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viernes

Debates en (y con) Lima Sur

Hace dos semanas más de quinientos hombres y mujeres líderes de los distritos de Lima sur, se dieron cita en un debate de candidatos a la Alcaldía de Lima que debía contar con la presencia de todos los aspirantes a este cargo para discutir sobre la inclusión de esta parte de la ciudad en los planes de gobierno metropolitano. Pero la inclusión no es sólo cuestión de redacción. De cara al anunciado debate a realizarse en Villa El Salvador el próximo 27 de setiembre con las candidatas que van adelante en las encuestas, consideramos que cabe preguntar ¿Cuándo será estratégico para las grandes fuerzas políticas que planifican la ciudad, el diálogo con Lima sur?
«¿Qué hace la gestión metropolitana por Lima Sur?» fue un evento organizado y convocado por el Colectivo Lima Sur, que agrupa a 82 organizaciones de estos distritos y que ha canalizado las demandas metropolitanas de esta parte de la ciudad, en la Agenda Política de Lima Sur. Los intereses priorizados en este documento elaborado con la participación de vecinos y vecinas durante nueve meses de arduo trabajo organizativo, giran en torno a los ejes temáticos de educación, ambiente saludable, desarrollo económico local, equidad y participación ciudadana.
Aunque el 15% de la población total de la ciudad vive en los distritos de Pachacámac, Lurín, Villa El Salvador, Villa María del Triunfo y San Juan de Miraflores, es preocupante ver cómo el interés electoral de algunos candidatos parece haber dado la espalda a estos ciudadanos, excluyéndolos del diálogo, como es el caso de una de las dos candidatas con mayores posibilidades de salir elegida, Lourdes Flores de Unidad Nacional. Eludir espacios como éste, legítimos y democráticos, que permiten tener una visión integral de la ciudad y los ciudadanos que se pretende gobernar, es un acto excluyente y cambiar esta oportunidad por un mitin, resulta narcisista.
Durante el debate, Susana Villarán y Luis Iberico, se comprometieron –desde sus planes– a respetar e incluir las prioridades expresadas en la Agenda: mayor trabajo por la educación, cuidado del medio ambiente de Lima Sur y protección del último valle verde que aún le queda a la ciudad, mejores canales de participación y diálogo con la ciudadanía, menos discriminación y acción positiva a favor de mujeres y jóvenes e impulso a las dinámicas económicas locales que abastecen gran parte de Lima. Ese es el panorama metropolitano.
Sin embargo, de acuerdo a las encuestas, los candidatos distritales con mayores probabilidades de elección proceden de diversas fuerzas políticas, lo que plantea un escenario de gobiernos locales variado.
También a nivel distrital, los últimos debates organizados por el Colectivo Lima Sur muestran el gran interés de la ciudadanía porque sus voces sean escuchadas y los candidatos recojan e integren las propuestas ciudadanas en sus planes de gobierno local. Aunque resalta el esfuerzo de los candidatos por discutir sus programas de gobierno, resulta imprescindible generar un diálogo que integre los niveles distrital y metropolitano para unificar esfuerzos.
Sería positivo entonces, en proyección a los posibles resultados del próximo 3 de octubre, que los futuros alcaldes distritales y los candidatos metropolitanos comprometan y concerten planes –conjuntamente– en el respeto a las prioridades que los habitantes de Lima Sur plantearon para su desarrollo y que guarden coherencia y armonía con la mirada metropolitana. Es un principio de sentido común que haría más eficiente la gestión de la ciudad.
Lima Sur es parte de Lima metropolitana, y los ciudadanos que aquí viven, también padecen con la inseguridad ciudadana, el transporte caótico, entre otros problemas. De ahí la importancia de un instrumento como la Agenda Política de Lima Sur, que aporta con las prioridades señaladas por sus ciudadanos y ciudadanas y aunque no son los únicos temas a atender y fortalecer en estos distritos, son parte esencial del desarrollo que sus vecinos sueñan para su ciudad.
Nota aparte pero de igual relevancia, es el proceso de la Agenda Social de Lima Metropolitana, que logró articular a las organizaciones y pobladores de Lima Norte, Este y Sur en un espacio de formulación de una propuesta de desarrollo conjunta en el ámbito metropolitano.

desco Opina - Regional / 24 de setiembre de 2010
Programa Urbano

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martes

Mancomunidades municipales urbanas

desco Opina - Regional / 27 de abril de 2009

La semana pasada, la marcha de 200 alcaldes de municipalidades rurales de muchas partes del país protestando por el recorte presupuestal municipal pasó algo desapercibida para la prensa. Sin embargo, el tema de las mancomunidades municipales a escala urbana y rural debería cobrar importancia porque fue creado como un instrumento para fortalecer el proceso de descentralización en el Perú. ¿Lo está logrando?

Los recortes presupuestales a las municipalidades ascienden ya a 1858 millones de nuevos soles para el año 2009, los cuales corresponden a los recursos asignados vía Foncodes, Foncomún, Canon y la transferencia de recursos ordinarios. Ante estas y otras iniciativas del Ejecutivo, que van en contra de los intereses y la capacidad operativa de los gobiernos locales, estos últimos han mostrado que la vía de las redes y la asociatividad son un medio efectivo para capear el temporal y, en el caso particular de la Red de Municipalidades Rurales del Perú REMURPE, para una visión compartida del desarrollo rural. Para esta asociatividad hay distintas vías, y una de ellas implica un referente administrativo-jurisdiccional intermedio, la mancomunidad. ¿Cómo vamos con esta figura en el ámbito urbano, en particular en Lima Sur?

