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Llegaron las elecciones


El pasado 19 de junio fue la fecha final que tenían todas las agrupaciones, movimientos y partidos políticos que deseaban participar del proceso electoral municipal y regional en octubre del 2018. Llegaron a inscribirse 21 listas en Lima Metropolitana de acuerdo al portal web del JNE. Mientras se redactaba la presente nota, cuatro de ellas figuraban como inscritas, es decir con sus documentos ingresados, tres como improcedentes al haberse detectado errores e inconsistencias en la documentación presentada, y solo trece como admitidas para participar del proceso electoral.
Similar proceso se viene dando a nivel local en donde de los distritos de Lima Sur, Lurín y Villa María del Triunfo cuentan cada uno con 18 agrupaciones políticas en contienda, mientras que San Juan de Miraflores y Villa El Salvador tienen en cada caso 20 agrupaciones participando del proceso electoral.
Un análisis superficial de estos datos podría concluir que la multiplicación de listas obedece a un alto interés de participación de ciudadanos que, comprometidos con el desarrollo local de la ciudad, han tomado la decisión política de concurrir a las elecciones para mejorar su distrito. Esta primera impresión se revela errónea si constatamos que la mayoría de ciudadanos de a pie, ve con indiferencia y hasta con recelo la gran cantidad de candidatos que pugnan por hacerse del cargo municipal. Recordemos que en la última encuesta de GfK, el 70% sospechaba de la corrupción de su alcalde actual y el 52% no mostraba ninguna motivación en ir a votar.
A ello se añaden los ajustes normativos aprobados por la mayoría fujimorista en el Congreso, que en 2015 impulsó la reforma de los artículos 191, 194 y 203 de la Constitución, para prohibir la reelección inmediata de autoridades municipales y regionales, respondiendo a las denuncias de corrupción ocurridas en ese momento en distintas jurisdicciones como Tumbes y Áncash, considerando que los gobiernos de turno que se perpetuaban en el poder eran más propensos a la corrupción. Si bien la norma parecía atender el problema, hemos visto como la «habilidad» de los actuales gobernantes se ha puesto de manifiesto al usar mecanismos y estrategias aprobadas por el mismo Congreso, como la posibilidad de tener dos domicilios legales para perpetuarse en espacios de poder. Así, los electores hemos sido espectadores de como alcaldes de un distrito se han hecho candidatos del distrito vecino, o como otros han puesto a sus hijos y esposas, restando mérito a un proceso que ya de por sí es cuestionado por la ciudadanía en general.
En este escenario poco auspicioso, es que se hace necesario que estemos alertas sobre quiénes son los candidatos y qué propuestas tienen, pero sobre todo a qué intereses representan. El pasado reciente deja claro que estos no son necesariamente los de la ciudadanía y el bien común de la ciudad, lo que nos interpela sobre la relación y responsabilidad que tenemos a la hora de elegir a nuestras autoridades. La acción política colectiva la hemos dejado hace mucho tiempo al mercado, que por su lógica nos trata como consumidores y usuarios. Pensar a estas alturas que las cosas van a cambiar porque vendrá un salvador a nuestras vidas (en este caso en las elecciones) es esperar que los mejor preparados para hacer «negocios» y los más mafiosos, sigan ocupando los cargos públicos en nuestra ciudad.
La corrupción se encuentra entre nosotros desde hace mucho tiempo, solo que ahora la vemos en videos y la escuchamos en audios, como lo evidencia la siniestra relación que existe entre los integrantes de las mafias más peligrosas del país y miembros del Consejo Nacional de la Magistratura, mostrando un mercado de sobornos y favores donde se absuelve violadores, se perdona a corruptos y se compran puestos en el Poder Judicial.
Las salidas a esta situación dependerán de nosotros mismos y de la capacidad de organizarnos políticamente para construir propuestas alternativas a la política tradicional, que no ha permitido ni permitirá, que nos desarrollemos como sociedad. El jueves 19 tenemos la convocatoria a una nueva marcha; participemos y contribuyamos a que esa indignación que sentimos diariamente no se quede en un proceso de normalización y, por el contrario, nos llame a la reflexión y acción.

desco Opina - Regional / 16 de julio de 2018
Programa Urbano

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