En las últimas semanas, la discusión sobre la
construcción, modernización y ampliación de aeropuertos en el Perú ha regresado
con fuerza, particularmente en la región Junín. El cierre temporal del
aeropuerto Francisco Carlé de Jauja y la propuesta de levantar una nueva
infraestructura del aeropuerto en Orcotuna han polarizado a la opinión pública.
La pregunta que ronda en el ambiente es clara: ¿se trata de una verdadera
necesidad regional o de una movida política con otros fines?
Desde marzo de 2025, el Aeródromo Francisco Carlé permanece cerrado debido a trabajos de mantenimiento en la pista de
aterrizaje, según comunicó la Corporación Peruana de Aeropuertos y Aviación
Comercial (CORPAC). La medida que se extiende hasta mayo, afectó notablemente
la conectividad en plena temporada de Semana Santa provocando una disminución importante en el turismo
local. Sin
embargo, más que una solución planificada, el cierre ha reavivado el debate
sobre la necesidad de un nuevo aeropuerto en Junín.
Uno de los argumentos principales de quienes promueven
el nuevo aeropuerto es la saturación y obsolescencia del actual terminal. No
obstante, el Organismo Supervisor de la Inversión en Infraestructura de
Transporte de Uso Público (OSITRAN) ha emitido un informe concluyente: el proyecto de un nuevo aeropuerto, tal como se ha
planteado, no cuenta con viabilidad técnica ni económica. Además, se cuestiona
la falta de coordinación con los planes nacionales de transporte y desarrollo.
A pesar de estas observaciones, el impulso detrás del
proyecto sigue adelante, liderado por la bancada del exgobernador regional y
líder de Perú Libre, Vladimir Cerrón. Según informó Infobae (abril,
2025), Cerrón ha convertido el aeropuerto en una promesa clave de su discurso
político, aprovechando el malestar regional para posicionarse nuevamente en el
escenario nacional en medio de un contexto preelectoral. En ese sentido, la
obra parece más un símbolo de reivindicación política que una solución
planificada.
El periodista Marco Sifuentes abordó esta controversia
en su programa La Encerrona del 28 de marzo en el que cuestionó la viabilidad del nuevo proyecto,
recordando que ni las aerolíneas han mostrado interés en operar, ni hay
estudios técnicos serios que sustenten la inversión. “Hay una narrativa de
progreso, pero sin pasajeros, sin demanda y sin sostenibilidad, el aeropuerto
podría terminar como otro elefante blanco”, afirmó el periodista.
El clima en Jauja es de frustración y escepticismo. Si
bien algunos grupos han convocado a protestas y paros contra el cierre del
aeropuerto, estos no han tenido gran convocatoria. Wayka y otros medios
locales y alternativos, han advertido que la población no está siendo
adecuadamente informada sobre los alcances reales del nuevo proyecto. El
sentimiento predominante no es necesariamente de oposición, sino de sospecha
frente a una propuesta impuesta desde arriba, sin consulta y con intereses
electorales de por medio.
La discusión en torno a los aeropuertos no debe ser monopolizada
por intereses políticos o discursos populistas. La necesidad de mejorar la
infraestructura de transporte en regiones como Junín es real, pero esto no
justifica que se tomen decisiones improvisadas ni se opte por megaproyectos sin
sustento. Se necesita una visión integral de desarrollo territorial que
considere las particularidades geográficas, económicas y sociales de cada
región.
Es fundamental que las decisiones sobre la
infraestructura aeroportuaria en la región se basen en criterios técnicos,
económicos y sociales bien fundamentados. Más allá de apoyar o rechazar una
propuesta específica, es importante preguntarnos si existe una verdadera
necesidad que justifique la inversión de recursos públicos y si esta cuenta con
los estudios adecuados que respalden su viabilidad. La planificación a largo
plazo debe estar guiada por el interés colectivo y no por presiones políticas o
coyunturales.
desco Opina –
Regional / 25 de abril de 2025
descocentro
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