Aún
faltan algunas semanas para el cierre de la inscripción de candidatos a la
presidencia de los gobiernos regionales y a los sillones municipales. Mientras
tanto, en los caminos de la selva central cada vez se hacen más visibles las reuniones
de intención, las pintas y las banderolas proselitistas. Los medios locales
especulan sobre quiénes se lanzarán finalmente al ruedo político, sopesan las
posibilidades de cada quien; y, por otro lado, los aspirantes evalúan sus estrategias,
los recursos necesarios, las alianzas e inclusive la pertinencia y popularidad del partido y/o grupo político que los cobijará. Como es habitual, los grupos políticos se
reactivan sólo en estas temporadas, ya que en el quehacer cotidiano de la selva
central –y el resto del país– la vida partidaria activa no existe.
En
el corazón de la selva central los partidos tradicionales tienen escasa
presencia y es indudable que los grupos locales y regionales son los que
marcarán el paso. Sin embargo, no todo es sencillo para quienes tienen
aspiraciones. Luego de las últimas elecciones varios grupos políticos perdieron
su inscripción y, a pesar de mantener cierta simpatía, han debido iniciar un pesado
proceso de recolección de firmas que no todos han podido cubrir.
En
ese contexto, los grupos políticos con inscripción llevan una buena ventaja ante
los que no, pues deberán negociar alianzas para encabezar o integrar una lista.
En estos casos es habitual notar que, quien tiene el «dinero para el pasaje»,
puede escoger el movimiento político de su interés por encima inclusive de
quien tiene la popularidad.
Los
costos de las campañas electorales son, como se sabe, el talón de Aquiles de
muchas aspiraciones. En ese aspecto, persiste el riesgo de campañas financiadas con dinero del narcotráfico, o que incursionen aportantes con oscuras condicionantes. No hay duda que, al
igual que en los procesos anteriores, en esta oportunidad tendremos candidatos para todos los gustos.
Por
otro lado, las miradas están puestas sobre aquellos que pretenden la reelección,
ya que los contendores estarán más que atentos para evitar que se utilicen recursos públicos en las campañas. Y, en muchos casos, aunque
no haya dolo, algunos candidatos intentarán manipular la información para
suponer malos manejos y/o señalar supuestas o reales incapacidades de las
autoridades salientes. Sabemos que estas prácticas no siempre resultan ya que la opinión pública también tiende a identificarse
con quien perciben está siendo injustamente maltratado. De todas maneras, con
un clima pre electoral recién calentando, es aún prematuro señalar si estas
candidaturas se sustentan en
propuestas de desarrollo que verdaderamente representen los intereses
de nuestra selva.
Hay
quienes, en el afán de ganar adeptos y posicionamiento político, se lanzaron
con demasiado tiempo de antelación y hoy adolecen de un lógico desgaste
de imagen. Los coqueteos proselitistas en curso aún no hacen visibles las
ofertas electorales que traen quienes finalmente estarán en carrera; para nadie
es un secreto que en estas lides muchas veces los dueños de las propuestas no
siempre serán los que levanten esas banderas y hagan su promoción.
Finalmente,
como en otras ocasiones, algunas comunidades nativas están intentando
presentarse con lista propia llevando reivindicaciones entre sus propuestas. Sin
embargo, consideramos que su alcance aún es demasiado local y sus opciones
provinciales o regionales todavía son muy limitadas. Aun así, no deja de ser
interesante y debería observarse con mayor detenimiento, la formación de una
iniciativa política con bases étnicas.
desco Opina - Regional / 16 de mayo de
2014
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