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Incertidumbres en la Macro Región Sur tras la segunda vuelta



La campaña para la segunda vuelta de las elecciones para Presidente Regional en Arequipa y Puno, duró dos meses en los que predominaron los ataques antes que las propuestas sustentadas, con muchos silencios y omisiones en temas clave.
En Arequipa, celebrando lo que creía su victoria electoral, un despistado Javier Ismodes Talavera, candidato de “Arequipa renace”, se bañó en la pileta de la Plaza de Armas de la ciudad. Horas después, sin embargo, con un mayor número de actas contabilizadas, la ONPE informaba que su contendora, Yamila Osorio Delgado, de “Arequipa Tradición y Futuro”, era la ganadora de los comicios. La lectura de los votos arrojaba también una sombra, pues casi un tercio del electorado, al parecer, no se sintió representado, y anuló o dejó en blanco sus papeletas en las urnas. El primer debate electoral, en el cual participaron los equipos técnicos de ambos candidatos, hizo ver claramente a muchos, que los movimientos políticos que los cobijan tenían serios vacíos y debilidades. Quizá esto, o el que los dos contendientes tuvieron relación con la hoy cuestionada gestión del actual Presidente Regional, Guillén Benavides, influyeron en el descontento demostrado en las urnas.
En una de sus primeras declaraciones como presidente electa, Yamila Osorio ha manifestado que su tarea inicial será culminar con las obras del gobierno regional, pero el pasivo de Guillén es muy grande, y si a esto le sumamos que el presupuesto para el 2015 ya está decidido y que esta gestión ha comprometido parte del canon minero de los próximos años, le será muy difícil tener un buen arranque. ¿Con qué dinero viabilizará sus promesas electorales? Esa es una pregunta que difícilmente podrá contestar, en especial a las provincias, a las que debe parte de su victoria. Es por ello esperable un gobierno complicado y con muchas tensiones de por medio.
En Puno, Juan Luque Mamani (Proyecto de la Integración para la Cooperación-PICO) se alzó con el 54% de los votos válidos. Sin embargo, varios analistas coinciden en que si quiere demostrar que su gobierno será probo, debe aclarar una serie de denuncias por presuntos actos de corrupción y deslindar con personajes un poco oscuros de su entorno.
La parte norte de Puno, habitada por población mayoritariamente quechua, fue la que le dio la victoria, por lo que en el primer año de su gestión, también con un menguado presupuesto, deberá seguramente afrontar las demandas de estas provincias. Un asunto altamente preocupante es conocer qué compromisos habrá asumido el candidato ganador para conseguir el apoyo abierto de los mineros informales e ilegales de La Rinconada y Lunar de Oro, siendo la contaminación por esta actividad uno de los más graves problemas de Puno, en un contexto donde el proceso de formalización de estos mineros se ha estancado.
Otra de las victorias que preocupa en la Macro Región Sur es la de Luis Otsuka Salazar en Madre de Dios. Golpeado por la tala ilegal y la minería ilegal e informal, ahora el departamento tendrá como máxima autoridad política a un antiguo dirigente de los mineros, que además tiene denuncias por explotación en zonas intangibles.
En Cusco, Edwin Licona Licona (Kausachun), no ha tenido mayores cuestionamientos, y su votación ha sido más bien una respuesta a los políticos tradicionales cusqueños con muchas denuncias en su haber. Lo único que se le critica es su poca experiencia en la gestión pública. Finalmente, en Tacna, Omar Jiménez Flores (Movimiento Cívico Peruano) tendrá que sobrellevar la poca representatividad de su movimiento político en el Consejo Regional, de allí su mensaje por la unidad de Tacna tras su victoria.
Este proceso ha sido la confirmación de la debacle de los partidos nacionales en el sur peruano, de la precariedad de los movimientos regionales y de la urgencia de una reforma política con medidas que, entre otras cosas, contribuyan a fortalecer la institucionalidad regional, a impulsar la participación ciudadana y mejorar el reglamento electoral. La situación plantea, también, un reto para que la población organizada pueda impulsar un proceso democrático de participación y vigilancia ciudadanas en un contexto de crecientes denuncias y escándalos de corrupción que involucran a autoridades y funcionarios públicos. Esta vez, mirar de soslayo, puede resultar aún más desastroso. 

desco Opina - Regional / 12 de diciembre de 2014
Programa Regional Sur
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¿Atrapados sin salida?

