miércoles

Un tablero de ajedrez sin reglas de juego

 

A fines de marzo, el Organismo Peruano de Consumidores y Usuarios (Opecu) informó a la población que las empresas petroleras Petroperú y Repsol alzaron precios de los combustibles hasta en S/ 0.83 por galón, incluidos los impuestos. El conductor de un colectivo que gastaba doscientos soles por semana, ahora gastaría trescientos soles, monto que perjudicaría seriamente sus bolsillos ya que al alza de la gasolina se añadían gastos adicionales que también se incrementaron como el peaje.

En ese escenario diversos gremios de transportistas convocaron al paro indefinido nacional, iniciado el lunes 28 de marzo en la provincia de Huancayo; a la medida se sumaron agricultores, comerciantes, comuneros y miles de ciudadanos de a pie que exigían al presidente del Perú, Pedro Castillo, arribar a dicha ciudad para calmar a la población y disculparse por declaraciones altisonantes en las que indicó que algunos dirigentes que encabezaban estas protestas estarían siendo pagados. La medida se amplió entonces a la población en general, que exigía a las autoridades bajar el precio de los productos de primera necesidad que están perjudicando seriamente al país entero.

Ciertamente, los conflictos más allá del alza en los combustibles sumaban distintos motivos entre los que destacamos diversos conflictos socioambientales, protestas por las condiciones laborales (Ica), el rechazo a las vacunas, el impacto ambiental y sonoro de las operaciones de la petrolera PetroTal en Loreto, por mencionar algunos de ellos, en un contexto donde de acuerdo al Informe de Conflictos de la Defensoría del Pueblo, desde mayo 2021 asistimos a un incremento de éstos, a lo que se añade en los meses recientes la creciente desaprobación presidencial por el malestar que genera el incumplimiento de sus promesas de campaña.

Al cierre de la semana pasada a los varios muertos a nivel nacional se sumaban 130 heridos, 43 civiles y 87 agentes de la policía. La respuesta del gobierno en la mayoría de casos fue la represión, que se hizo patente con la orden de encierro emitida a media noche evidenciándose su nula capacidad para atender los problemas y demandas de la población.

Al séptimo día de paro, el 3 de abril el Gobierno envió a tres ministros a Huancayo para iniciar la mesa diálogo. Los ministros de Comercio Exterior y Turismo, Desarrollo Agrario y Cultura, se hicieron presentes ante la mesa de concertación para buscar los acuerdos necesarios para frenar el paro indefinido, mientras cientos de manifestantes mostraban su indignación por la ausencia presidencial. Un sector de la población expresó su descontento con los acuerdos, desconociendo a varios supuestos representantes, mientras algunos gremios de agricultores aseguraron que no se llegó a ningún acuerdo y que el paro continuaría. Sin aprender la lección, el gobierno sigue prometiendo cosas difíciles de cumplir, mientras los principales acuerdos adoptados en Junín eran una reiteración que no alcanzaba para esconder la inaudita apología a Hitler que ensayó el Primer Ministro.

El 7 de abril Pedro Castillo arribó a la ciudad de Huancayo con más de 200 policías de resguardo. Su entrada al coliseo fue accidentada y entre pifias de la gente que compartió su malestar con la gestión del gobierno, forzándolo a pedir disculpas y solidarizarse con los deudos de los muertos en la protesta.

En esa línea el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) decidió exonerar el pago del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC) a las gasolinas y gasoholes de 84 y 90 octanos, así como a los diferentes tipos de diésel. El profesor de la Universidad del Pacífico, Carlos Parodi, señaló que, si bien la medida es necesaria, no es la más acertada ni efectiva. Observó que esta última medida no beneficiará, específicamente, a los que más lo necesitan, porque al darse en la primera parte de la cadena y no en los grifos, no se tiene la certeza de que el beneficio se traslade al consumidor final, suponiendo un costo fiscal para el Gobierno que deja de percibir ingresos tributarios.

Hoy, el paro indefinido en la región deja un escenario que parece un tablero de ajedrez con toda las piezas caídas y desordenadas; pocos saben dónde apuntan, muchos están en el tablero, pero no saben dónde ir ni qué hacer, mientras otros ni siquiera están en él. Sin reglas de juego conocidas por las distintas piezas.

 

desco Opina – Regional / 13 de abril del 2022

descocentro – UOT Huancayo

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