desco Opina - Regional
Luego del sismo del 15 de agosto de 2007, que dejó 600 muertos, 70 mil casas derruidas y más de 100 mil hogares inhabitables (sin tener en cuenta los destrozos en la infraestructura productiva, en especial la huancavelicana), sería bueno preguntarnos qué ha pasado desde entonces.
Podríamos empezar indicando que al ministro de Vivienda de entonces se le planteó la urgente necesidad de reconstruir aceleradamente. En efecto, el referido Ministro se «instaló» en la zona afectada pero luego se fue a liderar el sector Salud, cuando ni siquiera habían comenzado las tareas programadas. Recordemos que los cambios en el Gabinete se produjeron en medio de los escándalos desatados por la revelación de actos de corrupción: patrulleros bamba, adquisiciones fraudulentas de ambulancias, alimentos sobrevalorados, etc., ahora lejanos e imperceptibles por los nuevos casos de alta corrupción, que hizo caer finalmente al Gabinete presidido por Jorge del Castillo.
Así, parece que a poco más de un año de la catástrofe ya no es urgente para nadie atender las zonas afectadas por el sismo. Tenemos como resultado una «urbanización» en Pisco con módulos del programa Mi Vivienda, que se pueden adquirir a un costo de 10 soles por día, es decir, dos tercios del jornal que se paga en esa provincia. En Chincha también hay oferta de viviendas por el estilo. En Ica debe haber sistemas similares. Sin embargo, ¿quiénes podrían acceder a este «beneficio»?
De otro lado, hasta la fecha el Ministerio de Vivienda habría entregado 28,000 bonos de solidaridad en Ica, Pisco, Chincha, Cañete y Yauyos (a Huancavelica que lo parta un rayo). El valor asciende a 172 millones de soles. Sin embargo, este apoyo que sale del erario nacional, parece que también ha sido afectado por la corrupción. No es poca cosa lo que estamos exponiendo. El negociado de los bonos compromete a autoridades locales en actividad o en retiro, a constructores y dueños de ferreterías y, lo que es más triste, a muchas familias damnificadas. Escuchamos en la zona de Villa de Arma en Huancavelica una frase que debe preocupar a todos los peruanos: «La corrupción es como Dios, está en todas partes, es invisible y será eterna en el Perú».
¿Le informarán al nuevo Presidente del Consejo de Ministros de esta situación? ¿Podrá, como ha prometido, luchar contra este y otros actos de corrupción? ¿Tendrá los medios y, sobre todo, el apoyo político del Presidente de la República en esta cruzada? Asimismo, ¿no sería bueno que solicite informes del proceso de reconstrucción en el Sur, antes que el malestar larvado termine por explotar, y se vuelva literalmente un terremoto –esta vez político–?
Podríamos empezar indicando que al ministro de Vivienda de entonces se le planteó la urgente necesidad de reconstruir aceleradamente. En efecto, el referido Ministro se «instaló» en la zona afectada pero luego se fue a liderar el sector Salud, cuando ni siquiera habían comenzado las tareas programadas. Recordemos que los cambios en el Gabinete se produjeron en medio de los escándalos desatados por la revelación de actos de corrupción: patrulleros bamba, adquisiciones fraudulentas de ambulancias, alimentos sobrevalorados, etc., ahora lejanos e imperceptibles por los nuevos casos de alta corrupción, que hizo caer finalmente al Gabinete presidido por Jorge del Castillo.
Así, parece que a poco más de un año de la catástrofe ya no es urgente para nadie atender las zonas afectadas por el sismo. Tenemos como resultado una «urbanización» en Pisco con módulos del programa Mi Vivienda, que se pueden adquirir a un costo de 10 soles por día, es decir, dos tercios del jornal que se paga en esa provincia. En Chincha también hay oferta de viviendas por el estilo. En Ica debe haber sistemas similares. Sin embargo, ¿quiénes podrían acceder a este «beneficio»?
De otro lado, hasta la fecha el Ministerio de Vivienda habría entregado 28,000 bonos de solidaridad en Ica, Pisco, Chincha, Cañete y Yauyos (a Huancavelica que lo parta un rayo). El valor asciende a 172 millones de soles. Sin embargo, este apoyo que sale del erario nacional, parece que también ha sido afectado por la corrupción. No es poca cosa lo que estamos exponiendo. El negociado de los bonos compromete a autoridades locales en actividad o en retiro, a constructores y dueños de ferreterías y, lo que es más triste, a muchas familias damnificadas. Escuchamos en la zona de Villa de Arma en Huancavelica una frase que debe preocupar a todos los peruanos: «La corrupción es como Dios, está en todas partes, es invisible y será eterna en el Perú».
¿Le informarán al nuevo Presidente del Consejo de Ministros de esta situación? ¿Podrá, como ha prometido, luchar contra este y otros actos de corrupción? ¿Tendrá los medios y, sobre todo, el apoyo político del Presidente de la República en esta cruzada? Asimismo, ¿no sería bueno que solicite informes del proceso de reconstrucción en el Sur, antes que el malestar larvado termine por explotar, y se vuelva literalmente un terremoto –esta vez político–?
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