viernes

Cambalache electoral arequipeño



Hoy resulta que es lo mismo/ser derecho que traidor/ 
Ignorante sabio o chorro/ generoso o estafador. 
Siglo veinte cambalache/problemático y febril/
el que no llora no mama/ y el que no roba es un gil 
Tango “Cambalache”, Enrique Santos Discépolo

En los últimos años se ha ido formando un creciente consenso entre todos los sectores políticos que reconocen la crisis de nuestro sistema de representación política. Se trata de una crisis que abarca todo el espectro de las opciones políticas, de izquierda a derecha, y tiene múltiples manifestaciones.
En Arequipa, la crisis se ha traducido en la informalidad, la improvisación y en la deshonestidad incalificable de diversos candidatos. Uno de los casos más ilustrativos en el actual proceso electoral es el del APRA, que ante la incapacidad para presentar una lista regional, terminó cobijándose en el Movimiento Vamos Arequipa, y presentó documentación en dos versiones distintas del proceso de elección interna para la designación de consejeros y sus alternos, lo que obligó al Jurado a anular esas candidaturas. En consecuencia, Daniel Vera Ballón (ex presidente regional del período 2003-2006) participará acompañado únicamente de su candidato a vicepresidente, sin su lista de consejeros regionales. Por estas irregularidades en la elección interna de representantes, otras listas  regionales y locales fueron declaradas improcedentes; la última en salir de carrera ha sido Yamila Osorio Delgado, del Movimiento  Arequipa Tradición y Futuro, quien estaba segunda en las encuestas, pero ha decidido apelar en última instancia al Jurado Nacional para salvar su candidatura.
Otro caso revelador es el del movimiento Vamos Perú. Para postular, su candidato a presidente regional, Elmer Cáceres Llica, renunció a su condición de alcalde provincial de Caylloma, pero hace algunas semanas se hizo pública una denuncia contra él por violación sexual a una correligionaria del movimiento, y en la prensa trascendió que había sido objeto de denuncias anteriores por el mismo motivo, lo que prácticamente ha desinflado su candidatura después de haber estado entre los favoritos. Su postulación estaba acompañada de la de Luis Cáceres Velázquez, conocido ex alcalde de Arequipa, quien acaba de ser defenestrado de sus intentos  de volver a ocupar el sillón municipal, al haber omitido información acerca de las decenas de procesos judiciales y sentencias en su contra, sin considerar la gran deuda que tiene con el Estado por no haber pagado reparaciones civiles.
Por otro lado, el congresista Marco Falconí, candidato a la presidencia regional, ha podido inscribir su postulación en virtud de un fallo judicial que, según la resolución, ha buscado «proteger los derechos constitucionales» de quien hace tres años juramentó libre y conscientemente al cargo constitucionalmente irrenunciable de Congresista de la República. En la medida que el propio Congreso no ha resuelto ni a favor ni en contra, abrió la ventana para que el juez acogiera su acción de amparo. Hasta el momento el Jurado todavía no ha tomado una decisión sobre este candidato.
Mención aparte merecen los múltiples casos de plagio presentados en los planes de gobierno regional y municipal, cada uno más burdo que el otro. El candidato que plagió el plan de gobierno del distrito capitalino de San Borja ni se tomó la molestia de adecuarlo a su contexto,  y trató de defender lo indefendible argumentando un «error al enviar un archivo equivocado que se encontraba guardado en la computadora y que era usado como referencia para la elaboración de su plan de gobierno». Recientemente, se descubrió a cuatro plagiadores más, dos de ellos con propuestas para la minería informal, siendo que esta actividad ni siquiera se practica en el distrito al cual postulan. Esta ola de plagios ventilados en la prensa,  obligó al Jurado a denunciarlos ante el Ministerio Público.
Algunos han denominado a esta crisis «el proceso de mercantilización de la política»: ante la crisis de los partidos, los movimientos que cuentan con inscripción prácticamente subastan los puestos elegibles en lo que se ha conocido como las candidaturas «combi», pues embarcan a todo aquel que esté dispuesto a «pagar el boleto».
En este panorama, la ciudadanía se halla profundamente desconcertada al punto que, según las últimas encuestas, un 60% de personas no sabe por quién votar. ¿Habremos llegado al fondo en esta crisis de nuestro sistema político?

desco Opina - Regional / 22 de agosto de 2014
Programa Regional Sur
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