Si tenemos que resumir en una palabra
la sensación que nos dejó la 33 edición de la Convención Minera, es desconcierto.
No estamos hablando de su excelente organización, ni del movimiento económico
que estimula en Arequipa, sino de muchos de los comentarios y conclusiones del empresariado
minero en las conferencias, en los medios de comunicación y otros eventos
alternos, cuyo tenor nos hace dudar de la sintonía de este sector con una
concepción de desarrollo sostenible para el país. La idea de un empresariado
moderno se va al tacho, con lo que leímos y escuchamos durante esos días.
Es innegable la importancia que tiene
la minería en la economía peruana, pero lo que aún no puede hacer el empresariado
del sector es colocarla en su real dimensión, aplicando en su discurso un poco
de autocrítica. Continúa con posiciones maximalistas sobre su poder de
contribución en el desarrollo del Perú, alentado por expresiones controvertidas
desde el sector estatal, como la del Defensor del Pueblo, Walter Gutiérrez,
duramente criticado por condicionar la vigencia de los derechos al crecimiento económico.
Como bien apuntó el exministro de
Agricultura, Carlos Leyton, durante el foro panel Aporte de la minería al desarrollo regional: los excedentes de la minería, el
turismo y la agroindustria, a pesar de realizarse en la zona rural, se orientan
a atender los problemas urbanos. Justamente, esta es una observación que el
empresariado debería recoger y dejar de lado el papel paternalista que ha
asumido para acallar rápidamente cualquier protesta en su contra y asumir un
rol de socio del desarrollo con las comunidades donde explota sus recursos.
Respecto al tema ambiental, fueron muy
chocantes las declaraciones de Luis Marchese, presidente de la Sociedad
Nacional de Minería, Petróleo y Energía, desconociendo la existencia de las
cabeceras de cuenca como nuestra fuente hídrica, sentenciando que “hablar de `cabecera de cuenca´ es un absurdo. Es un término que no existe en ninguna parte del mundo”, “… resulta que este término es una entelequia: se refiere al lugar desde donde parten los cursos de agua, o sea, donde llueve, y donde llueve es en todo el Perú". Señaló esto como crítica a la aprobación de la Ley 30640, que ordena a la Autoridad Nacional
del Agua (ANA), desarrollar un marco metodológico para determinar qué es una
cabecera de cuenca, porque esto supuestamente desalentaría la inversión. El
mensaje que leemos entre líneas es que el empresariado quiere explotar
minerales sin que medie ninguna restricción.
En descosur estamos lejos de ser antimineros, pero exigimos al Estado
que cumpla un rol más activo respecto a la recaudación de impuestos de este
sector. Es momento de hacer un balance sobre la vigencia de las facilidades
tributarias y contratos de estabilidad que tiene el empresariado minero. En
este sentido, es necesario hacer un análisis de cuáles han sido las ganancias
del sector respecto a sus niveles de inversión, viendo además cuánto de ese
capital ha ido afuera y cuánto se quedó en el país. Estamos seguros que durante
el boom minero –periodo en el que la demanda y los precios de los minerales
subieron como espuma– el Estado pudo recaudar más dinero si hubiera ajustado
las normas o creado nuevas directrices como un impuesto a las sobreganancias,
pero los gobiernos de turno durante ese periodo se acobardaron y se decidieron
por medidas más cosméticas como el Programa Minero de Solidaridad con el Pueblo «aporte
voluntario». Hacer un balance y un análisis como el que recomendamos, nos
ayudaría a tener evidencia para exigir cambios.
En Arequipa y el sur, se localiza más
del 50% de toda la cartera de proyectos mineros a nivel nacional. Justamente,
es en esta parte del país donde la inversión estatal recibió un fuerte aporte
del sector durante el boom minero; pero hemos visto como la corrupción
y la ineficiencia de sus autoridades jugaron en contra del ciudadano,
desperdiciando esta fase de bonanza. Creemos que la deuda más grande de este
periodo ha sido no haber trabajado en la diversificación de actividades
productivas y el fortalecimiento del mercado interno, para no ser tan dependientes
de la minería e ir creando las bases para un desarrollo sostenible social,
económico y ambiental. ¿Se animará PPK y su gabinete a hacer algo al respecto?
desco Opina - Regional / 6 de
octubre de 2017
Programa
Regional Sur
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