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Nro. 56 La multiplicación de los planes

En menos de un mes, el gobierno ha presentado al país tres importantes planes: el Plan Anticorrupción que fuera prometido al Congreso por el primer ministro Simon cuando su primera presentación; el Plan Anticrisis, prometido por el presidente García a la CONFIEP luego de negarse la existencia de una crisis; y el Plan de Lucha Contra la Pobreza que aparece repentinamente. Excepto por el primero, no se han efectuado públicamente consultas. El Plan Anticrisis no ha sido consultado con la Nación. El Plan Anti Pobreza no ha sido consultado con el MEF. El Poder Judicial se queja de no haber sido convocado en la elaboración del Plan Anticorrupción que, por lo demás, no contempla al narcotráfico.
Todo esto sucede recién inaugurado el «Año de la unión nacional frente la crisis externa». Fuera de los problemas en el contenido de los planes, no es este el mejor procedimiento para generar la unión nacional en una democracia. En caso de cumplirse las metas (¿Cuáles son? Es una pregunta ya hecha de manera pública), los resultados esperables no modificarán la situación anterior a la crisis. En el Perú, a diferencia de los países que siempre tomamos como referencia, se sigue pensando que el modelo de política económica no debe cambiarse, cuando hasta los más fervientes militantes del libre mercado consideran que no va más.
Por otro lado, tan frecuente e impreciso uso ha tenido el concepto de plan, que resulta severamente desvalorizado tanto en su sentido y en sus alcances, como en su capacidad de movilizar a otros ciudadanos que no sean los periodistas de la sección noticias del día. A decir verdad, son planes tan inocuos como el plan «Tolerancia cero» del Ministerio de Transportes y Comunicaciones. Si esa es la idea que se tiene de los planes en el país, resulta aún más claro por qué el CEPLAN sólo tiene una presencia formal.
La «anti crisis» y la «lucha contra la pobreza» son dos caras de la misma moneda y pertenecen al mismo enfoque de «ajuste y compensación social» que ya mostró ser inefectivo en lo que a desarrollo con equidad se refiere, en los inicios de la década del noventa. Las ideas de fondo están en ese viejo esquema: se invertirán 10,000 millones de soles en las grandes acciones con los grandes empresarios, esperando que a ellos les vaya mejor. Mientras tanto, se efectuarán repartos de mejor manera (eso se espera) entre los extremadamente pobres. Se asume que el grueso del país se beneficiaría del goteo o chorreo o como se le llame, producto de la acción de las grandes empresas con fondos públicos. El pequeño productor alpaquero, el cafetalero, el empresario textil, el microempresario, el autoconstructor, etcétera, —en suma, todos los que generan empleo de manera masiva— serán beneficiarios indirectos del plan. Los beneficiarios directos serán unas minorías muy abajo y muy arriba en la escala social.
Los planes parecen ser más de lo mismo. La agenda de 2009 es la de 2008.

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