Frente a las innumerables controversias generadas por la caótica situación del transporte público, las obras inacabables del Metropolitano y el pertinaz trabajo en las vías de la ciudad, la Municipalidad de Lima brilla por la ausencia de respuestas. A este panorama, causando mayor preocupación en los vecinos, se suma el alto índice de accidentes en las pistas limeñas como señala la Defensoría del Pueblo en su Informe Defensorial Nº 137, titulado «El Transporte Urbano en Lima Metropolitana: un desafío en defensa de la vida», que pone en evidencia lo peligrosa que resulta para el pasajero, el conductor y el peatón, la circulación en las vías urbanas de la capital.
En la ciudad de Lima se registra el mayor número de siniestros de tránsito respecto a todo el Perú, con el 59.9% del total en el país. Los accidentes de tránsito son recurrentes en la Panamericana Norte, la Avenida Túpac Amaru, la Carretera Central y la Panamericana Sur, rutas que se localizan en los distritos más pobres de Lima Metropolitana, exponiendo a accidentes mortales a los ciudadanos. Según el Informe de Siniestralidad en las Vías elaborado por la Policía Nacional, este alto índice de accidentes se solucionaría con semáforos y mejor señalización. Sin embargo, en nuestra ciudad se priorizan obras y vías para descongestionar el paso de vehículos, pasando por alto la circulación segura de las personas en las calles, es decir una ciudad diseñada para vehículos y no para personas.
La máxima autoridad de la ciudad, la Municipalidad de Lima, es la responsable de educar y sensibilizar a conductores y usuarios y para ello es vital que el Plan Nacional de Seguridad Vial realmente funcione, de acuerdo a lo propuesto por la Defensoría, promoviendo a mediano plazo la educación de los conductores sin recurrir a un sistema de multas que no garantiza el cambio de actitud, sustancial para la mejora. Se requiere también coordinar con el Ministerio de Transportes y con la Policía Nacional, articulando propuestas para generar soluciones integrales. El tema de la seguridad y su relación con el transporte en la ciudad, involucra también al sector Educación para que apoye en la incorporación del tema de educación vial en la currícula escolar y en la formación de docentes.
Atender de manera integral el problema del transporte en Lima, significa también trabajar con los gobiernos locales para exigir conjuntamente la aprobación del proyecto de Ley Nº 165/2006–CR, con miras a crear el Sistema Nacional de Seguridad Vial y que, además, funcione.
Vimos hace unas semanas a los vecinos de Barranco protestando, un poco tarde por cierto, ante el desorden ocasionado en sus calles por las obras del Metropolitano y a una Municipalidad de Lima resolviendo al vuelo la situación generada por la gran presión sobre las calles del distrito. Y hace unos meses, el conflicto con la Universidad de San Marcos, generado por el afán de Castañeda de ofrecer obras a la ciudad pasando por encima de los ciudadanos.
Y como muestra de la desarticulación entre los sectores involucrados en las posibles soluciones, esta semana los usuarios de Barranco y Chorrillos quedaron varados en las calles, esperando las unidades de transporte que nunca llegaron, pues las rutas fueron modificadas para dar paso al Metropolitano (que estará operativo, según lo anunciado, a fines del 2010). Al parecer, el usuario del transporte público no merece ni información, ni notificaciones que le permitan llegar a tiempo al trabajo. Generar un nuevo sistema para la ciudad que armonice todas las alternativas de transporte (El Metropolitano, las rutas complementarias, el transporte no motorizado, entre ellas) requiere plantear soluciones a necesidades de todas las Lima que existen, que no es ni homogénea ni plana: Lima centro, Lima sur, Lima norte, Lima este, atendiendo a sus demandas específicas pero haciendo el esfuerzo de integrarlas en un concepto de ciudad que crece en demandas.
Si lo caótico de nuestro transporte está vinculado a la brecha socioeconómica de la ciudad donde 18 de cada cien personas son pobres y viven en San Juan de Miraflores, Villa María del Triunfo, Villa El Salvador, Ate, Comas, San Martín de Porres y Ventanilla, según el Mapa de Pobreza 2007 de INEI; la pretensión de contar con un sistema ordenado de transporte requiere pensar más allá, planificar las relaciones entre la ciudad y las ciudades que alberga y que tienen necesidades y demandas específicas. La planificación de un sistema de transporte para Lima trasciende gobiernos y elecciones y requiere para su ejecución, que la Municipalidad de Lima planifique sus obras tomando en cuenta a las personas.
A pesar que la aprobación de su gestión sigue con alto porcentaje, el gobierno metropolitano no ha podido solucionar los conflictos más grandes que tiene la ciudad. ¿Seguirá el gobierno metropolitano acumulando conflicto al ritmo de las obras? ¿O seguirá haciéndose el «muertito» ante los cuestionamientos hasta las próximas elecciones?.
Mientras tanto, seguimos haciendo recuento de aristas para un mismo problema. Transporte urbano, seguridad vial, accidentes, irresponsabilidad peatonal, puntos negros y cuatro años y medio de la vida de cada limeño invertido en el transporte público. Además, las obras inacabables, los plazos móviles, las rutas espontáneas, los vecinos indignados (los próximos y los no tanto), los procesos de modernización construidos a pulso, en contextos no previstos, con impactos soslayados, donde lo primero en cambiar es el plan. Y en medio de todo esto, está el invisible ciudadano.
Ver mas detalles:
Descargar Informe Defensorial Nº 137
Descargar Boletín (Resumen del Informe 137)
Iniciativa de organización de vecinos:
Salvemos Barranco.
Información actualizada y opinión:
ONG Luz Ámbar
ONG Ciudad Nuestra
Iniciativa gubernamental:
MTC entrega a MINEDU 10 mil guías de educación vial
desco Opina - Regional / 27 de febrero 2009
Programa Urbano
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