiko Fujimori reitera que Fuerza 2011 marchará a las elecciones sin alianzas, mientras Ollanta Humala, aunque declara su voluntad de integrar un frente más amplio que sus solas y propias huestes, no da señales claras de una disposición real en esa dirección, manteniendo en ascuas a diversos sectores izquierdistas que lo quieren como candidato presidencial y como locomotora electoral. En este inicio de fiesta, quien parece sentirse más cómodo es Alejandro Toledo, que es quien mejor puede aprovechar el río revuelto. Asumiendo el modelo económico como marco general de su apuesta –en lo que no se diferencia sustantivamente de Fujimori, Castañeda y quienes resulten candidatos del APRA y el PPC– pretende marcar distancia de ellos a partir de su lejanía con el fujimorismo. Así, busca atraer a Fuerza Social, Alianza para el Progreso y otras agrupaciones menores como AP, Renovación Nacional y Somos Perú. Discretamente, que es lo que le conviene, busca ocupar el espacio del centro político y beneficiarse de la imagen «fresca» que introduce Fuerza Social en Lima.
Tanto en el APRA como en sectores del PPC, estas correrías indican que han entendido, por lo menos una parte del mensaje del electorado hace unas semanas; no quiere los mismos rostros, busca renovación en los liderazgos y cada vez más, cuestiona la corrupción. Es evidente que entre sus dirigentes y los independientes que están proponiendo, hay diferencias a favor de los segundos. Son rostros más o menos nuevos, que recién incursionarían en la política partidaria, que venden una imagen de éxito profesional, de conocimiento y de disposición a renovar la política y comprometerse con el país, «defendiendo» el crecimiento logrado y sus políticas, pero denunciando también la corrupción. Es, sin duda, un intento interesante, porque es claro que nuestra democracia requiere de partidos sólidos, renovados y con propuestas. El interés de los voceados, como en el caso de Fuerza Social, nos pone frente a una generación de cuarentones y treintañeros decididos a incursionar en la política y eso debe ser saludado y bienvenido.
Sin embargo, cabe preguntarse si no estamos frente a nuevas fintas de parte de los partidos nacionales, tratando de reubicarse tras una nueva derrota. Ello más allá de las buenas intenciones o de los cálculos de los invitados e invitadas a lanzarse a la piscina. Más importante aún, hay que preguntarse si en los resultados del 3 de octubre sólo se expresó la búsqueda de nuevos liderazgos o si también, como lo sostienen distintos analistas, se produjo un cambio de temperatura del electorado, harto de la corrupción y de la pequeña política de los partidos nacionales, pero también con crecientes malestares por la ausencia de un Estado que sólo parece existir para los grandes inversionistas y el gran capital.
desco Opina / 2 de noviembre de 2010
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