Los cien días iniciales de
gestión en los GR de Huancavelica y Junín, se podrían asociar con la soledad
que los gobernadores regionales y sus gerentes deben sentir ante lo injusta que
parece la vida cuando, antes de cumplir medio año de gobierno, las críticas son
de una gran ferocidad, especialmente en el segundo caso.
Un primer aspecto que
habría que resaltar de este periodo, son las actitudes de los gobernadores
frente a las gestiones anteriores; en Huancavelica esta actitud es discreta, si bien es cierto hay investigaciones en curso, no es tema central en el quehacer del gobernador regional. Junín presenta otro contexto, ya que
la nueva gestión se está centrando en investigar lo que dejó la anterior, además de tener un fuerte respaldo
de la prensa regional.
Un segundo elemento a
destacar en el marco de estos primeros cien días de gestión, son las políticas
y programas enmarcados en aspectos sociales, económicos, ambientales e
institucionales.
- (i) En Huancavelica, se han anunciado los
programas como Llaqta Saludable que
tendrá la misión de mejorar las condiciones de vidas de las familias
vulnerables, para lo cual se trabajará articuladamente temas de salud,
educación, vías de comunicación, erradicación de la desnutrición crónica
infantil, entre otros, que actualmente son debilidades que aquejan a toda la
región; y Yacu Tarpuy cuyo objetivo es la siembra y cosecha del
agua a partir de las inversiones con sistemas de riego, reservorios y represas
a realizarse en cada provincia. La gestión social del agua tiene un peso considerable en la región por el problema con Ica. El pasado 4 de mayo en Lircay, Angaraes,
el gobernador regional declaró: «Hoy dijimos alto y ni una gota más de agua
para favorecer a Ica si no existe diálogo y licencia social». En estos espacios
geográficos han vivido históricamente comunidades alpaqueras; estos pueblos
poseen conocimientos y prácticas tradicionales, que les han permitido recuperar
y manejar humedales y bofedales y adaptarse a la variabilidad climática,
potenciando prácticas de diversificación de pastos que necesitan recursos
hídricos. Construir infraestructuras para derivarlos hacia la costa genera perjuicios a estas comunidades y crea malestar entre ellas. En ese
sentido, la gestión actual y la población huancavelicana en su conjunto, pide
una reunión al más alto nivel del gobierno para abordar el tema.
- (ii) En Junín, el contexto es diferente
porque los denominados megaproyectos que dejó la gestión anterior deben de
tener continuidad, ya que su financiamiento ha sido gestionado y están en la
fase de inversión en el marco del SNIP: la construcción del Hospital
Neoplásicas de Concepción, con fondos provenientes de recursos ordinarios y de
la venta de bonos soberanos; la construcción del emblemático Colegio Santa
Isabel, cuyo expediente técnico subsanó las observaciones (estudio de suelos y
otros); la construcción del puente Comuneros, el asfaltado de carreteras, entre
otros. Todos estos proyectos han tenido un corte financiero y técnico, con el
objetivo de reiniciarlos, una vez comunicada su real situación a los órganos
jurisdiccionales y competentes. Solo en
el tema productivo se tiene un punto de partida favorable para el apoyo a los
productores, al plantear el inicio del PROCOMPITE, cuyo presupuesto se está
gestionando ante el Consejo Regional.
En
asuntos relacionados con los conflictos sociales por presencia de actividades extractivas y otros, este gobierno muestra evidentes déficits; sin embargo, está presente en
espacios como la Mesa de Diálogo de Morococha, donde comparte el liderazgo con
actores como la Arquidiócesis de Huancayo y la Oficina de Diálogo y Sostenibilidad
de la PCM.
Las
posibilidades de tener una gestión exitosa en ambas regiones, medida a través
de la reducción de los altos índices de pobreza y desnutrición pasa por un
abordaje multidimensional, algo que parece insinuarse en las intenciones de las
nuevas gestiones. Esto resulta compatible con la lucha contra la pobreza cuyos
determinantes son sin duda multicausales. Según el INEI-ENDES, al
2014 en Huancavelica, la
Desnutrición Crónica Infantil (DCI) es de 35% y en Junín 27%; teniendo ambas
altos índices de niños anémicos (63.7% y 64%, respectivamente). Los serios
déficits en acceso a agua segura, saneamiento básico, diversificación de la
producción sumado a malos hábitos para el consumo, establecimientos,
equipamientos y personal de salud insuficientes, entre otros factores, explican
la situación. Por ello, es un acierto invertir en aspectos que en el mediano
plazo pueden tener un efecto positivo en los sectores vulnerables de la
población. Sin embargo, tales inversiones
tienen el riesgo de ser poco transparentes en ambas regiones, dada la
inoperancia de los comités de vigilancia y control existentes, y las
debilidades de los representantes de la sociedad civil al interior del Consejo
de Coordinación Regional. La experiencia enseña que cuando todo esto termina,
dependiendo de la voluntad de los decisores políticos sin ningún control o
vigilancia ciudadana, los resultados distan de ser óptimos.
En
la región Huancavelica se pueden notar las líneas u objetivos más claros de
intervención: familias vulnerables y recurso hídrico, dos temas fundamentales
en la promoción del desarrollo de la región. En Junín, la continuidad de
megaproyectos iniciados en la gestión anterior, supone una actitud positiva
donde prima el aspecto técnico sobre el revanchismo. Sin embargo, un aspecto negativo,
común a ambas gestiones y a muchas regiones del país, es el recambio de
personal en programas y puestos claves, lo que retrasa el dinamismo de estos cien
primeros días. En este sentido, sería bueno aplicar criterios de evaluación a
dicho personal, ya que pueden haber acumulado capacidades necesarias para
agilizar el proceso de gestión en las diferentes áreas y programas. Por otro
lado, no se debería gastar energías en investigar las gestiones anteriores, hay
que dejar que la Contraloría haga su trabajo.
desco Opina -
Regional / 15 de mayo de 2015
Programa Sierra
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