Las declaraciones presidenciales advirtiendo la ratificación del Presidente del Banco Central de Reserva y la designación del ministro de Economía, llamaron la atención. El primero, olvidando su función, venía declarando contra el anunciado aumento de la remuneración mínima, mientras Castilla, ex vice ministro de Hacienda, estaba enfrentado con el equipo económico de Gana Perú que había denunciado el papel del Ministerio de Economía y Finanzas y el suyo particular, en la disminución que se ha producido en el crecimiento del país.
Mientras los sectores empresariales y el mundo del gran capital aplaudían, distintos analistas e incluso técnicos y políticos próximos al futuro gobierno, expresaban su desazón y sus temores, imaginando una gestión prisionera, si no entregada a quienes los combatieron duramente a lo largo del proceso electoral. En cualquier caso, la decisión presidencial permitió que el «affaire» protagonizado por su hermano con su viaje a Rusia, pasara a un segundo plano.
Ya en control del escenario, el Presidente Humala adelantó parte de la composición de su primer equipo ministerial. El premierato encargado a Salomón Lerner tuvo la virtud de tranquilizar a los nerviosos, mientras el nombramiento de Kurt Burneo en el Ministerio de la Producción, que además incorporará a distintos programas sociales, equilibraba las cosas. La presencia de Giesecke a la cabeza de la gestión ambiental del país, tanto como la de Roncagliolo en Relaciones Exteriores y la de García Naranjo en el MIMDES, le dan fuerza al discurso y a las orientaciones sostenidas por Gana Perú entre la primera y la segunda vuelta electoral.
Más allá de esa percepción, es evidente, como no podía ser de otra manera, que la integración definitiva del equipo ministerial y la precisión de quiénes ocuparán los principales cargos públicos, será resultado de un arduo y cerrado proceso de negociación. De varios en realidad. Con los empresarios y el gran capital es uno; con los partidos políticos aliados, en especial Perú Posible, es otro. Pero igualmente importantes serán los acuerdos con Gana Perú y los más internos, estrictamente dentro del nacionalismo. El resultado final, todo parece indicarlo, será el de la moderación y el cálculo, como sellos distintivos del futuro gabinete.
Diera la impresión, en consecuencia, que los primeros meses de la próxima gestión, se caracterizarán por el equilibrio entre distintas posiciones y el realismo pragmático que evidencian las decisiones que ha tomado hasta ahora el Presidente. Justificadas éstas legítimamente desde su reiteradamente declarado afán concertador, resta saber cuáles serán en definitiva las grandes orientaciones de su gobierno. A fin de cuentas, desde la sociedad y la opinión pública, resulta difícil imaginar al futuro Ministro de Economía negociando el impuesto a las sobreganancias con las principales empresas extractivas y la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo, la misma que mediante su reciente y poco feliz campaña publicitaria, pone en evidencia en qué consiste su compromiso con la inclusión social.
Como es obvio, en este escenario móvil, quienes votaron por el candidato Humala, mantienen importantes expectativas sobre los anuncios que hará el Presidente Humala en su primer discurso. Si en éste no aparecen cuestiones como el incremento del salario mínimo, el futuro del lote 68 y el precio del gas, la Ley de Consulta, algunos de los programas sociales comprometidos y la manera como se atenderá el tema de las sobreganancias y las necesidades de renta del Estado, su vinculación con parte significativa de su electorado empezará a deteriorarse rápidamente.
Si por el contrario –más allá de nombramientos más y menos, que siempre encontrarán defensores y detractores– el Presidente ratifica algunos de los compromisos adquiridos en la campaña electoral, mantendrá las expectativas de cambio que alimentó primero su candidatura y después su victoria. La moderación mostrada hasta ahora indica realismo pero no está libre de riesgos. Es evidente que sus primeros anuncios marcarán, más de lo que puede suponerse, su relación con sectores importantes de la ciudadanía y es claro que si busca cumplir con sus compromisos, requerirá renovar sistemáticamente el apoyo que obtuvo de quienes votaron por él.
desco Opina / 22 de julio de 2011 Descargar aquí
Es alarmante el nivel de presión y que Ollanta caiga fácilmente . Es indispensable un proceso de ORGANIZACION POPULAR ZONAL,SECTORIAL,etc que VIGILE y APOYE porque la jauría está lista a pedir la vacancia y no dejar avnazar.Desgraciadamente el PNP desperdició 5 años en la organización y formación de sus cuadros así como en su dirigencia en el movimiento popular:sindical,barrial,campesino,etc
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