Como ya es habitual al acercarse la
temporada de lluvias en el centro del país, crecen los temores por los
deslizamientos y huaycos que impiden la circulación de pasajeros y mercancías. Es
cierto que más allá del mantenimiento de vías es poco lo que se puede hacer
para salvaguardar la integridad de la Carretera Central puesto que ya es
obsoleta y los proyectos de rutas alternativas y obras complementarias tampoco
se han llevado a cabo. En los primeros meses de este año ya se suscitaron bloqueos en la carretera que paralizaron el transporte
de bienes y personas por varios días, ocasionando grandes pérdidas de
mercancías, incluyendo las frutas que desde la selva central salían con destino
a los mercados de la capital. También se incumplen los compromisos de los
cafetaleros y cacaoteros con los fletes marítimos hacia el extranjero vía
contratos de venta de sus mercancías, haciéndolos merecedores de sanciones y
descuentos por parte de sus compradores. Como se pude ver, las pérdidas afectan
principalmente la economía de pequeños agricultores. Es previsible que Lima,
Junín, Pasco, Huánuco, Ucayali, Huancavelica, Ayacucho y Apurímac se vean
afectadas, como ocurre cada año; y ni que decir de localidades que pertenecen a
otras regiones que tienen que hacer uso de la carretera.
En 2014, PPK explícitamente señalaba:
“El resultado de la negligencia gubernamental
y de una burocracia ineficiente es la lentitud e inseguridad que actualmente
enfrentamos. Un trayecto que demoraba 6 horas hasta Huancayo hace 15 años hoy
demora 8 o 9 horas, lo que trae ingentes costos económicos, tanto para
pasajeros como para transportistas de mercadería. Y el acceso a la selva
central vía Tarma también se ha alargado, frenando el desarrollo económico de
una zona que tiene un buen potencial turístico, agrícola e industrial”. Durante la campaña
electoral PPK retomó el tema y en su Plan de Gobierno prometió solucionar el colapso de la Carretera Central
construyendo el túnel Chicla – Pachachaca así como mejorar las vías
alternativas por Pasco y Cañete. Siendo presidente reiteró el compromiso y
recibió el beneplácito del Gobernador Regional de Junín. Independientemente
de los ofrecimientos, esta vía está colapsada y se requiere de una gran inversión
para repotenciarla ya que originalmente fue diseñada con dos carriles para
soportar 5000 vehículos por día, y en la actualidad transitan por ella cerca de
30 000 unidades con lentitudes que desesperan a conductores y pasajeros.
Hacia finales de octubre pasado, se
reunieron en Huancayo congresistas y representantes de los colegios
profesionales de Junín y el Gobernador Regional de Huancavelica para conformar el Comité Macro regional Multisectorial para la Carretera Central. Hubiera sido esperable que asistan otros
gobernadores y en especial el dueño de casa, el Gobernador de Junín, Ángel
Unchupaico, quien por la ubicación estratégica de su región podría (o debería)
liderar esta búsqueda de soluciones. No olvidemos tampoco que esta autoridad
regional es Presidente de la Mancomunidad Pacífico Centro Amazónica. No es
posible creer que con este tipo de comités se resolverá el problema, sin
embargo hay que reconocer que por lo menos este tema está presente en la agenda
de algunos políticos y tomadores de decisiones y que, desde ese espacio, se
pueden capitalizar y analizar todas las propuestas,
e inclusive concretar la construcción de vías alternativas que articulen la carretera
central con otros corredores económicos de carácter local pero no menos
importantes con el fin de acercar sus productos a los mercados que les ofrecen
mejores ingresos.
Estas obras no sólo mejorarán el
tránsito vehicular, también generarán oportunidades de nuevos negocios
agrícolas y de servicios como el turismo, la gastronomía, los hospedajes, el
guiado, el comercio de productos artesanales, entre otros; lo que se traduce en
ingresos para los pueblos del interior. Por otro lado, a pesar de que existen
promociones del destino turístico selva central, el reciente feriado largo
limeño con ocasión de la APEC, ha desnudado nuevamente las deficiencias de la infraestructura vial existente. Un accidente a la altura de
San Mateo incomodó a los viajantes quienes vieron alterado su itinerario y al
igual que en oportunidades anteriores –al no haber opciones alternativas– los desencantos
individuales se transforman en publicidad negativa para el destino. Al ser
destinos de poca demanda las ofertas de las aerolíneas son escasas, generándose
una diferencia abismal entre el costo de un pasaje aéreo comparado con uno vía
terrestre (un pasaje aéreo ida y vuelta
Lima-Tarma cuesta en promedio S/.1200; y en el mejor bus de la mejor
empresa, S/.100 ida y vuelta).
Por último no podemos dejar de señalar
que las regiones del centro son la despensa de alimentos que abastecen al 70%
del Perú y en especial al mercado limeño (principal consumidor a nivel
nacional) y se estima que por accidentes carreteros o daños por causas
naturales, cada día de paralización de la Carretera Central significa seis millones de soles en pérdidas, las cuales principalmente
afectan a los pequeños productores del centro. En conclusión, una nueva
carretera central no es un sueño, es una urgente necesidad para el desarrollo
de este amplio territorio, por lo que su construcción no puede ser considerada
un gasto sino una necesaria inversión para el país.
desco Opina -
Regional / 2 de diciembre de 2016
Programa Regional Centro
No hay comentarios:
Publicar un comentario