desco Opina / 7 de agosto de 2009
Pensábamos que al cumplirse tres años de su mandato, Alan García ya no tendría reflejos y que con la designación de Yehude Simon para el premierato había agotado su capacidad de sorprendernos. Cuán equivocados estábamos. En su Mensaje a la Nación expuso, una vez más, su destreza para la pirotecnia verbal, para ir colocando sigilosamente sus fichas para las elecciones 2010-2011.
Como se esperaba, no dijo nada sobre la situación de la lucha contra la corrupción. Tampoco abundó, salvo generalidades, sobre la conflictividad social. Menos aún sobre los efectos de la crisis internacional en la economía de los peruanos. Sin embargo, sí buscó impactar sobre un terreno impensado: la descentralización y los gobiernos locales.
Nos anunció a los peruanos que hacia adelante tendríamos una descentralización popular: se promocionaría a los denominados «núcleos ejecutores», ya sea comunales o juveniles, con la finalidad de incentivar más participación directa de la ciudadanía en la ejecución de los recursos públicos. Como este es el modelo seguido por FONCODES, inmediatamente saltaron las sospechas sobre si sería esta entidad la que conduciría el proceso. Presto, García afirmó que no. Después de su mensaje por Fiestas Patrias, mediante una columna de opinión en el diario El Comercio, señaló que estos núcleos ejecutores y su multiplicación de demandas deberán dirigirse hacia los gobiernos locales y regionales para que afinen técnicamente y financien sus obras.
Como ya sabemos que no hay capacidad técnica suficiente para soportar esta probable superposición de pedidos y, además, gran parte de los recursos que se dicen disponibles están comprometidos para el presupuesto participativo, podemos intuir el desmadre que puede ocurrir si no se pone un poco de orden a las cosas. Pero, como podrá sospecharse, la intención de García no se conduce hacia el fortalecimiento de la descentralización y de los gobiernos locales. Lo que parece haber visualizado es que en estos ámbitos van a discurrir claves importantes para la negociación política que rodeará el contexto electoral que está en la puerta.
Así, busca ganar espacios entre las autoridades municipales y regionales. De la misma manera como los apristas los desdeñaron tiempo atrás, por considerarlos poco significativos en términos políticos, ahora parecen revalorarlos y, al respecto, nada resulta mejor que repartir recursos y poner a la defensiva a las referidas autoridades.
En este mismo encuadre político debemos colocar su anuncio de una segunda vuelta para las elecciones regionales. Este es un pedido que se formuló reiteradamente en años anteriores y siempre contó con la oposición aprista. Ven ahora la oportunidad de implementarlo y, seguramente, la decisión tiene relación con las necesidades de corto plazo del partido gobernante, en donde ya deben estar imaginando la fuerza de negociación que les daría un buen conjunto de presidentes regionales militantes o consejos regionales bajo su influencia, en la campaña del 2011.
Una última cuestión es lo que señaló respecto al FONCOMUN. Anunció una restitución –casi una concesión graciosa– para compensar las pérdidas sufridas por la disminución en la recaudación del IGV, principal fuente del referido fondo. Lo que no dijo García, es que las transferencias hacia las municipalidades han disminuido no solamente por ese motivo sino también por la centralización de la gestión de programas sociales y por lo que se restó a las municipalidades para formar la Reserva de Contingencia, destinada a asistir a los sectores impactados por la crisis internacional, y el Fondo de Promoción de la Inversión Pública Regional y Local del 2009, para que los gobiernos locales puedan acceder al cofinanciamiento de sus proyectos de inversión, mediante concursos.
También afirmó que aumentaría progresivamente el porcentaje del IGV destinado al FONCOMUN: del 2% al 4%. Tampoco está mal el anuncio y debe aceptarse. Pero, como no viene acompañado de medidas que busquen mayor transparencia y rendición de cuentas en los gobiernos locales, la mayor cantidad de recursos no están suponiendo mejor gestión.
Así vienen las cosas. El Presidente ha sido bastante claro en advertirnos que tiene la llave de la caja y puede repartir según sus conveniencias. También al menos parte del mango de la sartén y, sin lugar a dudas, que ha decidido probar suerte en la política local y regional. Queremos suponer que la oposición ya está buscando ganarle la iniciativa.
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