La ciudad de Lima acaba de cumplir 484
años de fundación y sus retos son casi los mismos que décadas atrás, ante los
cuales el alcalde saliente –Luis Castañeda Lossio– no solo demostró su
incapacidad para hacerles frente y solucionar serios problemas, sino que, por
el contrario, los agudizó; promovió la mafia del transporte informal y en
paralelo, impulsó proyectos como el Metropolitano que no llegó a culminar adecuadamente permitiendo
a los operadores privados demandar a la Municipalidad de Lima por ello.
La gestión de Castañeda Lossio será
recordada no sólo como la del alcalde mudo que hacía obras y las pintaba de
amarillo, sino también, como la de aquél que consolidó la informalidad en el transporte público, arraigó la irracionalidad
en la gestión urbana de la ciudad construyendo puentes donde no eran necesarios, y afectó la estética limeña borrando
murales artísticos, etc. Por otro lado, ahora sabemos que muchas de las
acusaciones en su contra, las libraba gracias a jueces como los que integraban
la banda de los cuellos blancos. En ese sentido, tenemos la esperanza de que la
justicia peruana cuente con los mecanismos de control adecuados y se pueda
auditar el manejo de recursos públicos y las obras para que, por ejemplo, casos como el de Comunicore, no queden en la impunidad.
Ya durante las elecciones pasadas, y luego,
en el marco del aniversario de Lima, diversos medios de comunicación han
mostrado que para la mayoría de habitantes de la ciudad, problemas como el
aumento creciente de la delincuencia e inseguridad ciudadana, sumados a una
precaria atención de los problemas ambientales urbanos y un sistema de
transporte colapsado, ponen en evidencia lo poco o nada que se hizo desde la
anterior gestión para atender las urgencias de la ciudad.
El flamante alcalde de Lima, Jorge Muñoz
Wells, a poco más de un mes del inicio de su gestión, ha tenido que enfrentar problemas
que van desde la ausencia de teléfonos en la municipalidad, hasta atender la
inundación ocasionada por la rotura de una tubería matriz de desagüe en San
Juan de Lurigancho. Al mismo tiempo, tenemos en la metrópoli los problemas derivados
de la irresponsabilidad de muchos de los alcaldes salientes de los distritos de
Lima, quienes abandonaron las responsabilidades frente a sus comunas dejando,
por ejemplo, a la ciudad desbordada de basura luego de las fiestas de fin de
año y con obras inconclusas o atrasos en su avance. Un caso urgente es el de
la infraestructura de cara a los Juegos Panamericanos ad portas, motivo de gran
preocupación si no se culminaran en su totalidad en el plazo previsto.
El actual teniente alcalde de Lima, arquitecto
Miguel Romero, quien ha ocupado cargos importantes en el Ministerio de Vivienda
(en 1971 junto a un equipo técnico del gobierno del General Velasco, contribuyó
en el diseño arquitectónico de la que más adelante sería la ciudad de Villa El
Salvador), seguramente planteará medidas para enfrentar adecuadamente el
crecimiento urbano de la ciudad.
Por ello, esperamos que en el marco de
las competencias de la Municipalidad Metropolitana de Lima, se preparen
propuestas de esta envergadura. Que se atienda el mejoramiento de las viviendas
y no se limiten a la búsqueda de terrenos para un nuevo asentamiento humano; al
respecto no está de más recordar las orientaciones del Objetivo de Desarrollo Sostenible 11 de Naciones Unidas que
propone lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos,
seguros, resilientes y sostenibles, temas que son aspectos clave como los que propone la Nueva Agenda Urbana, la cual busca promover
ciudades incluyentes, compactas y conectadas mediante la planificación y el
diseño urbano adecuado, en un marco de gobernanza y legislación urbana y de promoción
de la economía de la ciudad, procurando crear un vínculo de refuerzo recíproco
entre los procesos de urbanización y desarrollo.
El partido recién comienza para el
alcalde Jorge Muñoz Wells y el tiempo para que los equipos técnicos se afiancen
prácticamente no existe, pues los problemas de la ciudad que afectan la calidad
de vida de sus habitantes están muy presentes, y las demandas se harán sentir seguramente
antes de culminar el verano. El Lima
flowers que en algún momento planteó durante su campaña electoral como
ofrecimiento de hacer de Lima un Miraflores, es un enorme reto que debe empezarse
atendiendo lo básico de la ciudad.
desco Opina - Regional / 8 de
febrero de 2018
Programa Urbano
No hay comentarios:
Publicar un comentario