Esta temporada de heladas y nevadas es
una de las más crudas que viene soportando el sur peruano, sobre todo por la
frecuencia. Si bien son un fenómeno natural en la estación de invierno, lo
inusual es que duren tantos días seguidos y sean tan intensas.
Todavía no hay datos certeros sobre el
perjuicio económico que ha causado el mal tiempo, y este es uno de los
problemas que requiere urgente atención, pues sin información adecuada no hay
eficacia en los planes para contrarrestar sus efectos, por ejemplo, la muerte
del ganado alpaquero. En una reunión multisectorial en Arequipa, un dirigente
alpaquero alzó su voz de protesta por la falta de coherencia de las cifras que
maneja el Gobierno Regional de Arequipa sobre la mortandad de alpacas en
Caylloma: 3%, él afirmaba que el número era mayor. En la misma reunión, la
Gerencia Regional de Agricultura respondía que es la cifra oficial que le
otorga el Centro de Operaciones de Emergencia Regional (COER) para sus
acciones. Aquí el problema radica en la modalidad de recojo de la información,
pues ésta tiene que hacerse de forma conjunta entre los productores de las
zonas afectadas, los municipios como responsables del órgano de Defensa Civil a
nivel local, y los técnicos encargados de monitorear; al parecer esta no es una
práctica institucionalizada. Un mal cálculo puede ocasionar el reparto tardío e
insuficiente de las pacas de heno, pues la alerta para accionar la movilización
de ayuda desde el Estado, se relativiza. Y la descoordinación en el reparto –a
dónde llevar más y a dónde menos– puede ocasionar directamente la muerte del
ganado.
Durante los días de nevada, aquellas alpacas
que no están bien de salud, pueden tener complicaciones mayores; a las crías
les da diarrea, a las jóvenes (tuis) neumonía, y las alpacas preñadas corren
riesgo de aborto. Al estar débiles, en la posnevada pueden morir de neumonía e
hipotermia. Recordemos que las alpacas constituyen el capital económico de
alrededor de 60 mil familias en el sur, y la falta de previsión o la mala
ejecución de políticas para su cuidado o manejo, puede causar un perjuicio del
que es muy complicado recuperarse.
En abril, el Gobierno Nacional publicó
mediante decreto el Plan multisectorial ante heladas y friaje 2018, con el objetivo de
reducir la vulnerabilidad de las personas frente a la exposición a los
fenómenos de heladas y friaje mediante el “accionar
articulado del Estado y el diseño e implementación de estrategias del Gobierno
Nacional para la reducción del riesgo y la reparación, orientadas a intervenir
en las zonas críticas para proteger la vida e integridad física de la población
así como sus medios de vida”.
El plan priorizó la intervención en catorce regiones con acciones de reducción del riesgo, así como preparación
ante heladas (210 distritos) y friaje (47 distritos). Si bien el plan es una
buena medida de parte del Estado, a la luz de los hechos hay aún elementos que
ajustar para que su ejecución sea efectiva. Por ejemplo, una de las actividades
que estaban consideradas era el reparto de semillas para procurar la siembra de
forraje, sin embargo, las semillas se repartieron tardíamente en algunas zonas,
lo que ocasionó que se interrumpiera el crecimiento adecuado de la avena
forrajera; no es lo mismo el rendimiento de una planta de 80 cm, que una que
sólo alcanza a crecer 15 cm.
Todavía hay retos por superar en las
políticas de prevención a nivel país. Se requiere mejorar los sistemas de
información y recuperar las prácticas de complementariedad de siembra que
teníamos en la época previa a la conquista, el tradicional manejo de suelos
entre diversos pisos altitudinales. Conocemos de experiencias entre privados en
la implementación de estos sistemas, por ejemplo la siembra de avena forrajera
en valles interandinos para tener una reserva de pacas de heno de avena para
pasar el invierno. Lo que hace falta es que esta práctica se lleve a política, en
alianza con los productores agroganaderos. Otra medida que se podría
implementar es promover la construcción de almacenes para el forraje familiar o
comunal, en las zonas que ya se sabe serán afectadas.
Si no se hacen correctivos acertados,
las políticas de prevención y de emergencia sólo serán un cúmulo de buenas
intenciones.
desco Opina - Regional / 10 de
agosto de 2018
Programa Regional Sur
- descosur
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