Desde que la nueva
gestión metropolitana de Lima asumiera hace un mes la conducción de los destinos
de la ciudad, es poco, pero significativo lo hecho. En este tiempo gran parte
de la información que ha circulado por los medios de comunicación ha estado
referida al despido masivo de trabajadores ediles, al cierre temporal del Circuito Mágico del agua o las especulaciones en torno a lo
que le depara al futuro del Corredor Azul y la implementación de las nuevas rutas del servicio de buses Metropolitano. Al margen de estos temas de
discusión generados por la coyuntura del momento, lo que se aprecia es que se
quiere borrar con una mano, lo mucho o poco que hizo la gestión edil anterior,
con la otra. Llama la atención y preocupa más aún, la poca capacidad que muestran
las nuevas autoridades para pensar de manera integral sobre el futuro de una gran
ciudad que acaba de cumplir 480 años, y que de seguir por un mal curso se estaría
preparando, quizá, a celebrar su medio milenio, declarándose para entonces,
como una ciudad inviable e insostenible por el colapso de su estructura de
funcionamiento.
Somos conscientes de que
la gestión municipal anterior, en la suma y resta de las opiniones y balances, pudo
tener más defectos que virtudes en muchos aspectos, pero dejó en claro en su
accionar que gran parte de los procesos iniciados buscaban tener una
continuidad que traspasara la gestión edil del momento. Prueba de ello ha sido
la elaboración del Plan Regional de Desarrollo Concertado de Lima 2012-2025 o
el Plan de Desarrollo Metropolitano de Desarrollo Urbano de Lima y Callao al 2035,
los cuales siendo instrumentos de gestión, podrían quedar como un bonito
recuerdo si olvidamos que se trabajó en ellos con miras a un mejor futuro de la
ciudad.
Algunas de las ideas
plasmadas en estos documentos, que son instrumentos de gestión pública, trataron
de ponerse en marcha con iniciativas especiales, que no figuraban y no figuran
dentro de la estructura orgánica edil, como por ejemplo, el Programa Barrio Mío o el Programa Metropolitano de Vivienda Popular, que al día
de hoy «no existen», ni siquiera como información, ni en medios de
comunicación, ni tampoco en ninguno de los portales web de la comuna
metropolitana.
Esta situación nos ayuda
a afirmar que Programas como los mencionados, lamentablemente tienen un futuro
incierto, pues su verdadera sostenibilidad obedece a un proceso de trabajo que
trasciende el periodo de cuatro años propio de una gestión edil para demostrar su
eficiencia, pero como en el Perú se compara eficiencia con obras tangibles,
estamos seguros de que «volverán las obras», aunque estas carezcan de una
proyección de futuro, porque lo que interesa es ser reelegido, y no el
desarrollo de la ciudad y sus habitantes.
desco Opina - Regional / 6 de febrero de
2015
Programa
UrbanoDescargar aquí
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