El Gobierno Nacional le dio un ultimátum
a la gestión del gobernador regional de Arequipa, Elmer Cáceres Llica, para la elaboración
de informes técnicos y financieros del proyecto Majes Siguas II, referidos a
una adenda que plantea un cambio tecnológico que permita su reactivación. El 17
de enero es el plazo límite para presentar estos documentos. De no tenerlos en
fecha, el proyecto pasaría a ser ejecutado por el Ministerio de Agricultura y Riego
(Minagri).
Majes Siguas II es el proyecto más
emblemático de la región, comprende un sistema hidráulico que permitirá la
ampliación de la frontera agrícola a 38 500 hectáreas y la construcción de centrales hidroeléctricas (Lluta
y Lluclla) que se calcula producirán 426 megavatios (MW). Se encuentra
paralizado desde diciembre de 2017 por la falta de resolución del Gobierno Regional
de Arequipa (GRA) sobre una nueva adenda al contrato planteada por la empresa a
cargo de su ejecución, que incrementaría su presupuesto en 104 millones de dólares, de los 550 millones que costaba
inicialmente el proyecto. A esto hay que añadirle que recientemente, se conoció
que el estudio de impacto ambiental del proyecto vence el próximo mayo,
y hasta el momento no cuenta con todos los Certificados de Inexistencia de
Restos Arqueológicos (CIRA) que exige un proyecto de tal envergadura.
Durante su primer año de gestión,
Cáceres Llica tuvo opiniones vacilantes respecto a la resolución de la adenda,
hito para la continuación del proyecto. Al inicio de 2019 aseguró que no la firmaría y a mitad del mismo
año dijo que sí, pero con modificaciones al contrato, proponiendo que el
Gobierno Regional se encargue de la venta de los terrenos y no Proinversion,
como está previsto. Este aspecto del proyecto siempre estuvo en discusión, pues
la parcelación de los terrenos en pequeñas hectáreas (hasta 20) –como desea la
actual gestión regional– podría hacer accesible el proyecto a varios compradores,
pero no sería rentable para la recuperación de la inversión, según el esquema financiero
en el que fue planteado. Es cuestionable que durante el año que pasó, la
gestión de Cáceres Llica no se preocupara por presentar ninguna propuesta
técnica para viabilizar esta promesa de campaña que contrarreste el acuerdo (en
el Contrato) con Proinversion, de vender como mínimo 200 hectáreas por
comprador.
Cumplido el plazo, el Gobierno Nacional tendrá
que mover con cuidado sus fichas, pues esta controversia podría ser el Waterloo de la gestión de Cáceres Llica y
anticipar la culminación de su gobierno, como muchos sectores anhelan. O podría
ser una ola que levante sus alicaídos bonos políticos, muy venidos a menos
después de un año de trabajo reprobable. Podría jugar con el fantasma de la
centralización a su favor, aunque el proyecto quede paralizado por dos años más
y seguir sentado en el sillón regional, pese a la sensación de desgobierno
percibida durante su primer año de gestión. Las marchas y contramarchas en este
proyecto, que representa una alternativa importante para la dinamización
económica de la región, son un síntoma claro de ello.
Finalmente, recién iniciado el 2020 ya Cáceres
Llica retó al presidente Martín Vizcarra a batirse en un “takanakuy”,
una tradición culturalmente violenta; además, ha sido filmado en una provincia
de la costa arequipeña golpeando a una persona. Esto, sumado a sus desatinos durante el
primer año de gestión, ha generado que en la capital de Arequipa se perciba una
sensación permanente de malestar respecto al comportamiento político y personal
del Gobernador. Pese a ello, no hay ninguna reacción social, ninguna marcha de
protesta, tampoco hay una oposición política de peso en el seno del Consejo
Regional que pueda promover algo más que un llamado de atención. Con Cáceres Llica,
Arequipa está tan a la deriva como su proyecto más emblemático.
desco Opina - Regional / 10 de
enero de 2020
Programa Regional Sur
- descosur
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