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Mensajes detrás del Mensaje a la Nación

Transcurrida una semana, mucho se ha dicho ya sobre el Mensaje a la Nación de Fiestas Patrias. Sin embargo, hay aún algunas preguntas que permiten volver sobre algunos pasajes, esta vez de cara a las recientes movilizaciones sociales y al escenario que se abre en lo que resta del período presidencial. Pensamos que, más que un recuento de su gestión –a pesar de la avalancha de cifras- el 28 de Julio primó en el Presidente García el deseo de “hablarle” a algunos interlocutores específicos, expresando la orientación que piensa asegurar en su salida del poder, con miras a un eventual regreso el 2016.

De lo que se dijo, queremos resaltar apenas uno de los mensajes entrelíneas, el de la consolidación de las Fuerzas Armadas como parte del esquema de gobernabilidad por el que apuesta el García que se va y que ya nos amenaza con volver. Con varios exploraciones mineras en transición a la fase de explotación y abierto el tema del gas, estamos en un momento en el que el modelo debe asegurarse la resolución de los crecientes conflictos. García no piensa dejar este cabo suelto en su período de ausencia (formal) y ha empezado por un “gesto” público, extendiendo la mano a los uniformados, “escogidos” de entre la larga lista de quienes esperan homologación de sueldos y ajustes en su sistema pensionario. El aumento ofrecido a los militares y policías -al que amarra al próximo gobierno- es un dato importante de este movimiento de fichas, que refuerza la apuesta por las tendencias represivas que han hecho cómodo nido en la actual gestión.

Basta recordar que la experiencia inmediata anterior del gobierno en materia de conflictos sociales lleva la marca del “Baguazo”, cuyo resultado político fue la paralización de los decretos legislativos que tenían como objetivo la concesión de extensos territorios amazónicos. Hoy, la sombra de nuevas protestas acosa al Presidente, que no estaría dispuesto a aceptar otra vez que sus compromisos con los grandes inversionistas sean frenados u obligados a retroceder por la fuerza que cobran las protestas, en buena medida debido a la incapacidad de sus operadores para llevar las movilizaciones sociales hacia salidas negociadas. Por la expeditiva vía de las declaratorias de emergencia, las fuerzas armadas tendrán cada vez mayor rango de actuación en el “control interno”, a la vez que levantarán las coartadas favoritas del ineficiente aparato de inteligencia (actuación terrorista e infiltración venezolana). Lo estamos viendo ahora mismo en la movilización de La Convención por el gas.

Dentro de esta apuesta por tendencias regresivas, queremos también resaltar una serie de “movidas” recientes. Por un lado, tenemos la toma de posición de diversos personajes públicos –entre ellos Javier Villa Stein y César Vega, presidentes de las cortes Suprema y Superior, respectivamente- que junto a Rafael Rey publicaron en Fiestas Patrias una carta de respaldo al Cardenal Cipriani, en la que lo reconocen por su “sacrificada entrega a la causa de la pacificación en nuestro país, especialmente en (…) Ayacucho”, dando una vez más claras muestras de su “neutralidad”. De otro lado, están los arreglos en el Congreso, cuya Mesa Directiva controlada por el aprismo, le ha dado a la casi extinta bancada de Solidaridad Nacional una “ayudita” que le permitirá a su presidente y Alcalde de Lima, Luis Castañeda, librarse de la investigación por corrupción en el caso COMUNICORE. Se sella así una nueva alianza pro impunidad, anunciada hace semanas por el Premier Velásquez Quesquén, que respaldó públicamente a Castañeda en el citado caso. A estar atentos, pues acaba de declarar que considera “un exceso” la investigación reabierta a Keiko Fujimori -candidata heredera del dictador- por la dudosa procedencia del dinero con el que se financiaron sus estudios universitarios.

Como vamos, represión directa a las movilizaciones sociales en las que se seguirán “encontrando” nexos con “venezolanos y terroristas” y canje de negociados por impunidad serán las dos principales fórmulas que marcarán el ambiente en este último año del gobierno aprista. De acuerdo al discurso del mandatario, ese será el camino que nos trasladará al Primer Mundo, puerto al que llegaremos con su conducción, si sus deseos y la pesadilla de miles de peruanos, se hacen realidad.

desco Opina / 06 de agosto de 2010
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