Durante la
primera quincena de octubre, en la ciudad de Quito – Ecuador, se realizará la
tercera edición de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y
Desarrollo Urbano Sostenible,
denominada «Hábitat III». Los Estados miembros de la Organización de las Naciones
Unidas (ONU) celebran estas conferencias cada 20 años debido a
los retos que supone el rápido proceso de urbanización mundial y la vinculación
del desarrollo urbano con el desarrollo sostenible.
La primera
conferencia, Hábitat I, se celebró en 1976 en Vancouver, Canadá. En ella se
discutieron los desafíos de las ciudades frente a los asentamientos. Veinte
años más tarde se realizó Hábitat II en Estambul, Turquía, ésta se centró en la
temática de ciudades sostenibles y vivienda digna para todos. La Conferencia Hábitat
III se convoca con el objetivo de fortalecer el compromiso mundial por el
desarrollo sostenible mediante la adopción de una Nueva Agenda Urbana
(NAU), que permita a los Estados
planificar metas y ejecutar estrategias que respondan a los desafíos de una
época cada vez más urbanizada asegurando un compromiso político renovado para
garantizar el desarrollo urbano sostenible.
En ese
contexto, como una actividad preparatoria, acaba de tener lugar entre el 7 y el
10 de septiembre la reunión intergubernamental del Hábitat III en la sede de
las Naciones Unidas en Nueva York, donde se ha presentado la versión preliminar
de la NAU. Llama la atención que el documento solo esté circulando en
inglés, cuando se sabe bien que la ONU establece un total de seis idiomas oficiales con la
finalidad de asegurar una comunicación clara y concisa en los asuntos de
importancia mundial. En cierta forma nos revela el menor compromiso real con el
proceso Hábitat III de la comunidad internacional desde los Estados integrantes
de las Naciones Unidas.
No puede ignorarse que los funcionarios del
gobierno peruano a cargo de la elaboración del Informe Nacional durante
el gobierno del presidente Humala, cumplieron una triste y silenciosa labor al
respecto, enviando a la ONU en forma casi clandestina el informe de Perú que
aparece colgado en la web del foro Hábitat III. Este documento no fue fruto de
un Comité Nacional que evaluara los alcances de las políticas públicas y los
compromisos del gobierno peruano en relación a Hábitat I y II, tal como lo
sugería Naciones Unidas. Cabe preguntarse entonces por qué los colegios
profesionales de Arquitectos, Ingenieros, así como la Asociación de
Municipalidades del Perú y la Sociedad
de Urbanistas del Perú no han asumido un rol más activo en el proceso, y cómo
es que se ha diseminado o no entre sus miembros el informe nacional, o si
recogieron aportes de sus miembros del ámbito nacional para no replicar prácticas
centralistas de mirar el país desde sus sedes en Lima.
Sin embargo,
la sociedad civil continúa en su empeño por sacar adelante este proceso.
Podemos así dar cuenta que, específicamente en Lima Metropolitana, los miembros
del Colectivo de Incidencia y Acción Urbana - CIAUR alistan propuestas para participar en el Foro Social Frente
a Hábitat III a desarrollarse en la Universidad Central del Ecuador como evento paralelo al foro oficial. Este foro viene siendo
impulsado por las organizaciones de la sociedad civil del Ecuador, con el
respaldo y participación de organizaciones internacionales de la sociedad civil
como la Coalición Internacional por el Hábitat, la Unión Nacional por la Moradia Popular y la Alianza
Internacional de Habitantes.
El CIAUR, como
colectivo urbano destaca en su propuesta la urgencia por reivindicar el acceso
a la vivienda segura, saludable y el derecho a la ciudad, así como la necesidad
de impulsar la reducción de riesgos de desastres y la gestión ambiental ante
los efectos del cambio climático en las ciudades. Este documento es el
resultado de un diálogo sustantivo entre diversas organizaciones sociales de
base (OSB) de Lima Metropolitana que será compartido con OSB de América Latina,
con la finalidad de ajustar una agenda común amplia que incluya estrategias
similares de incidencia en políticas públicas urbanas, en pos de mejorar la
calidad de vida de las personas en las ciudades.
Por todo ello, la movilización de las organizaciones e instituciones
de la sociedad civil resulta destacable en su compromiso por enriquecer la
Nueva Agenda Urbana y generar una toma de conciencia global que vaya mucho más
allá de la formalidad de aprobar un documento que pareciera ya estar cerrado.
Hábitat III será muy pronto el espacio de la sociedad civil global para
discutir alternativas sociales que articulen un frente ciudadano de múltiples
países que exprese las preocupaciones y compromisos ante las desigualdades
producto de las lógicas mercantilistas y de consumo de las ciudades. Esperamos
que su voz se sienta en el marco de las luchas por la justicia social, la
equidad de género y la sostenibilidad ambiental que el planeta requiere,
sumando a ello la exigibilidad de los derechos humanos vinculados a la vivienda
y a la tierra, tanto en el campo como en la ciudad.
desco Opina -
Regional / 23 de setiembre de 2016
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