Según los especialistas, el Perú es el tercer país a nivel mundial con mayor fragilidad ante el cambio climático global. Esta aseveración que hace algunos años era considerada por muchos como una predicción alarmista, en la actualidad ya se está haciendo notoria por los evidentes estragos en las diferentes regiones del país afectando especialmente la producción agrícola.
En el caso de la selva central los efectos se perciben en todos los campos de la producción agropecuaria, al haberse afectado la ganadería por la disminución de áreas de pastizales, se ha alterado el proceso de desarrollo de las especies forestales y la producción apícola por el retardo de la floración natural. Los cambios climáticos han originado variación en las etapas de desarrollo del cultivo del café, principal producto del cual depende la economía de las familias de la región; aunque este fenómeno no ha sido originado por la responsabilidad directa de los agricultores cafetaleros, el impacto será más grave a medida que transcurra el tiempo. Hasta hace cinco años atrás, el cronograma evolutivo del cultivo de café era marcado, actualmente existe un cambio significativo en la periodicidad e intensidad de las lluvias trayendo como consecuencia el retraso y la disminución de la floración del cafeto, lo que se traduce en granos más pequeños y de baja calidad. Los cambios intempestivos de temperatura provocan la caída de los granos aún sin haber completado el proceso de maduración. Además, estos cambios están generando un ambiente favorable para la proliferación de plagas y enfermedades más resistentes. La fauna local también se ve perturbada debido al retraso en la producción de semillas de los árboles nativos; por ello, es notoria una reducción significativa tanto en número como en variedad de aves y mamíferos afectándose la dieta de las comunidades nativas.
El Ministerio de Agricultura, las autoridades y funcionarios del gobierno central encargadas de promover la producción agropecuaria están adoptando medidas para proteger la producción agrícola de la costa tecnificada principalmente; pero en el caso de la selva central poco o nada han hecho para desarrollar investigaciones, monitorear los cambios y los efectos en la producción, que permitan que todos los actores involucrados en el desarrollo agrario puedan contar con los conocimiento adecuados para adoptar las previsiones necesarias. El riesgo es que en la medida que el cultivo de café, por causa de las alteraciones climáticas deje de ofrecer utilidades, la selva central necesariamente se verá obligada a una reconversión productiva o al abandono paulatino de las parcelas por parte de los caficultores en desmedro del café, producto bandera peruano. Los directivos de las organizaciones de productores, así como los pequeños caficultores, manifiestan su preocupación porque esta situación no les permite confiar en que sus estimaciones productivas puedan concretarse, lo que les genera indecisiones sobre el retorno de sus inversiones y el posible incumplimiento de sus compromisos con el mercado.
Las declaraciones del Ministro del Ambiente; que pretende buscar el «lado amable» del problema promoviendo los beneficios económicos para nuestro país por la venta de servicios ambientales, se alejan de la realidad del pequeño productor que con menor manejo de información y conocimiento técnico, parcelas de escasa dimensión y limitada o nula capacidad de inversión, no tendrá posibilidades de acceder a esas oportunidades de negocio. Estos posibles beneficios económicos producto de servicios ambientales sólo podrán ser alcanzados por los grandes inversionistas que tienen acceso al conocimiento técnico y la capacidad de invertir a largo plazo acumulando progresivamente la posesión de grandes extensiones de tierra. ¿Es que acaso esta propuesta de venta de servicios ambientales apunta a favorecer la privatización de la Amazonía peruana? ¿Existe alguna decisión política de hacerse de la «vista gorda» con la problemática que enfrenta la caficultura de la selva central privilegiando así a los grandes intereses económicos que quieren libertad para poner sus manos en los recursos amazónicos?
Si no se aplican políticas de Estado que permitan tomar medidas urgentes en el breve plazo, los impactos del cambio climático tendrán un mayor costo en nuestra agricultura amazónica, especialmente en el café, haciéndose irreparables los daños ocasionados a la economía del pequeño caficultor local. Así, nuestro principal producto bandera no tendrá ningún «mástil» en donde flamear y se favorecerán las condiciones para la incursión de los cultivos de coca, opción ilegal, pero posible ante tanta indiferencia.
desco Opina - Regional / 6 de noviembre de 2009
Programa Selva Central
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