Durante las últimas semanas, una seguidilla de eventos ha puesto sobre el tapete muchas cosas que, aunque no lo parezcan, son importantes. Una primera es la sorprendente defensa que viene haciendo Lourdes Flores, a un personaje que tiene evidentes dificultades para alejarse de las sospechas de narcotráfico que se ciernen sobre él. Más aun, resulta que Flores preside el directorio de Peruvian Airlines, una empresa cuyo accionista más importante es precisamente el referido: César Cataño, quien en realidad es César Carhuallanqui.
Un jubiloso Mauricio Mulder ha sentenciado el fin político de la lideresa del PPC. Otros más cautos, no niegan el desliz aunque todavía le otorgan créditos. Lo cierto es que la reincidente candidata presidencial viene sufriendo un duro revés en su potencial interés para las elecciones del 2011, aun cuando parecen atendibles los argumentos que usa en su defensa. Ahora le tocó a ella y mañana, seguramente, será otro. Así, puede ser que la manera como se presentan los hechos tenga mucho que ver con las habituales zancadillas que rodean un periodo electoral que se asoma intenso en el juego sucio y con un nivel de propuestas mucho más bajo al que nos hemos habituado los peruanos durante las últimas décadas.
De la misma manera podríamos leer el calentamiento de las relaciones con los vecinos del sur –Bolivia y Chile–, que provocó las declaraciones del presidente García a un medio chileno. Señaló que entre ambos países existía un pacto secreto, obligando a revelar lo sabido por todos, es decir, que estaba en curso una agenda de trece puntos entre ellos la mediterraneidad boliviana, como no podía ser de otra manera.
Esto sirve a García para demostrar a sus críticos internos, que el Perú no se ha alejado de Bolivia, sino que es el mandatario de este país el que ha decidido acercarse a Chile. De pasada, García golpea al candidato Ollanta Humala, declarado simpatizante del presidente altiplánico.
Agregado a ello, el presidente peruano aprovechó la crisis desatada en UNASUR, a raíz de la condena venezolana y ecuatoriana a la instalación de bases militares norteamericanas en Colombia, para alinearse sin mayores compromisos con la posición del presidente Uribe y lanzar por todo lo alto sus preocupaciones respecto al armamentismo regional que, como se sabe, es liderado de lejos por Chile y Venezuela: nada mejor que emplear un solo argumento para emplazar a dos oponentes.
Así, el presidente de la República viene implementando a todo vapor su estrategia para el 2011 y sus supuestos rivales no terminan de acomodarse. La manera como enfrenta las circunstancias externas tiene casi el mismo estilo que emplea dentro del país. Los núcleos ejecutores comunales que anunció recientemente vienen multiplicándose y al frente ha sido puesto nada menos que el cuestionado Carlos Arana. Mientras tanto, las críticas no toman forma. Mucho menos, las alternativas.
Asimismo, aseguró que se aumentarían los recursos del FONCOMUN, pero el premier Velásquez Quesquén acaba de advertir que su distribución se hará atendiendo a «los resultados» obtenidos por cada municipalidad, sugiriendo que las pautas existentes serían puestas de lado. Más aun, el proyecto del Presupuesto 2010 anunciado por el MEF muestra significativos recortes a las asignaciones para los gobiernos regionales y locales, en una magnitud mayor a la estimada por la disminución del canon. Ahora bien, la propaganda del gobierno no señala esto. En su lugar, difunde la idea de gobiernos regionales y locales que no son capaces de gastar los recursos. Igualmente, por enésima vez el VRAE cubre las primeras planas de los medios de comunicación y la tendencia a la «mano dura» que estos reflejan no ha permitido visualizar con la importancia que merece, los seis años de entrega del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, ni los actos organizados en torno a los sangrientos acontecimientos ocurridos en Putis, durante los años 80.
En esa línea, durante el mes de agosto se recordó el terremoto que asoló al sur chico hace dos años y debió ser la ocasión propicia para enfatizar la indolencia de un gobierno que, pese al tiempo transcurrido, no ha hecho prácticamente nada para reconstruir la zona afectada. Más aun, con premuras electorales, el Ejecutivo envió un proyecto de ley al Congreso para reactivar –dizque– el programa Techo Propio que, sin tener fondos para su funcionamiento, ha continuado con las inscripciones para acceder al Bono Familiar Habitacional (BHF).
Como se notará, el efectismo mediático viene imponiéndose con rotundo éxito. Lo accesorio aparece como importante y lo fugaz hace invisible lo sustancial. Todo parece indicar que será difícil revertir estas formas y la espectacularización de la política no sólo seguirá vigente, sino también con contados protagonistas. Salvo que ocurra una sorpresa, algo siempre esperable en el desdibujado sistema político peruano, es poco probable que pongamos en debate las cuestiones que realmente interesan a los ciudadanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario