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Entre espectáculos y encuestas

Curiosa campaña electoral la que vivimos. Buena parte de los distintos candidatos se prodigan en acusaciones e insultos contra sus competidores. Los medios de comunicación, en su mayoría, funcionan como caja de resonancia de un espectáculo que, de repetido cotidianamente, ya resulta tan cansador y agobiante como la multiplicación de carteles y paneles de hombres y mujeres, que creen que con la reiteración de su imagen es suficiente para llegar al Congreso y que no necesitan de propuestas claras para el país.
Así las cosas, los más de ellos carecen de todo pudor. La disputa de varios aspirantes al parlamento con la Municipalidad de Lima, afectados por el retiro de parte de la publicidad con la que contribuyen a la contaminación de la ciudad, mostró el nulo respeto que tienen por la ciudadanía. Su argumento último que consistió en sostener que las autoridades ediles hicieron lo propio cuando fueron candidatos y que a fin de cuentas, sólo se trata de un par de meses más, permite anticipar cual será su comportamiento de ser elegidos.
Los escasos y limitados temas que han tratado de ponerse en agenda –la unión homosexual, el aborto o alguna forma de liberalización de las drogas–, rápidamente se desnaturalizaron y se convirtieron en espectáculo. Vimos entonces a distintos candidatos corriendo a analizarse el pelo para demostrar que no son consumidores; tuvimos que soportar la carga de varios homofóbicos y más de una candidata que guardó silencio frente a las desapariciones, asesinatos y torturas del pasado reciente, se rasgó las vestiduras en nombre del derecho a la vida y en contra de cualquier posibilidad de discutir, siquiera, la posibilidad de interrumpir en ninguna circunstancia un embarazo. Como no podía ser de otra manera, no estuvieron solos. En algunos casos, desde el púlpito, el Cardenal con su particular punto de vista intentó formar opinión pública. En otros, un conocido periodista deportivo exhibió su original manera de entender la tolerancia y la democracia.
Los wikileaks y su difusión, también hicieron lo suyo. Las denuncias de unos candidatos y otros ocuparon los principales espacios noticiosos, mostrando una vez más como toda esta lógica del todo vale que parece haberse apropiado de la política, por lo menos de buena parte de ella, no es nueva y tiene ya una historia larga en este país, que es anterior a si el ex presidente Toledo trató de impedir el triunfo de Ollanta Humala el 2006 o si PPK ya tenía experiencia previa en amenazar con devaluaciones, antes de octubre del 2010.
Ahora bien, más allá del show y de la pobre anécdota en la que los candidatos parecen querer convertir las elecciones, las últimas encuestas publicadas estos días, muestran la afirmación de algunas tendencias que pueden calentar la campaña. Toledo sigue apareciendo cómodo en el primer lugar, pero es claro que no le alcanza para ganar en primera vuelta. Keiko sigue mostrando un piso duro de un quinto del electorado, pero el mismo parece también muy cerca de su techo. Castañeda se sigue aferrando a la posibilidad de pasar a la segunda vuelta donde todo indica sería el único con posibilidad de competir con Toledo, pero está obligado a hablar y cuando lo hace se equivoca, mientras Ollanta, aunque muy lentamente, empieza a moverse en la intención de voto y amenaza con desplazarlo. Por su parte, PPK parece condenado a conformarse como telonero de Miguel Ángel Cornejo y su prédica emprendedora.
Aunque todavía restan varias semanas para las elecciones, hoy es difícil imaginar la segunda vuelta sin Perú Posible. Lo que resulta menos claro es con quién podría enfrentarse. Descartado PPK, Fujimori, Castañeda y Humala, así en ese orden, tienen la expectativa de competir nuevamente con el ex mandatario en junio próximo. Ello los obligará a una mayor competencia y a posicionar su oferta electoral, que hasta ahora parece contentarse con atacar y cuestionar a Toledo. Humala tiene la ventaja de aparecer como el único candidato «distinto» en el proceso, además de ser el más resistido por el Presidente García; carga sin embargo con el fuerte peso de haber sido incapaz de articular una oposición y propuestas consistentes estos últimos años. De pronto, entonces, empieza un espectáculo diferente y nuestros protagonistas hacen un esfuerzo mejor que el que nos han brindado hasta ahora.
desco Opina / 4 de marzo de 2011
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