A menos de dos meses de la fecha
prevista para la elección de las nuevas autoridades tanto a nivel local como
regional, el grado de interés de la ciudadanía en este tema parece adormecido y
sin reacción alguna; ni siquiera a raíz de las últimas noticias sobre los actos de corrupción que salieran a la luz en el distrito de La Victoria, hecho
que permitió visibilizar una inmensa red delincuencial cuyo cabecilla era nada
más y nada menos que el Alcalde de la comuna Victoriana.
Lamentablemente, este no es un acto
aislado, sino que se suma a los ya más de 2289 gobernadores y alcaldes investigados por actos de corrupción. Se trata de autoridades
tanto en ejercicio, como también quienes ya han dejado sus cargos, y que
representan un número significativo si consideramos el grave daño que han
causado en la estructura de funcionamiento tanto de gobiernos regionales como
distritales. Lima ocupa el tercer lugar de la lista con 197 autoridades que
llevan carga procesal.
En esta coyuntura es que se ha venido
promoviendo la firma de diversos documentos como una manera de dar mayor
credibilidad a los compromisos que asumen los candidatos frente al electorado,
e intentar «controlar» en la medida de lo posible los actos de corrupción que
tanto daño hacen a la democracia. Así, el pasado 13 de agosto se firmó el Pacto Ético Electoral promovido por el Jurado Nacional de Elecciones, que
fue suscrito por 18 de los 20 candidatos a la Alcaldía de Lima Metropolitana en
el marco de la promoción de la transparencia en esta justa electoral.
En esa misma línea, la Mesa de
Concertación para la Lucha Contra la Pobreza viene promoviendo la firma del Acuerdo de Gobernabilidad para el Desarrollo Humano 2019 – 2022 ante cada
uno de los candidatos al sillón municipal metropolitano. Si bien ambas
iniciativas son positivas, el hecho de suscribirlas y no acatar lo que en ellas
se promueve, explica en parte el desencanto del electorado y la fuerte apatía
que podemos detectar a pesar de encontrarnos prácticamente en el inicio de la
recta final del proceso electoral.
La sensación generalizada de que el
papel aguanta todo y que nadie cumple su palabra –peor aún, que no hay quien
los obligue a hacerlo– es el común denominador entre gran parte de la
ciudadanía. Así las cosas, los electores pierden interés en evaluar y analizar los
planes de gobierno de los candidatos, pues están convencidos de que nada de lo
que figure en ellos será cumplido. A pesar de los esfuerzos y campañas
comunicacionales en favor de promover un voto a conciencia e informado, la apatía se refleja cuando se presentan
los datos de las últimas encuestas que ponen al principal candidato a la
alcaldía limeña con 16% de intención de voto, seguido por un contendiente con
10% y el resto de 9% a menos, lo que demuestra la poca credibilidad e interés
por parte del electorado en general.
Sumado a ello, el alto número de candidatos “dispersa tremendamente” la votación, por lo
que se estima que quien llegue a ganar la elección, lo hará con no más del 25%
de respaldo. Cabe agregar que el escenario político está saturado por el tema
de la corrupción en el Poder Judicial y las pugnas entre el Congreso y el
Ejecutivo, de modo que los comicios no son hoy, la preocupación central de la
ciudadanía.
Al margen de lo antes expuesto, hay
iniciativas locales que vienen promoviendo debates entre los diversos
candidatos que aspiran a lograr una alcaldía, tal es el caso del distrito de
Lurín, en el que viene desarrollándose una iniciativa impulsada por varias organizaciones
sociales de base, que preocupadas por la coyuntura y el descrédito en la
política, han optado por organizarse para promover un espacio donde puedan
evaluar y analizar las propuestas de los aspirantes al sillón municipal de su
distrito. Estamos seguros y convencidos de que, así como ellos, en otros
distritos hay ciudadanos que se preocupan y quieren saber quiénes serán las
futuras autoridades de su comuna. Mientras que esto suceda, creemos firmemente
que aún hay esperanzas de revertir la idea generalizada de que la única manera
de hacer política, es mediante el engaño y la corrupción.
desco Opina - Regional / 24 de
agosto de 2018
Programa Urbano