El Perú contará en los próximos años con una población cercana a los 30 millones de habitantes. Para el 2025 solo 25% de la población del país se ubicará en zonas rurales
y la gran mayoría habitará en el medio urbano. Lima y El Callao juntas
poseen hoy una población de cerca de 10 millones de habitantes, lo que
nos coloca en el quinto lugar de concentración urbana en América Latina.
Si bien la tasa de crecimiento de la ciudad es menor que otras del
país, la metrópoli capital se sigue extendiendo, tanto en un sentido
horizontal, como más recientemente en forma vertical, densificando sobre
todo zonas del casco urbano tradicional.
La
actual gestión municipal de Lima logró solucionar un pendiente heredado
de la administración previa, y sacó adelante el Plan Regional de
Desarrollo Concertado 2012 – 2025, que resume la visión de desarrollo
integral de la ciudad y establece pautas y objetivos que orientan por
dónde y cómo debería ser el desarrollo de las políticas urbanas en Lima.
Lamentablemente
su implementación es bastante lenta: la Comisión de seguimiento y
monitoreo del Plan cumple apenas con la convocatoria a los
representantes de la sociedad civil y a los alcaldes de los distritos de
Lima Metropolitana, lo que no es acorde con el nivel de exigencia y las
demandas de la capital, que requiere más amplios esfuerzos de
concertación, en particular con los grandes inversionistas privados.
La Municipalidad de Lima anunció que ya se encuentra trabajando un nuevo Plan Metropolitano de Desarrollo Urbano de Lima
(PLAM), a cargo de un equipo técnico integrado por el Instituto
Metropolitano de Planificación (IMP), la Gerencia de Desarrollo Urbano
(GDU) y el Servicio de Parques (SERPAR). No hay duda de la buena
voluntad que la gestión metropolitana ha mostrado desde sus inicios,
pero el aparato municipal no se mueve al ritmo del crecimiento urbano de
la ciudad, mucho menos tiene reflejos para poner las condiciones a los
inversionistas y promotores de nuevos desarrollos urbanos, industriales,
y de servicios, que si bien dinamizan la economía, no siempre lo hacen
en armonía con las necesidades de las mayorías, o los principios
elementales de la convivencia ciudadana y el respeto a la ley.
El PLAM no será viable ni útil si no se logran compromisos y acuerdos que sobrepasen las gestiones de turno. La elección de Lima como sede de los Juegos Panamericanos
de 2019 es una excelente oportunidad para darle una dimensión temporal
al esfuerzo por guiar el rumbo de la ciudad, haciendo que una
designación que nos enorgullece sirva de motivo para la concertación de
intereses entre funcionarios del gobierno central, alcaldes, empresarios
y organizaciones sociales, y no sólo en la perspectiva del mega evento
deportivo, sino de lo que supone para la sociedad limeña, un esfuerzo de
planificación con un plazo a cumplir, con los ojos de la Región puestos
sobre nosotros.
desco Opina - Regional / 15 de noviembre de 2013
Programa Urbano
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