En primer lugar la ley vigente -de incentivo a la conformación de mancomunidades- no propone en realidad un reordenamiento territorial. Es menos pretenciosa (y en esta limitación hay que evaluar sus avances), pues lo que hace es darle un “certificado” a un agrupamiento de territorios (no necesariamente contiguos). Esa sería su contribución para el fortalecimiento del proceso de descentralización y la reducción de la brecha existente entre municipalidades provinciales o distritales, grandes y pequeñas, lo que habría que revisarse, específicamente en Lima Sur.

La ley define a la Mancomunidad como “el acuerdo voluntario de dos o más municipios, colindantes o no, que se unen para la prestación conjunta de servicios y la ejecución de obras, promoviendo el desarrollo local, la participación ciudadana y el mejoramiento de la calidad de los servicios a los ciudadanos”. Para los casos de AMASUR y la mancomunidad de los distritos del Litoral de Lima Sur, aún no se ha probado toda la fuerza que posee este instrumento de gestión, puesto que han priorizado la confluencia para brindar servicios públicos a la comunidad.

Tal es el caso evidente de Amasur que, aunque surgida antes de la normatividad vigente, su adecuación está tomando un tiempo que podría ser destinado a generar nuevos proyectos de desarrollo para los distritos asociados: Villa El Salvador, Villa María del Triunfo, San Juan de Miraflores, Pachacamac y San Borja. Así, su accionar en tres años de gestión, se ha limitado a campañas de limpieza pública interdistrital. Recién a principios de este año, a pesar de que en la presentación pública de AMASUR ya se había hecho este anuncio, se ha difundido el proyecto de construcción de una planta de tratamiento de residuos sólidos en Lima Sur que favorecería a todos los distritos de la mancomunidad.

Dado que las mancomunidades tienen prioridad en la distribución de los presupuestos, evidentemente es una ventaja pertenecer a una de ellas y, de esta manera, es obvio el interés de las pequeñas municipalidades por asociarse con las grandes, para que les reditúe en beneficios administrativos y geográficos.

Ello sería una manera de manifestar voluntad por el desarrollo y la equidad, teniendo en cuenta que la Ley de Mancomunidades también expresa su espíritu en base al principio de solidaridad. Pero, también podría ser una manera de generar más exclusión, si pensamos que las mancomunidades conformadas por distritos grandes podrían no acoger a distritos menos fuertes.

En todo caso, la Mancomunidad de los Distritos del Litoral de Lima Sur parece mostrar una realidad diferente. Formada inmediatamente después de la dación de la norma –aunque las intenciones se expresaron antes de ella- ha experimentado las ventajas de generar proyectos desde la asociatividad, entre otras cosas, por la prioridad que se les otorga como incentivo. Además, pensando en las municipalidades “pequeñas”, resulta ventajoso formar parte de una mancomunidad porque de esa manera le permite acceder a proyectos que de manera individual no lograrían poner en marcha. Sin embargo, los peligros están a la vuelta de la esquina.

Estas mancomunidades podrían estar dificultando la consecución de los objetivos de la descentralización. Si bien articulan a los poblados de menos recursos, también podrían servir como medios para perpetuar la zonificación de intereses económicos excluyentes. De esta manera, terminaría siendo irreal que una municipalidad pequeña, pueda alcanzar el desarrollo asociándose con una municipalidad de mayores recursos.

Es el caso del ordenamiento territorial en el lado este de los distritos del Litoral de Lima Sur, cuyo responsable es el Instituto Metropolitano de Planificación (IMP), pero que no ha priorizado este tema en su agenda. Las seis municipalidades que conforman la Mancomunidad de los Distritos del Litoral de Lima Sur acordaron planificar dicha zona, con asesoría del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), pero aún están en la fase de recaudación de fondos (1) .

La propuesta es que el uso sea compatible con un espacio ecológico y recreacional. Sin embargo, esto no está exento de problemas. Las indefiniciones jurisdiccionales-territoriales que se multiplican en Lima sin visos de solución, dificultan la debida claridad sobre los alcances de las decisiones tomadas y la población que debería estar comprometida con las mismas. De esta manera, surgen posiciones –con razón o sin ella- que argumentan exclusiones, como pueden ser los casos de la comunidad campesina de Cucuya, la comunidad campesina de Chilca, el Asentamiento Humano San José II y las 158 familias de las Pampas de San Bartolo.

De esta manera, es urgente –para la viabilidad de las mancomunidades municipales- la resolución de conflictos relacionados a demarcaciones territoriales. Los cuarenta conflictos interdistritales, que aquejan a muchas municipalidades de Lima Metropolitana y el Callao, generan una gestión ineficiente tanto para la administración de sus recursos financieros, la formulación de planes de desarrollo y la aplicación de los presupuestos participativos. Demás está decir que la creación de mancomunidades municipales pueden ser un instrumento para mejorar la gestión administrativa y cumplimiento de metas en función del desarrollo. Por eso, nada mejor que evitar convertir a estos espacios asociativos en cajas de resonancia de los actuales conflictos. Para que así sea, un buen primer paso es fortalecer la vigilancia ciudadana, para evitar que se conviertan, por ejemplo, en una plataforma política para determinados aspirantes distorsionando así sus objetivos. En otras palabras, lo que debe evitarse es que la función pública pueda terminar privatizándose.

(1) Ver http://www.elcomercio.com.pe/edicionimpresa/Html/2008-03-17/incertidumbre-sobre-uso-lado-este-balnearios-impide-su-desarrollo.html

desco Opina - Regional / 27 de abril 2009
Programa Urbano

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