lunes

Nuevas caras para la misma política

desco Opina / 13 de julio de 2009

Cambiar el Gabinete sin cambiar las líneas matrices del gobierno: sucedió lo mismo meses atrás, cuando a raíz de la crisis suscitada por la revelación de los petroaudios, se decidió incorporar a Yehude Simon al equipo gubernamental. Entonces, el gambito presidencial tuvo los efectos deseados. Simon guardó en el desván sus antecedentes de progresista y exitosa autoridad regional, para alinearse firmemente con las posturas del Ejecutivo.

El premier saliente le sacó las castañas del fuego a un entorno presidencial que empezaba a complicarse con las revelaciones de corrupción. A cambio, deja varios presentes griegos a su reemplazante. Entre ellos, una serie de negociaciones al paso para bajar la enorme presión social que sobrevino tras los hechos de Bagua. Por lo demás, dado el escaso marco de institucionalidad en que se realizaron, seguramente serán revisadas por el Premier entrante.

Así, las opciones para García son más o menos previsibles. Se trata de mantener el Gabinete como espacio de equilibrio en la pugna faccional del APRA, dándole un perfil «independiente» aunque claramente inclinado hacia la derecha. En esta combinación, prima la necesidad de buscar mejores posiciones con sus socios políticos y salvar el cortísimo plazo, acomodando su ubicación para la lid electoral del 2011.

Para el Presidente la cuestión es amenguar las amenazas inmediatas que se ciernen sobre su gobierno, al que ya se le agotaron las ideas. Elucubrar una conspiración internacional es un globo de ensayo que ni él mismo cree, pues es parte del juego sucio destinado a pinchar candidaturas de oposición, sembrando inseguridad. Basta ver cómo algunos medios de comunicación han empezado a publicar listas de autoridades locales y regionales a las que sindican como receptores de recursos foráneos. En esa misma línea, podemos colocar al hermano del reo Fujimori –Santiago– presto a cambiar la ley de APCI para ejercer mayores e indebidos controles a las ONG, a las que se supone correas de transmisión de intereses foráneos.

Aún cuando una renovación del Gabinete ministerial es en el papel, una ocasión propicia para plantear estas cuestiones, es claro que los cubileteos políticos no dejan espacio para incorporar asuntos de interés nacional, como los efectos de la crisis internacional, la continuidad de procesos democráticos, una mejor performance de las políticas sociales o el impulso a los planes que alguna vez anunció el gobierno (como Plan Sur, Sierra Exportadora, entre otros).

Y no habrá espacio para esa discusión porque los tiempos políticos no coinciden con los tiempos sociales. Los primeros privilegian lo inmediato, los segundos necesitan del largo plazo para madurar sus procesos. Para que coincidan, se necesita una institucionalidad que estamos lejos aún de conseguir. De esta manera, vemos algunas nuevas caras en el Gabinete, pero el escepticismo ciudadano es el mismo. Peor aún, ya que nada llama a creer que los cambios en el Gabinete puedan destrabar las obstruidas relaciones entre el gobierno y la sociedad, lo más probable será la generalización del malestar y con ello la multiplicación de los conflictos. Provecho Velásquez Quesquén.

desco Opina / 13 de julio 2009
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