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Elecciones y violencia en la Selva Central



Luego de las elecciones regionales y municipales del 5 de octubre pasado, mientras la prensa capitalina se concentraba en construir el nuevo mapa político nacional, el interior del país se convertía en una fotografía de la frágil credibilidad de nuestro sistema electoral.
En la Selva Central las protestas generalizadas, las acusaciones de fraude, violencia en los centros de votación, agresiones a candidatos y a sus simpatizantes, han estado presentes durante el proceso. En el caso de Pasco los resultados trajeron un vencedor cuestionado: Klever Meléndez, Presidente Regional y candidato por Pasco Verde que actualmente se encuentra en prisión, alcanzó la segunda vuelta para la elección regional. Tal parece que las serias acusaciones de corrupción y los videos que fueron difundidos por la prensa nacional no mellaron la credibilidad del candidato frente a sus simpatizantes.
Del rosario de incidentes en el proceso electoral de la Selva Central, el más grave ha sido el asesinato de un candidato a la alcaldía de Pangoa que, si bien es cierto, sucedió días antes del 5 de octubre, anticipaba la necesidad de una mejor estrategia de las fuerzas del orden para garantizar la seguridad del proceso; antes, durante y después de las elecciones.
A pesar de que el criminal fue identificado y detenido, los ánimos de beligerancia que tensaron el proceso en los distritos electorales no se calmaron.  Durante esa misma semana en el distrito de Pichanaqui –a unos cuantos kilómetros de distancia– un grupo de desconocidos quemó la moto lineal de un candidato a regidor, método de amedrentamiento que sorprendió a los vecinos del sector denominado Villa Perené.
Del mismo modo, durante la semana post-electoral (antes y después del conteo de votos y anuncio de resultados oficiales) se registraron casos como agresiones a candidatos y sus simpatizantes en lugares como la ciudad de Oxapampa; una toma de carreteras en Puerto Bermúdez; y, quema de actas y cédulas de sufragio en varias otras localidades. En Oxapampa, las agresiones fueron dirigidas a un ex candidato quien luego de denunciar públicamente un fraude, sufrió una golpiza incluso registrada por un medio televisivo local. Pese a quedar demostrado desde cual tienda política provenía la acción criminal, hasta la fecha no se tiene conocimiento que se haya identificado y detenido a los responsables.
Mientras tanto, la toma de carreteras en Puerto Bermúdez vino acompañada de acusaciones graves hechas por manifestantes, quienes señalaban que la agrupación de la alcaldesa reelecta había «comprado» el apoyo de la ONPE, facilitando la existencia de «electores golondrinos». Esta y otras acusaciones que nunca pudieron ser demostradas, sirvieron de excusa para sitiar el palacio municipal; azuzar la quema de ánforas, cédulas de sufragio y actas de escrutinio de algunas localidades; tanto como para generar destrozos en centros de votación y movilizar a pobladores para bloquear el paso de vehículos en señal de protesta.
Lo cierto es que en esta jurisdicción –Puerto Bermúdez– la sombra de la corrupción ha estado presente varios meses antes del inicio de la campaña electoral. En este sentido, la reelección sólo ha exacerbado los ánimos de los pobladores y restado credibilidad a los procesos electorales en los que se sustenta nuestra democracia representativa.
Ante esta seguidilla de incidentes que afectaron la Selva Central, el Presidente Ollanta Humala formuló un llamamiento a la calma e instó al Congreso a legislar para definir límites a la participación de candidatos cuestionados e inmersos en actos de corrupción, lo que podría significar cerrar el acceso a los grupos de poder local y camarillas que, en muchos pueblos pequeños del país, manipulan a la población para reelegirse permanentemente y enriquecerse ilícitamente.

desco Opina - Regional / 31 de octubre de 2014
Programa Selva Central
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