El
nombramiento de César Villanueva como Primer Ministro ha generado una
aparente paradoja: ha sido en general bien recibido desde la izquierda y
desde la derecha, pero al mismo tiempo pareciera que no se espera
demasiado de él. Más que el «beneficio de la duda», el nuevo Premier
parece haber heredado de un fatigado Jiménez una opinión pública
somnolienta. Aun así, no deja de ser interesante que haber optado por
una figura que genera esas adhesiones, aunque sea tibias, podría ser
indicio de algún tipo de reflejo político de Humala, que parece que esta
vez acertó.
Sin
embargo, resulta significativo que cuando Villanueva, tras haber
declarado que va a poner «alma, corazón y vida» en el encargo y que iba a
reiniciar diálogos con los partidos, el Presidente Humala se
enfocara más bien en otra cosa, en este caso, responder a las críticas
que hizo Pilar Nores a los programas sociales. Y es muy importante que
el nuevo Primer Ministro sea respaldado por el Presidente, sobre todo si
nos ponemos a considerar cuánto poder tiene realmente. ¿Cómo evaluar
esto?
El
primer dato objetivo es que Villanueva llegó sin un cambio de gabinete
propiamente dicho, lo cual se puede interpretar como una señal de
debilidad. El cambio de Salas por Saavedra en Educación incluso parece
dar más poder al poder, es decir, a Castilla. Y aquí una clave del buen
espíritu con que un sector recibe al recién llegado: sienten que es una
especie de cambio para que nada cambie, porque el Titular del MEF sigue
al mando. De acuerdo al Primer Ministro esto tiene que ver más con no afectar la ejecución presupuestal de los sectores
poco antes de cerrar el año fiscal, lo cual tiene sentido. Lo
interesante es que con ese argumento el panorama sobre relevos
ministeriales sigue quedando abierto para el 2014, incluyendo salidas y
cambios importantes en diciembre. ¿Sabrá Villanueva si se producirán
sonoras salidas en diciembre?
¿Cuánto poder real tiene entonces la PCM? Por un lado están los 13 organismos públicos (fuera del Despacho de la Presidencia) adscritos a ella, cuatro Secretarías y 10 Comisiones o Consejos.
Destacamos entre este cúmulo de oficinas a la Secretaría de
Descentralización, a Devida (OP) y a la Comisión Multisectorial de
Seguimiento de Acciones del Gobierno frente a la Minería Ilegal. Resulta
obvio que cada uno maneja cuotas de autonomía desiguales, pero al menos
respecto de las mencionadas se podría pensar que los anuncios del
Premier sobre algunas medidas descentralistas y, con seguridad (ligado
al tema minería ilegal y narcotráfico), podrían tener que ver con estos
poderes. Y por ahora, no mucho más.
Para
terminar, es interesante leer críticas desde la izquierda al nuevo
Premier. Aparte de un previsiblemente enojado Gregorio Santos, también
se ha dicho que este Premier termina de ayudar al gobierno de Humala
para hacer otro «giro a la derecha». El argumento es que el cambio de
gabinetes termina debilitando la capacidad de acción, con lo cual merma
la capacidad del gobierno de ejercer hegemonía desde la política y se
fortalece la racionalidad técnica que vive y reina en el MEF, que
termina, “fortalecido con cada crisis”. El Presidente, con tanto cambio también se debilita y cede terreno, porque él no es un tecnócrata.
Hay
mucho de cierto en esa lectura, pero también creemos que hay más
razones para el optimismo que con el nombramiento de Simon, por ejemplo.
Villanueva es un hombre más identificado que Simon con la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales
(que no deja de ser un conjunto heterogéneo) y al parecer se está
moviendo mejor para construir su legitimidad rápidamente vía temas de
gran pegada con la opinión pública. No quiere hacer olas por el momento,
como es claro, pero sí podemos avizorar que podría agilizar inversiones
relevantes para las regiones; se ha pronunciado a favor del gasoducto
del Sur, por ejemplo. Su vocación de diálogo parece sólida y también su
muñeca política para no ser un Ministro fusible. Se siente, sin duda,
como un Premierato transicional. Pero las transiciones suelen abrir
ventanas de oportunidad. Aprovecharlas después, es otra cosa.
desco Opina / 8 de noviembre de 2013
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