Pareciera que nada nos conmueve en el país. Luego de un CADE en el que lo más llamativo fue la pobreza de ideas, las más de ellas desgastadas y largamente repetidas como señaláramos en un editorial anterior, siguió la aprobación del presupuesto 2015, prácticamente tal cual fuera diseñado en agosto pasado por el Ministerio de Economía y Finanzas. Es decir, un presupuesto que recentraliza aún más el gasto público, afectando especialmente a los gobiernos municipales, y que mantiene el criterio histórico e inercial para la distribución de los recursos, al extremo que las regiones con mayor pobreza y menor densidad del Estado seguirán recibiendo menos recursos de inversión per cápita que aquellas otras que se encuentran en mejor situación. Así, por ejemplo, Moquegua tendrá más dinero por habitante que Cajamarca o Ayacucho.
Entre ambos eventos, el Congreso de la República aprobó el tercer paquete económico y poco después, el cuarto y el quinto. Estos últimos, como los anteriores, orientados a satisfacer las demandas de los distintos sectores empresariales y a crearles mejores y mayores condiciones en nombre de la recuperación de la velocidad del crecimiento y la simplificación de la «tramitología» que sería la causante de todos nuestros males. El énfasis puesto en el presupuesto 2015 en los mecanismos de obras por impuestos y alianzas público-privadas es parte de esa misma lógica, a pesar de que la experiencia –como lo ha demostrado el Grupo Propuesta Ciudadana con su análisis del Programa Minero de Solidaridad con el Pueblo– no demuestra precisamente la eficacia de las empresas, que tras cinco años habían ejecutado apenas el 65% de los 2,285 millones de soles comprometidos.
El domingo 7 se realizará la segunda vuelta electoral en 14 regiones del país. A diferencia de lo que ocurrió en la primera ronda del 5 de octubre, éstas no han despertado el mismo interés. Apenas algunas encuestas en Arequipa, Ica, Cusco y Tacna y el ritual de los debates promovidos en esta ocasión por el Jurado Nacional de Elecciones, desplazadas en los medios por el «éxito» que sigue mostrando en la opinión pública el ministro Urresti, que puede terminar siendo el vulnerable nacionalista que distintos sectores empresariales pretenden derrotar el 2016. Ello a pesar de que más de 7 millones de peruanos y peruanas elegirán las autoridades, en muchos casos entre candidatos fuertemente polémicos, en cerca del 60% del territorio nacional.
Las próximas semanas estarán ocupadas por la COP 20 y los millones de dólares que dejará el evento, según algunos voceros del gobierno, encargados de la participación peruana, que no tienen el mismo interés en explicar la posición que llevamos a esa reunión, en la que tenemos una responsabilidad central. Imposible sorprenderse entonces, de la falta de información y el desconocimiento que la mayoría de peruanos y peruanas muestran sobre los alcances e implicancias de lo que se negocia en el evento de cara al cambio climático.
Atravesando todos y cada uno de estos hechos, la campaña del 2016 ya en marcha. Alan García, Keiko Fujimori y PPK instalados en el partidor, compitiendo soterradamente entre sí y hermanados por cerrarle el paso a cualquier voz disidente con este curioso «orden» en el que nada parece moverse, no obstante los claros síntomas de la crisis simultánea del modelo de crecimiento económico y el naufragio del sistema político en el que los peruanos y peruanas creen cada vez menos. Si Carlos Ramos, acusado de vinculación con César Álvarez fue elegido Fiscal de la Nación, Víctor Ticona, acusado de un fallo que favoreció a Orellana, es el novísimo Presidente del Poder Judicial. El Presidente y la presidenta del PNP por su lado, atrapados en su telaraña, aparecen cada vez más incómodos con las acusaciones de corrupción que tocan su puerta y que son agitadas por sus opositores, decididos a hacerse cargo directamente del país.
En este escenario, las izquierdas, con su parálisis absoluta con lo que está ocurriendo, sumidas en sus tribulaciones electorales, mantienen desde hace ya demasiado tiempo un silencio sepulcral frente a todos y cada uno de estos hechos, evidenciando su desconexión con la realidad.
¿Significa todo esto que estamos atrapados sin salida?

desco Opina / 5 de diciembre de 2014
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